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No consiento que se hable mal de Franco en mi

 presencia. Juan  Carlos «El Rey»   


 

El Estado Español no es un Estado Católico sino laico


Juan Fernández del Torco Alonso

Revista Digital San Borondón 
23 de Diciembre de 2009

 

         La hipocresía social nos ha llevado en fechas recientes a oír su clamor en torno a la retirada de los crucifijos en las aulas, obviamente la sociedad española es formalmente católica y practicante superada la cronología temporal de vivencia de los sesenta años, quizás porque comienza a hacer un plan de ahorro para la eternidad.

        Pues su comportamiento es de absoluta libertad, en cuanto las formas de matrimonio, el bautizo de sus hijos y la comunión que son preferentemente manifestaciones de índole social y la formación académica de sus hijos en colegios religiosos o de tendencias religiosas se acoge como una alternativa en orden a la formación pública, que se reputa de segundo orden, y que el propio Estado ha postulado a través del régimen de concierto, y con un haz egoísta de no inversión de la arcas públicas, a lo que debemos unir el amplio absentismo laboral de aquellos que tienen por misión la formación de las generaciones futuras.


        Por eso, cuando el texto constitucional español en 1978, optó y formuló un sistema laicista y no catolicista del Estado, posicionamiento acogido  perfectamente por la sociedad, no olvidemos que la mayoría de la iglesia católica había optado y apoyado el Gobierno de Franco e incluso gran parte de la sociedad había sido adoctrinada por la propia iglesia, cantando y excitando las logros y las venturas del régimen, lo que la hacía incompatible con un Estado Social de Derecho, de configuración democrática, que lleva y conduce a la esfera de lo íntimo, el parecer y sentir de las creencias, sin rebajarlo de su condición de derecho fundamental.

         Y como tal derecho lo recoge el artículo 10 de la Carta Europea de los Derechos Fundamentales, mientras dedica el  aparato 1 del citado artículo a exponer los conceptos de  libertad de pensamiento, de conciencia y de religión con el siguiente texto:

         "1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. Este derecho implica la libertad de cambiar de religión o de convicciones, así como la libertad de manifestar su religión o sus convicciones individual o colectivamente, en público o en privado a través del culto, la enseñanza, las prácticas y la observancia de los ritos".

          Este texto es muy claro y muy preciso. Y viene a decir que ninguna religión tendrá carácter estatal, como dice nuestra propia Constitución, lo que supondrá indudablemente que el  desarrollo junto a  la ampliación de la Unión Europea, obligará adecuar las cosas a su debito sitio y que las distintas religiones ocuparán definitivamente sus propios espacios sin conflictos ni peleas ni autoritarismos, borrando los restos de un pasado tan intenso y tan brutal como el que llenó de sangre el continente europeo durante muchos siglos, y actualmente en aras a criterios de religiosidad retiene a ciudadanos españoles.

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Juan Fernández del Torco Alonso es Presidente del Centro Independiente de Canarias (CiCan)

 

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