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La Iglesia Católica: Crítica de sus doctrinas fundamentales (27)

 

La Jerarquía Católica discrimina a la mujer negándole el derecho a acceder al sacerdocio

 

Antonio García Ninet *

UCR 19 de Marzo de 2008

 

 

Además de la discriminación y menosprecio hacia la mujer, expresada en la crítica anterior, la Jerarquía Católicas discrimina igualmente a la mujer en cuanto le niega el derecho a acceder al sacerdocio a partir del absurdo argumento basado en la consideración de que Jesucristo no nombró apóstol a ninguna mujer.

Se trata de un absurdo, ligado con el machismo de la anterior doctrina ya criticada, absurdo que la secta católica mantiene, aunque sin cerrar las puertas a la posibilidad de aceptar sacerdotisas cuando las “vocaciones” flojeen hasta el punto de que las vacantes que se produzcan repercutan negativamente en la buena marcha del negocio religioso.

El obispo de Málaga “aclaró” los motivos de este absurdo machismo en una entrevista en la CNN+ (27 / 03 / 02) refiriéndose al hecho de que  Jesús no nombró a ninguna mujer como apóstol.

Con un argumento tan contundente resulta extraño que la Iglesia haya consentido que quienes no son judíos ni de raza blanca hayan podido ser ordenados sacerdotes, pues todos los apóstoles eran judíos y de raza blanca.

La pobreza de tal argumento resulta tan evidente que ni siquiera merece una crítica. Es cierto que la sociedad del pueblo judío era fuertemente machista, pero sería un total absurdo que Jesús, en lugar de defender la igualdad entre varón y mujer, hubiese sido un mero continuador de esa absurda “cultura”, de manera que su nombramiento de doce apóstoles hubiera que interpretarlo como una manera implícita y refinada de decir que la mujer y el sacerdocio eran incompatibles. En este punto parece que la actitud de Jesús fue meramente conservadora respecto a la tradición judía y que, en cualquier caso, el hecho de que no hubiese nombrado como apóstol a ninguna mujer no representa un argumento concluyente –ni mucho menos- para que la mujer aparezca siempre en un segundo plano respecto al varón

Por otra parte, en cuanto tal argumentación habría sido absurda, hay que volver a Pablo de Tarso para comprender que fueron especialmente sus prejuicios acerca de la mujer, expresados en diversas epístolas, lo que condujo a dar a la mujer un papel totalmente secundario en la estructura organizativa de la Iglesia Católica.

Ese papel secundario de la mujer no sólo se ha dado en una gran parte de las religiones en el pasado sino que también sigue dándose en la actualidad, y no sólo en asuntos religiosos sino también en diversos cargos de cierta responsabilidad, tanto política como social.

Pero, en cuanto no parece que la presencia de la mujer en cargos más importantes y en la misma posibilidad de acceder al sacerdocio, al episcopado y al papado deba tener un efecto negativo para los intereses de la Iglesia Católica, es muy posible que con el paso del tiempo y en cuanto los jerarcas de la Iglesia Católica comprendan la conveniencia política, económica y social de dejar paso a la mujer a tales cargos jerárquicos de importancia, se produzca el cambio consiguiente.   

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*Antonio García Ninet es Doctor en Filosofía y en Ciencias de la Educación

 

 
 

 

 

 

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