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No consiento que se hable mal de Franco en mi

 presencia. Juan  Carlos «El Rey»   


 

Dios enseña que el PSOE...


Igor Iglesias

El Plural 13 de Septiembre de 2009


 

Con el inicio del curso escolar, dios (el de aquí y no el de otro lugar; bueno, el hebreo, ¿no?) ha bajado de los cielos para meterse a maestro de escuela. Y lo hace en cualquier colegio público de Huelva. ¡Toda una primicia, tan alto ser iluminando a tantos chiquillos

Lo curioso del asunto es que lo hace sin haber hecho las oposiciones, que para mí (por muy discutible que sea el planteamiento de tal proceso de acceso al sistema educativo público) es una garantía de calidad y de control sobre las personas que enseñan a nuestros hijos buena parte de lo que aprenden en su etapa educativa.

En una reunión con padres de niños que inician su etapa escolar (Infantil de tres años), de todas las cosas que se hablaron sólo se hizo mención a las asignaturas una vez y no a todas; solo a una, la de Religión. El interés de los padres pondría muy contento a más de uno en el Obispado, pero a mí que soy abiertamente ateo (no siempre lo he sido, y si no pregunten en las Agustinas), me choca mucho esto, por el contraste de ese interés por encima de las materias que fomentarán el desarrollo lingüístico y matemático de nuestros hijos, con el absentismo en las misas.

Resulta que el sistema público de enseñanza me fuerza a elegir entre que mi hijo sea el único que no dé Religión y sea separado del grupo o sucumbir y dejar que alguien externo al sistema educativo, sin oposiciones, adoctrine (eso sí es adoctrinar) sobre las mismas cosas quienes, con el tiempo, perdieron para mí el respeto intelectual que yo les tenía antes de formarme como dios manda.

Siento un profundo respeto por aquellas personas que creen o piensan diferente, aunque en la presentación de mi discurso me muestre a veces demasiado provocador. Pero permítanme que abogue por seguir al pie de la letra esta supuesta frase de Jesucristo: "A dios lo que es de dios y al césar lo que es del césar".

Si realmente este Estado es aconfesional, ¿por qué en sus aulas hay que mezclar churras con merinas? Pues la fe no tiene lugar entre las diferentes ciencias que se enseñan y que remiten a la lengua, las matemáticas, la naturaleza, la salud, etcétera.

¿Por qué los padres no llevan a sus hijos a las iglesias para que se les hable del dios que sea? Y, más importante aún, ¿por qué el PSOE no garantiza que el Estado se o, al menos, las aulas sean laicas? O es cobardía o, quizás, purísima hipocresía.

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* Igor Iglesias es periodista (Coordinador del periódico Odiel Información, de Huelva) y lingüista
 

 

 

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