La “Declaración de Madrid” contra
el aborto: hechos y valoraciones
Juan Antonio Aguilera Mochón
UCR 1 de Abril de 2009
El pasado 17 de marzo se presentó la
llamada “Declaración de Madrid” contra la iniciativa socialista
de una nueva ley del aborto (véase www.hazteoir.org/node/18344).
Está firmada por “científicos,
sanitarios y representantes de reconocido prestigio de diversas
áreas de las Humanidades”, incluyendo a “la élite biomédica”, y
se proclama como la “referencia de la opinión científica sobre
el aborto”. En esta Declaración,
que no sólo va en contra de una nueva ley, sino del aborto en
general, se comienza por rechazar la instrumentalización de la
vida humana “al servicio de lucrativos intereses económicos ó
(sic) ideológicos”. Confieso que estoy intrigado por saber
cuáles son esos “lucrativos intereses”, tanto los económicos
como los ideológicos. Pero lo esencial es que se reclama “una
correcta interpretación de los datos de la ciencia en relación
con la vida humana”, y se manifiesta el deseo de que se tengan
en consideración una serie de “hechos”, que vienen expuestos en
12 apartados enumerados de la ‘a’ a la ‘l’. Mi intención
aquí es comentar algunos de ellos brevemente y sin entrar en
reflexiones morales de mayor calado. Para ello iré indicando con
la letra correspondiente los apartados a que me refiero.
a) Lo primero que se dice es que “Existe
sobrada evidencia científica de que la vida empieza en el
momento de la fecundación.” Debemos suponer que se quiere decir
“la vida humana”, o, mejor aún, “una nueva vida humana”, pues
evidentemente la fecundación se produce a partir de dos células
ya vivas. Aunque también humanas (si es que hablamos de
fecundación “humana”). También es evidente que la ciencia no nos
va a decir a partir de qué momento el organismo en desarrollo
tiene suficientes rasgos humanos para considerarlo una persona,
cuándo provocar su muerte es un crimen…; la ciencia nos ofrece
los datos objetivos, pero las valoraciones y decisiones morales
están más allá de la ciencia. Dos aclaraciones más: que gracias
a la biotecnología muchas células humanas podrían un día llegar
a convertirse en seres humanos completos, pues tienen, como los
cigotos, “la información genética… que determina la
diferenciación celular”; y que el desarrollo no está determinado
sólo por esa “información genética”.
b) Leer que el cigoto es la primera
realidad “corporal” del ser humano me ha puesto mal cuerpo: ¿le
podrá ocurrir esto a un cigoto? (¿un cigoto es un “cuerpo”?)
e) Se afirma que “Un aborto no es sólo la
«interrupción voluntaria del embarazo» sino un acto simple y
cruel de «interrupción de una vida humana».” Aquí se olvida que
un aborto no es siempre una interrupción “voluntaria” del
embarazo. Hay que recordar que se estima que más del 10 % de los
embarazos acaban con un aborto espontáneo, natural, no
“voluntario”… a no ser que se quiera pensar que están provocados
por una “Voluntad” superior…
f) Se señala que “Es preciso que la mujer
a quien se proponga abortar adopte libremente su decisión…” En
primer lugar, aquí supongo que se quiere decir “la mujer que
se proponga abortar”. En segundo lugar, ¿esto es un “hecho”,
como se dice en el encabezamiento de estas afirmaciones? En
realidad la lista de “hechos” está muy contaminada de
apreciaciones y juicios morales, que son ajenos a la ciencia: se
habla en el punto (e) de un acto “cruel”, en el (j) de una
sociedad “fracasada y enferma”… Dejo al lector la fácil tarea de
encontrar más ejemplos.
j) Aquí debe haber sencillamente un simple
error de país, de época, o quizás incluso de especie. ¡¡Se habla
de una “matanza” de cerca de 120.000 “bebés” al año!! La R.A.E.
define “bebé” como “niño de pecho”, así que de entrada pensé que
podían estar hablando de las atrocidades de la Alemania nazi,
pero creo que ni entonces se llegó a eso… En nuestros días la
afirmación debe aludir, sin duda, a la espantosa matanza de
“bebés de foca” en Canadá.
l) Se afirma que “obligar a una joven a
decidir sola… es… una forma clara de violencia…” ¡Desde luego
que es execrable toda ley que “obligue” a cualquier persona
–joven o no– a decidir sola!
Estoy seguro de que los científicos e
intelectuales firmantes de la Declaración de Madrid (por algunos
de los cuales tengo un gran aprecio, y no sólo intelectual)
pueden ser capaces de exponer los “hechos” que crean relevantes
sin tergiversarlos, y de distinguir mucho mejor entre hechos y
valoraciones morales. En un tema tan serio deberían esforzarse
más por conseguirlo.
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Publicado también en Ideal el 31-3-2009
Juan Antonio Aguilera Mochón.
es Profesor de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad
de Granada
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