Las
mentiras
de
la
Iglesia.
Entrevista
a
Juan
Eslava
Galán,
historiador
y
novelista
Mariló
Hidalgo
Revista
Fusión
30
de
Mayo
de
2009
Divertido
y
sarcástico,
el
historiador
Juan
Eslava
Galán
hace
un
recorrido
por
los
orígenes
del
cristianismo,
los
Evangelios
y
otros
dogmas
para
desmontar
mitos,
mentiras
y
falsificaciones
mantenidas
por
la
Iglesia
católica.
Acaba
de
publicar
'El
catolicismo
explicado
a
las
ovejas'
(Planeta).
El
escritor
andaluz
se
declara
católico
y
apostólico,
y
explica
con
ironía
que
viene
observando
con
gran
preocupación
y
“creciente
desasosiego,
que
muchas
ovejas
de
la
grey
cristiana
abandonan
el
aprisco,
prescinden
del
director
espiritual
y
descuidan
los
sacramentos
para
limitarse
a
practicar
un
catolicismo
tibio
y
acomodaticio
o
directamente
no
practican
nada”.
En
otras
palabras,
“somos
cristianos
por
pura
rutina,
por
mero
acomodo
social,
porque
hemos
nacido
aquí,
en
la
católica
España,
en
la
nación
predilecta
del
Sagrado
Corazón
de
Jesús
y de
la
Inmaculada...”
Sin
abandonar
la
sonrisa,
vayamos
por
partes.
-“El
catolicismo
explicado
a
las
ovejas”
es
todo
un
desafío.
Sus
reflexiones,
preguntas,
ironías,
y
toda
la
documentación
que
aporta,
creo
que
no
va a
dejar
a
nadie
indiferente.
¿Cómo
surgió
la
idea
del
libro?
-Fue
hace
un
par
de
años
y me
puse
a la
tarea
inmediatamente.
Lo
que
ocurre
es
que
el
tema
me
ha
interesado
toda
la
vida
y
bien
podemos
decir
que
llevo
al
menos
cuarenta
años
acumulando
lecturas,
reflexiones
y
notas.
-En
los
últimos
tiempos
proliferan
libros
críticos
con
las
religiones
o
sobre
el
tema
del
ateísmo.
¿A
qué
cree
que
es
debido?
-Considero
que
esa
proliferación
de
libros
se
debe
a la
elevación
del
nivel
cultural
de
la
gente
y,
sobre
todo,
a la
ausencia
de
esa
censura
que
hasta
ahora
mantenía
amordazadas
a
las
voces
críticas.
De
pronto
los
católicos
se
plantean
preguntas
acerca
de
la
sensatez
de
los
mitos
que
les
han
inculcado
desde
la
infancia.
Eso
es
saludable.
“Los católicos que se hacen preguntas acaban abandonando el redil. Quedan los que aceptan ese compendio de patrañas y se aferran a él porque necesitan creer en que la vida no termina con la muerte”.
-“La
iglesia
católica
vive
del
saqueo:
saquean
las
religiones
del
entorno...”
comenta
en
su
libro.
¿De
dónde
proceden
los
principales
dogmas
de
la
religión
católica?
-Los
dogmas
son
producto
del
confuso
desarrollo
del
corpus
cristiano
en
los
primeros
siglos
de
su
andadura.
Por
una
parte
plagian
mitos
de
las
religiones
mistéricas
del
siglo
I y,
por
otra,
intentan
legitimarse
con
las
profecías
mesiánicas
de
la
Biblia.
La
imposibilidad
de
armonizar
ideas
de
tan
opuestos
orígenes
los
lleva
a
incurrir
en
absurdos
y
contradicciones
que
ellos
resuelven
del
modo
más
burdo:
proclamando
esos
dogmas
y
misterios
que
el
cristiano
está
obligado
a
creer
si
quiere
salvar
su
alma,
aunque
repugnen
a la
razón
y al
sentido
común.
-¿Cree
usted
que
un
análisis
crítico
-en
profundidad-,
hecho
hoy
en
día
acabaría
con
cualquier
religión?
¿Para
qué
fueron
creadas?
-No
creo
que
un
análisis
crítico
pueda
acabar
con
ninguna
religión.
De
hecho,
el
análisis
de
los
textos
de
la
Biblia
y
del
Nuevo
Testamento
ha
demostrado
sobradamente,
incluso
para
estudiosos
católicos,
que
todo
es
una
patraña
mantenida
por
la
Iglesia
y
sus
secuaces
-o
sea,
las
clases
privilegiadas-
a lo
largo
de
la
Historia.
Sin
embargo
muchas
personas
aterradas
por
la
idea
de
la
muerte
necesitan
de
ese
asidero
para
consolarse
con
la
idea
de
una
vida
de
ultratumba
mejor
que
ésta.
