La inmaculada infantería
Arturo del Villar
UCR
10 de Diciembre de 2009
El arma de Infantería del reino de
España ha festejado solemnemente a su
patrona, la Inmaculada Concepción de
María. Esto contradice el punto 3 del
artículo 16 de la vigente Constitución,
según el cual “Ninguna confesión tendrá
carácter estatal”, y el primer punto del
artículo 8 señala como una de las
misiones de las fuerzas armadas “el
ordenamiento constitucional”. Está claro
que lo incumplen, pero eso no tiene
importancia en la monarquía del 18 de
julio instaurada por un ex–general
rebelde.
Además, resulta aberrante que la
patrona de Infantería sea un presunto
suceso milagroso, como lo es la supuesta
concepción de María de Nazaret en el
vientre de su madre sin pecado original.
El patrón o la patrona de los gremios o
asociaciones siempre es una persona,
pero en este caso se trata de un
acontecimiento, según creencia de la
secta catolicorromana. Ninguna otra
confesión cristiana admite semejante
supuesto, porque cree que el único ser
concebido sin ese pecado es Jesucristo,
al no serlo por obra de varón.
Fue el papa Pío IX el definidor de
ese increíble suceso, mediante la bula
Ineffabilis Deus, publicada el 8
de diciembre de 1854. Ese día se
despertó ocurrente el papa, y decretó lo
que en 1854 años nadie había
descubierto. Desde entonces es un dogma
para las tragaderas de los romanistas.
La piadosa alma de su majestad católica
Isabel II se conmovió tanto al
enterarse, que envió un regalo al papa.
Y es que la virtuosa reina se excitaba
ante cualquier noticia religiosa, casi
tanto como ante los jóvenes de la
guardia real.
Aunque no llegaba a tanto como su tío
Carlos María Isidro de Borbón, el que
pretendió quitarle el trono, para lo que
organizó una guerra civil. Era tan
superpiadoso que nombró a María de
Nazaret capitana general de sus tropas,
con lo que se ganó el ánimo de los curas
trabucaires, dispuestos a matar en
nombre de la santa causa. No obstante,
María carecía de conocimientos
estratégicos, así que los carlistas
perdieron las tres guerras que
organizaron. Eso sí, llenaron de muertos
los campos españoles y arrasaron la
economía del país.
Todos esos acontecimientos acaecidos
en el siglo XIX resultan propios de la
época, pero que en el XXI la Infantería
del reino de España tenga como patrona a
un presunto hecho milagroso, sería
hilarante si no causara vergüenza.
Continuamos viviendo en la Corte de los
Milagros, cada día con un esperpento
nuevo.
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Arturo
del Villar
es Presidente del Colectivo Republicano
Tercer Milenio