Inmigración. La doble moral de Rouco Varela
Juan Torres López
Ganas de Escribir
21 de Enero de 2009
Informan los medios de comunicación que el cardenal español
Rouco Varela ha criticado la política migratoria del gobierno de
Rodríguez Zapatero porque “considera a los trabajadores
inmigrantes desde una racionalidad meramente económica”.
Aparentemente, se trata de una muestra de la preocupación humana
y social del cardenal pero me temo que es más bien el resultado
de su falta de coherencia y de su permanente búsqueda de
argumentos políticos para atacar al gobierno socialista.
Si a Rouco le preocupa esa consideración, según él economicista
y mercantilista de la migración, ¿cómo es que no criticó en su
día la política del Partido Popular, que se manifestó
prácticamente de esa misma forma e incluso de un modo mucho más
evidente?
Si le preocupa el tratamiento de los inmigrantes como
mercancías, ¿cómo es que no clamó cuando el gobierno de Aznar
narcotizó a un grupo de ellos para devolverlos de modo inhumano
a sus países, o a donde terminaran llegando, porque ni siquiera
sobre eso había garantías?
Si le preocupa a Rouco Varela que la inmigración solo responda a
intereses económicos de los ricos, ¿cómo es que no denuncia las
políticas neoliberales, los planes de ajuste, las
privatizaciones, la disminución del gasto social y el
empobrecimiento que de la mano del Fondo Monetario
Internacional, del banco Mundial y de gobiernos liberales como
los de su amigo José María Aznar han causado la huída de tanta
miseria?
Y si le preocupa que la inmigración solo sirva a intereses
mercantiles aquí, ¿por qué no critica a los empresarios que usan
a inmigrantes sin papeles y por qué no solicita el aumento de
los salarios y el establecimiento de nuevas normas legales más
protectoras que las que impuso, por ejemplo, el gobierno de
Aznar?
No es la primera vez que Rouco se manifiesta de manera tan poco
coherente.
Sale a la calle contra el gobierno socialista diciendo que
defiende a la familia pero mantuvo un silencio cómplice cuando
el gobierno de Aznar hacía una política de suelo que de hecho
dificultaba que las familias llegaran a constituirse. O cuando
se han hecho reformas laborales que han precarizado el empleo, o
cuando bajo los gobiernos de sus amigos de la derecha se reducen
los salarios reales y aumentan las desigualdades, lo que en
realidad constituye el mayor obstáculo al que se enfrentan las
familias.
Como también calló cuando el gobierno de Aznar reducía la
proporción del PIB dedicada a ayudar a las familias o cuando los
bancos ganan millones a costa de endeudarlas hasta el extremo.
Si tanto le preocupan las familias, ¿dónde está su preocupación
y su protesta por los beneficios bancarios multimillonarios
frente a las hipotecas que ahogan a las familias?
¿Por qué no protestó tampoco cuando Aznar aumentaba en realidad
la presión fiscal sobre las familias de ingresos más bajos y
compuestas por trabajadores, frente a las rentistas y de
ingresos altos? ¿Acaso no es todo eso también un ataque real y
no imaginario contra la familia?
Rouco habla de la integridad de las familias y de su lugar
central en la sociedad pero calla cuando los colegios religiosos
prácticamente no admiten -como las estadísticas reflejan sin
lugar a la menor duda- a alumnos inmigrantes de clases bajas o a
discapacitados, como si las familias de estas personas no fuera
también familias.
Rouco nos tiene acostumbrados a sus constantes diatribas contra
el gobierno diciendo que trata de defender la libertad, la vida
y la dignidad pero ¿cómo es entonces que no hace que su
institución pida perdón y se arrepienta de la colaboración con
el franquismo que torturó y privó de la libertad e incluso de la
vida a docenas de miles de personas, o por qué no lo hace él
mismo?
También habla mucho Rouco de fe y de ecumenismo y critica a
menudo al gobierno socialista de quien dice que es totalitario
porque combate los valores religiosos ¿pero cómo es entonces que
Rouco calla cuando alguno de sus colegas incluso impide a otros
creyentes que recen en sus iglesias y cómo es que en lugar de
respetar a los demás creyentes solo les pide que se conviertan a
la fe que él practica? ¿no es eso totalitarismo?
En fin, trata de erigirse Rouco en paladín de los valores
sociales frente a los del gobierno pero a la hora de la verdad
ampara, halaga y acoge en la casa de Dios como si fuera la suya
a los ricos oligarcas y a los poderosos mientras que expulsa a
las comunidades y a los católicos de la base, que son los que de
verdad están comprometidos con los pobres y desfavorecidos.
Habla Rouco de amor y de respeto pero denigra el que se da con
lealtad y fidelidad entre personas del mismo sexo; y dice
entender solamente de los asuntos de Dios pero lo que hace en
realidad es combatir políticamente al Presidente Zapatero
gracias a sus privilegios como prelado sin asumir la
responsabilidad y el compromiso que éste asume cuando se
presenta a unas elecciones (ganándolas). Cuando está por ver
cuántos votos sacaría el prelado si fuera coherente y utilizara
los mecanismos democráticos que los demás utilizamos para hacer
política y tratar de influir en los asuntos públicos.
Y habla de respeto a los demás pero no respeta los principios
del estado laico que debería ser España según la Constitución de
1978, puesto que reivindica para su iglesia y disfruta derechos
civiles y prebendas económicas que le son indiscutiblemente
impropios.
Puede decir lo que quiera el cardenal, por supuesto que sí ¿pero
cómo aceptar lecciones de moralidad de alguien que solo ve la
paja en el ojo ajeno y que mira la sociedad tras la lente que le
prestan los ricos y poderosos?
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