-¿Qué
se
esconde
tras
la
fe?
¿Para
qué
se
ha
utilizado?
-La
fe
se
ha
utilizado
para
mantener
a
los
fieles
resignados
con
las
injusticias
del
mundo.
Es
un
instrumento
en
manos
de
las
clases
privilegiadas
y de
una
institución,
la
Iglesia,
que
vive
de
vender
humo.
Esto
es
aplicable
a
las
distintas
religiones,
claro.
-¿De
dónde
han
salido
los
Evangelios?
-Los
Evangelios
son
compilaciones
de
anécdotas
tocantes
a la
vida
de
Jesús.
Se
compusieron
años
después
de
su
muerte
y
recibieron
añadidos
y
supresiones
según
los
intereses
doctrinales
de
cada
momento.
Por
eso
están
trufados
de
contradicciones
y
patrañas
que
no
se
sostienen.
-Asegura
que
el
Jesús
histórico
no
tiene
nada
que
ver
con
el
Cristo
inventado
por
la
Iglesia.
¿Por
qué
siempre
han
negado
la
parte
humana
de
Jesús,
el
luchador,
el
que
recorría
los
caminos
a
pie
y
tenía
tentaciones?
¿Qué
Cristo
nos
han
presentado?
-El
Jesús
histórico
es
radicalmente
diferente
al
Cristo
inventado
por
San
Pablo,
que
fue
el
verdadero
fundador
del
cristianismo.
La
Iglesia
nos
ha
presentado
ese
Cristo,
legitimándolo
con
un
barniz
de
Jesús.
Cuando
se
estudia
un
poco
su
formación,
enseguida
se
advierten
las
incoherencias.
La
Iglesia,
lo
sabe,
por
supuesto,
pero
sigue
viviendo
de
su
mentira.
“La Iglesia vive del Pecado Original y del concepto de culpa, o sea, de la administración y venta del perdón que nos libra del Infierno. Es lo que ha hecho a lo largo de la Historia”.
-Son
muchos
-incluso
católicos-
los
que
dicen
que
Jesús
nunca
creó
una
Iglesia,
que
su
mensaje
era
universal.
¿Qué
piensa
al
respecto?
-Jesús
nunca
creó
una
Iglesia.
Era
solamente
un
judío
preocupado
por
la
independencia
de
su
pueblo
sojuzgado
por
Roma
y
por
la
pureza
del
judaísmo.
Él
nunca
dejó
de
ser
judío,
ni
hubiera
soñado
con
ser
otra
cosa,
ni
mucho
menos
con
redimir
de
nada
a la
humanidad.
Esas
preocupaciones
universalistas
pertenecen
al
Cristo
inventado
por
San
Pablo.
-¿Sigue
siendo
España
católica?
-En
España
hay,
quizá,
un
veinte
por
ciento
de
católicos
conscientes
y
practicantes,
y
quizá
otro
sesenta
o
setenta
por
ciento
de
fieles
que
se
bautizan,
casan
y
entierran
por
la
iglesia
y
que
celebran
la
Semana
Santa,
la
Navidad
o la
fiesta
del
santo
patrón
del
pueblo
por
lo
que
tiene
de
jolgorio
y
divertimento,
o de
emoción
estética
como
sucede
con
la
Semana
Santa.
El
resto,
una
minoría
creciente,
ignora
a la
Iglesia
y
hace
su
vida
al
margen
de
ella.
Cabe
añadir
que
según
la
Constitución,
que
debería
informar
nuestras
leyes,
España
es
un
Estado
laico
aconfesional,
pero
debido
a
que
el
gobierno
socialista
no
se
impuso
en
su
momento
porque
temía
que
lo
tacharan
de
“comecuras”
-el
espectro
de
la
Guerra
Civil-,
la
Iglesia
se
ha
subido
nuevamente
a
las
barbas
del
Estado
y
aquí
estamos
todos,
manteniéndola
con
nuestros
impuestos
de
una
manera
absolutamente
inconstitucional.
-Las
encuestas
revelan
que
la
mayoría
de
católicos
lo
son
por
rutina,
por
acomodo
social.
¿Dónde
han
quedado
las
convicciones?
¿Existieron
algún
día?
-Esas
convicciones
existieron
en
su
día
y
muy
arraigadas,
pero
eran
fruto
del
adoctrinamiento
temprano,
antes
de
que
las
criaturas
tuvieran
uso
de
razón,
y de
la
notable
incultura
en
que
la
inmensa
mayoría
de
los
españoles
ha
vivido
hasta
tiempos
recientes.
-Tenemos
en
estos
momentos
a la
Conferencia
Episcopal
en
plena
campaña.
