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No consiento que se hable mal de Franco en mi

 presencia. Juan  Carlos «El Rey»   


 

Crucifijo y aulas
 

Antonio Gala

El Mundo  10 de Noviembre de 2009

LA CORTE de Derechos Humanos de Estrasburgo ha sentenciado que la cruz en las aulas viola la libertad religiosa de los alumnos. Por unanimidad. La decisión será controvertida. El Tribunal Constitucional italiano decide que tiene «una función simbólica altamente educativa». ¿Por qué? ¿Por la representación de un sacrificio inútil? ¿Por haberse esgrimido para tanta persecución, tanta muerte, tanta prohibición retrógrada contradicha por la ciencia? Se trata de un símbolo para llevar en el corazón de cada uno: una «tradición italiana» semejante a tantas otras. El Vaticano debe callar: es el culpable de que el crucifijo encabece innumerables desafueros. Y el ministro Frattini se desmesura: la sentencia no es «un golpe mortal a Europa», heredera de odios étnicos y de heridas abiertas. Algo debe haber indiscutiblemente común: la convivencia entre múltiples religiones y culturas. Hoy, el crucifijo no representa ya ni al crucificado: él abrió a todos sus brazos en silencio.

 

 

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