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No consiento que se hable mal de Franco en mi

 presencia. Juan  Carlos «El Rey»   


 

Cruces son sombras

 

Ignacio Escolar

Escolar. net 6 de Noviembre de 2009

 

       Noticias así son las que te reconcilian con Europa: el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo ha declarado la presencia de crucifijos en las aulas como una violación de “la libertad de religión de los alumnos”. La sentencia llega tras la denuncia de una madre italiana, una santa, que después de perder en todos los tribunales de su país, recurrió a Europa y ganó. La mayoría de los partidos italianos ha criticado la decisión judicial; dicen que la cruz es “simbólica”, como si la palabra fuese sinónimo de irrelevante. Incluso el líder del centro izquierda, Pier Luigi Bersani, se ha puesto del lado del crucifijo, “una antigua tradición” que “no puede ser considerada ofensiva para nadie”.

Se equivoca Bersani, y no sólo porque será difícil que la izquierda vuelva a ganar en Italia si su política es como la de Berlusconi pero sin velinas. Que algo sea viejo no significa necesariamente que sea bueno y respetable –pocas tradiciones más antiguas que el machismo o la tortura–. Y a mí, que debo de ser nadie, me ofende la cruz en clase porque nada más lejos de la razón que la superstición. El símbolo de la fe de algunos no puede presidir el santuario de la educación de todos. La libertad de religión, como interpreta Estrasburgo, pasa también por respetar a los que sólo creemos en la humanidad, que ya es creer.

Pero Italia no es el único país que aún tiene pendiente esa separación entre la Iglesia y el Estado que en el norte de Europa lleva décadas resuelta. Aquí, en la España aconfesional del anticlerical Zapatero, el Estado pagará la mitad de los gastos de la visita del Papa en 2011, una factura de 50 millones de euros. Lo mismo es el momento de denunciarlo ante Estrasburgo.

 

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