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No consiento que se hable mal de Franco en mi

 presencia. Juan  Carlos «El Rey»   

 

 

El beato Belloch encuentra su “Camino”

RGAlmazán

Kabila 15 de Febrero de 2009

Este buen hombre no para. Su pasión nacional-católica nos hace dudar de nuestra memoria. Hace unos años Juan Alberto Belloch era todo un señor vicepresidente y doble ministro del gobierno de España; y, un poco antes, recordemos que fue uno de los fundadores de la asociación progresista de Jueces por la Democracia.

Su pasión religiosa se ha revelado en su actual cargo, detentando la alcaldía de Zaragoza. No sólo se dedica a pasear en procesión por las calles de su ciudad, apenas un santo o una virgen se lo justifique.

Además ha inventado el cristo-móvil, no sé si es portátil o extensible de brazos y piernas, que se lleva desde el despacho al pleno y viceversa para presidir los actos municipales.

Asimismo el buen señor ha prohibido circular a los llamados ateo-buses por la capital aragonesa, cuando en Madrid, Sevilla, Barcelona lo hacen sin problemas .

Igualmente, cuando se celebra un acto religioso, “invita” a los otros concejales a que vayan ataviados con la vestimenta propia a los actos religiosos y con un eurito para ofrecer como óbolo al santo o a la virgen del momento. ¡Qué detalle

Ahora, Belloch el católico, ha llegado al colmo de la beatería. Para cumplir con la ley de la memoria histórica ha de cambiar cuarenta calles que todavía tienen nombres franquistas –¿nadie se pregunta  por qué un alcalde socialista no lo había hecho, motu proprio, antes?— y naturalmente no lo va a hacer de forma gratuita, lo compensa y propone poner a una de ellas el nombre de San José María Escrivá de Balaguer. Ya saben, el fundador de esa “magnífica obra” que es el “Opus Dei”, al que algunos llaman el Santo Express, por haber batido records en el tiempo que ha tardado en subir a los altares. Esto sí que se llama desnudar a un santo para vestir a otro.

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Al preguntarle si lo ha hecho por consenso, responde de una forma clara y rotunda: "A un hombre no se le pone por consenso una calle, sino por méritos, y un santo tiene méritos, nada menos que eso, ser santo". ¡Ole, con un par! A nosotros tampoco se nos ponen los pelos como escarpias por consenso, sino por sus “belloquerías”

Y es que cuando el PSOE y el gobierno están con este entreguismo con la Iglesia Católica, lo lógico es que personajes como Belloch se crezcan y se hagan más papistas que el papa.

A nadie ha de extrañar que cuando la Iglesia, gracias al gobierno, recauda setenta millones más, cuando se recibe al cardenal Bertone con esa aparatosidad de Estado --ayer lo contaba con indignación y pudor mi amígo Júcaro—, cuando se vota contra la facilitación de la apostasía, cuando los obstáculos al laicismo son mayores que nunca, D. Juan Alberto se empeñe en encontrar el camino de la perfección.

Salud y República

 

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