Que la Semana Santa en Andalucía trasciende lo meramente religioso es evidente para cualquier observador, que las autoridades políticas gustan de exhibirse en estos eventos -ya sabes, aquello del niño en el bautizo, el novio en la boda y el muerto en el entierro-, también.

Habiendo procesiones, el pueblo se lanza a la calle sin distinción de ideologías, sexos o credos y naturalmente, por muy aconfesional que se diga del Estado, el representante institucional del pueblo se siente en la obligación de estar presente. Es cierto que podría optar por confundirse, si es de condición religiosa o folclórica, entre el gentío pero entonces no saldría en las afotos junto a otras autoridades civiles  o paramilitares, que no sé muy bien donde colocar al representante de la Guadia Civil o de la Policía Municipal que, con sus mejores galas, suelen desfilar junto a cristos y vírgenes.

Cuando la jerarquía eclesiástica pretende cambiar los estandartes por pancartas, resulta que un socialista, alcalde por más señas, dedica sus esfuerzos para que se cumpla el deseo de los obispos de colocar un lazo contra la futura modificación legislativa del aborto. Que las cofradías, como organizaciones que forman parte de la iglesia, secunden las directrices episcopales, tiene su lógica. Otra cosa es la idoneidad o el oportunismo político del episcopado. Lo que no parece de recibo es que  la primera autoridad gubernativa interceda para que procesione una cofradía con el dichoso lazo blanco. La máxima autoridad municipal de un Estado supuestamente aconfesional, se transforma en un vulgar meapilas a la vez que  adopta una actitud de desprecio hacia quienes decidieron no salir con la pancarta del lazo.

Resulta que el párroco de la localidad gaditana de Medina Sidonia, animó a las hermandades y cofradías para que colocaran el controvertido lazo. Cuando uno de los hermanos mayores decidió cumplir el mandato, se produjo la dimisión de un capataz y varios cargadores decidieron no salir. Entonces, entra en acción el alcalde socialista de Medina Sidonia para encontrar esquiroles suficientes que portaran el paso con el lazo incluido.

Que la Iglesia haga su proselitismo particular, aprovechando estos espectáculos populares, tiene su lógica;  que se posicionen contra la ampliación de la Ley de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, entra dentro de lo esperable.  Lo que carece de coherencia es la mediación del alcalde.

Si recientemente González Cabaña, Secretario General del PSOE gaditano,  declaraba: No vamos a permitir el uso de la marca PSOE para criticar al partido desde dentro, en referencia a un grupo de socialistas que expresan sus opiniones en las asambleas y en un blog, es de suponer que en coherencia aplique el mismo rasero para un alcalde que utiliza su cargo para alentar una campaña contra el Gobierno socialista.