Miserias de un gobierno
vaticanista
Juan Francisco González Barón.
UCR
9 de Febrero de 2009
La reciente visita a España del señor
Bertone, Secretario de Estado del Vaticano (entidad creada en
1929 por Benito Mussolini, y también llamada “Santa Sede”),
pone de manifiesto las miserias de nuestro gobierno vaticanista,
plegado al chantaje de un gigantesco grupo de presión
institucionalizado.
Nuestra supuesta democracia, junto a lo
que es la más elemental noción de Estado de derecho, sufre una
nueva bofetada pública sin que nadie se sonroje.
El señor Bertone dicta al señor Zapatero y
a su gobierno, fuera de todo control democrático, de manera
prepotente y con toda la parafernalia ante los medios de
comunicación, cómo debemos vivir los españoles, cuál debe ser el
marco legal por el que se rige nuestra convivencia en el seno de
la sociedad civil. Y el gobierno y las instituciones del Estado
dicen amén, como quienes se pliegan a las exigencias de
cualquier chantajista.
Lo más curioso del caso, ya largamente
comentado por la prensa, es que el señor Bertone basa sus
exigencias en la Declaración Universal de Derechos Humanos de
1948. Leyendo los objetivos programados en la LOGSE y en la
actual LOE, sobre la competencia comprensiva en la lectura de un
texto, ni el señor Bertone ni el señor Zapatero obtendrían la
graduación en Educación Secundaria Obligatoria.
Basándose en la ignorancia de un pueblo al
que se “educa” en moralidad y en valores ciudadanos, pero al que
no se instruye ni se informa de manera objetiva y precisa sobre
sus derechos y sus deberes, se hace una lectura deliberadamente
sesgada de la DU de 1948.
Habla el señor Bertone del derecho
fundamental a la libertad religiosa. Pero la libertad religiosa
no es un derecho humano. Sí lo es el “derecho a la libertad de
pensamiento, de conciencia y de religión” (artículo 18 de la
DU), del que no puede aislarse y desarrollarse únicamente el
componente que a la Iglesia católica le interesa.
Y basta también una somera lectura de la
Declaración sobre la eliminación de todas las formas de
intolerancia y discriminacion fundadas en la religion o las
convicciones, proclamada por la Asamblea General de las Naciones
Unidas el 25 de noviembre de 1981, que interpreta de
manera prolija el artículo 18 de la DU:
Artículo 1: Toda persona tiene
derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de
religión. Este derecho incluye la libertad de tener una religión
o cualesquiera convicciones de su elección, así como la libertad
de manifestar su religión o sus convicciones individual o
colectivamente, tanto en público como en privado, mediante el
culto, la observancia, la práctica y la enseñanza.
El derecho a la libertad de pensamiento y
de conciencia implica, pues, el derecho a tener cualesquiera
convicciones de libre elección, independientemente del carácter
religioso o no religioso de las mismas. Habría que invitar a lo
españoles a leer detenidamente estos textos, pero interesa más
“educarlos en la ciudadanía”, modelados por los intereses del
gobierno de turno, y “en la moral católica”, para gloria de
grandes grupos de presión. Si se instruyera en lugar de educar
(es decir, en lugar de enculturar, de acomodar a la “cultura”,
en el sentido etnológico del término), la llamada “libertad
religiosa” aparecería como lo que es: una mutilación de los
derechos humanos, una lectura restrictiva y opresiva de los
mismos.
Esta tergiversación se ha mantenido
durante toda la visita del señor Bertone, ha sido utilizada como
coartada para arrancar al señor Zapatero la promesa de mantener
intactos los acuerdos concordatarios de 1976 y 1979 y loa
privilegios de la Iglesia católica, y ha servido de
aleccionamiento a la ciudadanía a través de los medios de
comunicación puestos al servicio de la alianza
político-religiosa.
Ya lo sabemos: las normas legales que
rigen nuestras vidas en el seno de la sociedad civil no son
instrumentos de que nos dotamos los ciudadanos para regular
nuestra convivencia pacífica, a través de los cauces
democráticos que logremos habilitar. Son meras concreciones de
una Ley revelada (“hágase tu voluntad así en la tierra como en
el cielo”) que sólo los obispos conocen y a la que todos,
coaccionados por los poderes públicos, debemos atenernos.
Veamos, si no, el encarnizamiento del
señor Berlusconi en Italia, en el caso de Eluana, una joven que
lleva 17 años en estado vegetativo, con el aplauso de la Iglesia
y con el más absoluto desprecio a los poderes públicos
legítimamente constituidos.
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Juan Francisco González Barón es
Presidente de Europa Laica.
http://laicismoypolitica.blogspot.com/