Ahora
es
con
el
tema
del
aborto,
antes
con
la
Educación
para
la
Ciudadanía,
asignatura
de
religión,
símbolos
religiosos
en
lugares
públicos...
¿Cómo
debe
entender
un
Estado
aconfesional
este
tipo
de
“presiones”?
-El
Estado
debería
dejar
de
costearlos,
debería
suprimir
sus
privilegios
y
debería
aplicarles
la
ley
vigente
como
a
cualquier
otra
asociación
autorizada.
La
Iglesia
podría
hacer
propaganda
contra
el
aborto,
contra
el
matrimonio
homosexual,
contra
la
pederastia
clerical
y
contra
lo
que
quiera,
del
mismo
modo
y
con
la
misma
libertad
con
que
los
ecologistas
y
otras
asociaciones
se
oponen
a la
deforestación
y a
la
matanza
de
focas.
“En España hay, quizá, un veinte por ciento de católicos conscientes y practicantes, y quizá otro sesenta o setenta que se bautiza, casa y entierra por la iglesia y que celebra la Semana Santa, la Navidad o la fiesta del santo patrón del pueblo por lo que tiene de jolgorio y divertimento, o de emoción estética, como sucede con la Semana Santa”.
-
¿Cómo
ha
dibujado
a la
mujer
la
religión
católica
y
con
qué
resultados?
-La
Iglesia
se
ha
servido
de
la
mujer
y se
sigue
sirviendo
de
ella.
Les
parece
que
es
una
criatura
limitada
que
no
puede
parangonarse
con
el
hombre,
una
consideración
que
quizá
hunde
sus
raíces
en
la
propia
represión
sexual
a la
que
los
condena
el
celibato.
-¿Qué
réditos
le
ha
supuesto
a la
Iglesia
católica
el
famoso
pecado
original?
-La
Iglesia
vive
del
Pecado
Original
y
del
concepto
de
culpa,
o
sea,
de
la
administración
y
venta
del
perdón
que
nos
libra
del
Infierno.
Es
lo
que
ha
hecho
a lo
largo
de
la
Historia.
Hoy
esto
se
disimula
para
adaptarse
a
los
nuevos
tiempos
en
que
la
gente
ya
no
es
tan
crédula.
La
estupenda
invención
del
Purgatorio,
esa
variante
del
Infierno,
les
produjo
muy
saneados
ingresos
durante
siglos.
-
Una
buena
pregunta
que
usted
mismo
formula
en
el
libro...
¿Por
qué
Dios
nos
dotó
de
orgasmos
si
luego
resulta
que
copular
es
pecado,
o
sea
mal?
¿Por
qué
esa
obsesión
con
el
sexo
como
mal?
-La
obsesión
de
la
Iglesia
por
el
sexo
es
consecuencia
de
la
absurda
norma
que
los
condena
al
celibato.
Los
reprimidos
sexuales
no
piensan
en
otra
cosa.
Es
curioso
que
la
Iglesia
se
presente
como
defensora
de
la
familia
cuando
prohíbe
a
sus
profesionales
casarse
y
tener
hijos
contrariando
la
ley
natural
y la
supuesta
ley
divina
(“Creced
y
multiplicaos”).
-
Dice
usted
que
no
hay
más
ciego
que
quien
no
quiere
ver.
Después
de
todo
lo
expuesto
en
el
libro,
¿ante
qué
cosas
giran
la
cabeza
los
católicos
y
evitan
formularse
preguntas?
¿Existe
miedo?
-Los
católicos
que
se
hacen
preguntas
acaban
abandonando
el
redil.
Quedan
los
que
aceptan
ese
compendio
de
patrañas
y se
aferran
a él
porque
necesitan
creer
que
la
vida
no
termina
con
la
muerte.
Personalmente
no
me
parece
censurable,
allá
cada
cual.
Lo
que
es
intolerable
es
que
intenten
imponer
sus
ideas,
normas
y
prejuicios
a la
sociedad
laica
y
que
intenten
imponer
sus
prejuicios
a
las
leyes
del
Estado
aprobadas
por
un
parlamento
democrático.
-Dígame
qué
sensación
personal
le
quedó
cuando
escribió
la
última
línea
del
libro.
¿En
qué
situación
quedó
su
espíritu?
-Sentí
una
inmensa
paz
interior,
una
paz
evangélica
porque
estoy
convencido
de
que
su
lectura
puede
iluminar
a
alguna
oveja
que
no
haya
tenido
acceso
a
una
segunda
opinión.
El
contraste
de
pareceres
es
siempre
bueno
y la
búsqueda
de
la
verdad,
necesaria:
la
verdad
os
liberará,
que
dice
el
Evangelio.
Δ
Foto entrevistado: Planeta
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