Catalunya.-La laicidad da otro paso con el futuro nombre de
las vacaciones escolares
Rafa
Julve / Edwin Winkels
El Periódico
23 de
Octubre de 2009
Lo que puede parecer una pura y simple anécdota, que el
Consell Escolar de Catalunya haya aprobado una propuesta
para cambiar el nombre de las vacaciones de Semana Santa y
Navidad por «vacaciones de primavera» y «de invierno», puede
entenderse también como un paso más hacia la plena laicidad
de la sociedad. Con todas las consecuencias que ello
acarrea. Sea por razones organizativas o pedagógicas; sea
porque desde algunos ámbitos se apuesta por fomentar la
diversidad cultural y religiosa minimizando al máximo las
exhibiciones de raíz católica, o sea, simplemente, porque
los ciudadanos son cada vez menos creyentes, varios
elementos propios de la tradición cristiana han perdido la
presencia de antaño e incluso se han convertido en algo
completamente desconocido para los jóvenes.
‘PASTORETS’ Y PESEBRES
Dos tradiciones puestas en jaque
Asegura Josep Maria de Ramón, presidente de la Coordinadora
de Pastorets de Catalunya, que esta tradición está en plena
forma. Aunque con varias diferencias con el pasado. «En su
origen, los pastorets tenían una función
catequizadora y ahora se han convertido más en un
espectáculo que mantiene sus raíces pero en el que hay
participantes de toda índole, de muy religiosos a
agnósticos».
Pero la diferencia no acaba ahí. La cuna donde antiguamente
nacía el interés por estas representaciones, la escuela,
está empezando a darles la espalda. Algunos colegios
públicos han eliminado estas funciones, y también los
pesebres, «para no herir la sensibilidad» de familias de
otras religiones o ateas, explica la directora de uno de
estos centros. «Se trata de una postura errónea –critica
Joan Estruch, director del centro de Investigacions en
Sociologia de les Religions de la UAB–. Estas tradiciones
tienen una dimensión más que religiosa y, siempre que no
traten de adoctrinar, contribuyen a la integración». El
presidente dela Federació d’Associacions de Pares d’Alumnes
de Catalunya, Walter García, en cambio, opina que «si una
escuela pública quiere hacer un pesebre, debería pensar si
con ello excluye a parte de la comunidad escolar, por lo que
tendría que planteárselo antes de montarlo».
EL DESCONOCIMIENTO
La juventud suspende en cultura religiosa
Un maestro plantea si alguien sabe qué es santiguarse. Los
alumnos dudan, pero al final responden que es hacerse una
cruz sobre sí mismo. «¿Y quién se santigua?», pregunta el
docente. «Los futbolistas», contestan, convencidos, los
niños.
Esta situación real, recogida en el libro de Salvador Alsius
Hem perdut l’oremus. Petita enciclopèdia de la cultura
catòlica, refleja lo que el autor ha constatado en
conversaciones con diversos enseñantes y lo que varios
profesores de Historia del Arte han ratificado a este
diario: los jóvenes ignoran nociones muy básicas de la
religión cristiana. Un desconocimiento nada positivo, dicen
los expertos, que impide a los escolares entender numerosas
expresiones artísticas y lingüísticas. «Por eso es necesario
enseñar cultura religiosa en las escuelas», reflexiona el
sociólogo Joan Estruch. Una opinión que no critican las
asociaciones prolaicidad, que añaden un matiz: piden que se
enseñe la «verdad» de las figuras e historias cristianas y
exigen que se tenga en cuenta que «es más importante que los
niños controlen bien las matemáticas que que sepan quién era
Abraham».
BODAS Y COMUNIONES
La expansión de las ceremonias civiles
El mundo académico no es el único en el que la Iglesia
católica está perdiendo peso (solo uno de cada cuatro
alumnos de la escuela pública cursa Religión). La generación
actual de treintañeros ha dado la vuelta a las ceremonias
matrimoniales. Mientras que en el 2001 aún se celebraban el
62% de las bodas en Catalunya por el rito católico, en el
2007 ya había bajado al 34%: 9.978 ceremonias religiosas
contra 19.079 civiles.
Muchos hijos de estos matrimonios ya no pasan o pasarán por
el bautismo y la catequesis. Pero ya que muchos niños siguen
ansiando una fiesta como la de la primera comunión, se están
celebrando cada vez más actos civiles o no comuniones,
con banquete y regalos incluidos. Menos éxito tienen los
bautismos civiles de algunos ayuntamientos. Al otro extremo
de la vida, los funerales siguen siendo en un 93% católicos,
pero el 5% de ceremonias laicas refleja una tendencia al
alza.
TRANSFORMACIÓN SOCIAL
Una laicidad que aún no está normalizada
Tras explicar que laicidad (reconocer la diversidad de
creencias –y no creencias– sin dar más importancia a una
sobre las otras) no es lo mismo que laicismo
(anticlericalismo beligerante), el sociólogo Joan Estruch
explica que Catalunya es una sociedad cada vez más laica,
que no laicista. «Sin embargo, la situación aún no esta
normalizada por nuestro pasado reciente. Aún hay gente que
teme que vuelvan las sotanas, mientras que a la Iglesia le
cuesta renunciar a ciertos privilegios».