Lo curioso
del asunto es que lo hace sin haber hecho las
oposiciones, que para mí (por muy discutible que sea
el planteamiento de tal proceso de acceso al sistema
educativo público) es una garantía de calidad y de
control sobre las personas que enseñan a nuestros
hijos buena parte de lo que aprenden en su etapa
educativa.
En una reunión con padres de niños que inician su
etapa escolar (Infantil de tres años), de todas las
cosas que se hablaron sólo se hizo mención a las
asignaturas una vez y no a todas; solo a una, la de
Religión. El interés de los padres pondría muy
contento a más de uno en el Obispado, pero a mí que
soy abiertamente ateo (no siempre lo he sido, y si
no pregunten en las Agustinas), me choca mucho esto,
por el contraste de ese interés por encima de las
materias que fomentarán el desarrollo lingüístico y
matemático de nuestros hijos, con el absentismo en
las misas.
Resulta que el sistema público de enseñanza me
fuerza a elegir entre que mi hijo sea el único que
no dé Religión y sea separado del grupo o sucumbir y
dejar que alguien externo al sistema educativo, sin
oposiciones, adoctrine (eso sí es adoctrinar) sobre
las mismas cosas quienes, con el tiempo, perdieron
para mí el respeto intelectual que yo les tenía
antes de formarme como dios manda.
Siento un profundo respeto por aquellas personas que
creen o piensan diferente, aunque en la presentación
de mi discurso me muestre a veces demasiado
provocador. Pero permítanme que abogue por seguir al
pie de la letra esta supuesta frase de Jesucristo:
"A dios lo que es de dios y al césar lo que es del
césar".
Si realmente este Estado es aconfesional, ¿por qué
en sus aulas hay que mezclar churras con merinas?
Pues la fe no tiene lugar entre las diferentes
ciencias que se enseñan y que remiten a la lengua,
las matemáticas, la naturaleza, la salud, etcétera.
¿Por qué los padres no llevan a sus hijos a las
iglesias para que se les hable del dios que sea? Y,
más importante aún, ¿por qué el PSOE no garantiza
que el Estado se o, al menos, las aulas sean laicas?
O es cobardía o, quizás, purísima hipocresía.
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Igor Iglesias
es periodista
(Coordinador del periódico Odiel Información, de
Huelva) y lingüista