En Francia
impera el culto a la laicidad más estricta,
considerado uno de los pilares de la República
Francesa. De este modo, por ley, está prohibido que
los abogados o jueces lleven en el tribunal signos
religiosos visibles. También están prohibidos en las
escuelas (tanto para los alumnos como para los
profesores) o en las administraciones públicas.
Mohammed Moussaoui, profesor universitario, imán y
presidente del Consejo Francés del Culto Musulmán,
recuerda, además, que algunos empresarios pueden
“prohibir que una mujer lleve el velo a la hora de
atender” al público. “El Consejo de Estado dictaminó
hace tiempo que el propietario de una tienda está en
su derecho de hacerlo”, critica Moussaoui.
El Gobierno de Jacques Chirac aprobó en marzo de
2004 una ley en defensa de la laicidad que prohibía
el uso de signos externos religiosos en las escuelas
y centros públicos, considerada la ley más
restrictiva de Europa en este aspecto. Nacía de una
pregunta simple: ¿qué hacer con las niñas musulmanas
que acuden a clase con un pañuelo en la cabeza?
En un país que ya en 1905 votó una ley que separaba
la Iglesia del Estado, que posee como bandera
incuestionable la laicidad, la controversia estaba
garantizada. Y eso que el número de afectadas era
ínfimo: el Ministerio de Educación calculó que,
entre los 12 millones de alumnos matriculados, había
unas 1.200 chicas que iban a clase con hiyab. Pero
ni entonces ni ahora se hablaba tanto de porcentajes
como de Estado laico (por parte de los defensores de
la prohibición) y de libertad (por parte de todos).
La ley estipulaba que los cinco millones de
funcionarios de entonces y demás agentes públicos
deberían observar un “respeto estricto del principio
de neutralidad”. En los hospitales, además se
prohibía recusar al personal sanitario. De esta
manera, se extirpaba la tendencia de mujeres
musulmanas a exigir doctoras y enfermeras.
Desde entonces, el principio está asumido, en las
reuniones de padres de niños de escuela primaria se
recuerda siempre. Incluso, se tiende a ir más allá:
la Asamblea francesa está discutiendo ahora si se
debe prohibir el uso del niqab y el burka
(vestimentas que cubren enteramente el rostro de la
mujer o dejan al aire sólo los ojos).