Correo  

Alameda, 5. 2º Izda. Madrid   28014 Teléfono:  91 420 13 88 Fax: 91 420 20 04     

No consiento que se hable mal de Franco en mi

 presencia. Juan  Carlos «El Rey»   

 

 

Darán cuenta en el día del juicio

Hugo Martínez Abarca

Quien Mucho Abarca 19 de Marzo de 2009

Durante el día de ayer se sucedieron tertulias y declaraciones sobre la campaña contra el derecho al aborto hispana y la sólida argumentación de Ratzinger según la cual el condón ayuda al sida a expandirse. En todas las que escuché, las piadosas gentes de derechas sólo decían que la Iglesia tiene libertad de expresión.

Quienes criticamos lo que ha dicho la Iglesia no pretendemos que no tenga derecho a decir lo que le venga en gana. Algunos pensamos que no deberíamos financiar entre todos su propaganda, pero eso no es una crítica contra la Iglesia, sino contra el Gobierno. Lo que ocurre es que la Iglesia tiene libertad de expresión, pero los demás también. E igual que esta institución puede llamar infanticidas a las pecadoras, los demás podemos decir que la campaña de la Iglesia es imbécil, carroñera, mentirosa e insultante. ¿O es que nosotros no tenemos libertad de expresión?

A decir verdad el listón de la libertad de expresión que exigen quienes amparan la campaña de la Iglesia puede resultar excesivo. La campaña de la Iglesia equipara a quienes participan en un aborto con quienes asesinan a un niño de un par de años (¿y por qué no a un tipo feo y gordo de cuarenta años?). La equiparación es tan zafia, gratuita e insultante como quien dijera, acaso para promover el laicismo, que todas las personas que van a misa son como asesinos de ancianas: si alguien sacara una campaña con esa idea, no creo que hubiera mucha gente dispuesta a defender que puede que se hayan tomado una licencia publicitaria, pero que lo importante es que los laicos gozan libertad de expresión.

Lo que la Iglesia pide no es libertad de expresión, sino libertad de imposición: pide poder seguir marcando quién entra o no en prisión ahora que las hogueras han pasado de moda. Hacen una campaña llamando infanticidas a las mujeres y los médicos que interrumpen un embarazo en fase embrionaria o justo cuando el embrión acaba de convertirse en un minúsculo feto. Pero nosotros no pretendemos juzgarlos. Para eso está el dios en el que dicen creer: “Pero yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio, pues por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado”. (Mt. 12: 36 – 37). Si se creyeran que es palabra de Dios estarían acojonados.

 

  Página de inicio 

Free counter and web stats