"Estamos
sorprendidos por el impacto de la
campaña, y eso demuestra que era
necesaria". Así se expresa Joan
Carles Marset, vicepresidente de
Ateus de Catalunya, la entidad que
ha decidido importar a España la
campaña atea en los autobuses de
Londres promovida por el científico
darwinista Richard Dawkins y la
Asociación Británica Humanista. La
guerra de los autobuses ha
servido ya para que los ateos y sus
reivindicaciones se hagan visibles,
y la primera de ellas es participar
en la redacción de la reforma de la
Ley Orgánica de Libertad Religiosa
que prepara el Gobierno.
Más de tres
millones y medio de personas, el
7,6% de la población, son ateas en
España, según el Publiscopio
del pasado diciembre. Pero el propio
nombre de la ley que regula las
creencias ciudadanas ya excluye a
los no creyentes: Ley Orgánica de
Libertad Religiosa. |
Concentración de la Federación
Internacional de Ateos en Madrid a
favor de la apostasía. - Gabriel
Pecot |
"¿Y
los no creyentes? ¿No tenemos derecho a que
se nos tenga en cuenta?", argumenta Albert
Vilanova, portavoz de la plataforma
Apostasia.es, que en dos años y medio de
funcionamiento ha recibido 120.000 visitas.
Los apóstatas se
plantean llevar su lucha al Tribunal
Constitucional
La
reforma de la ley, que data de 1980, es un
compromiso electoral del PSOE. Fuentes del
Gobierno aseguran que la adaptación de esa
norma a la realidad social actual se hará
efectiva en los próximos seis meses.
Victorino Mayoral, presidente de la
Fundación CIVES, afirma que la reforma no
será ajustada si es negociada a dos bandas
entre el Gobierno y la Iglesia católica.
Fuentes del Gobierno consultadas por este
diario se limitaron a comentar que los
actores que participarán en la discusión de
la nueva ley aún no están definidos.
Goteo de afiliados
Desde que se hizo público que copiarían la
campaña londinense para llevar publicidad en
los autobuses, la decena de asociaciones
ateas registradas en España han recibido un
modesto goteo de llamadas de personas que
quieren afiliarse. De momento los promotores
ya han anunciado que los 8.000 euros
recaudados en las últimas semanas servirán
para llevar su campaña no sólo a Barcelona
donde comienza el próximo lunes, y Madrid se
ha cerrado un acuerdo y se estrenarán el día
26, sino también a Valencia, Bilbao, Sevilla
y Zaragoza.
«Estamos
encantados con Rouco», dice un portavoz
ateo
Pero los militantes ateos en nuestro país
son sólo un millar, una cifra muy alejada de
los 3.507.994 personas que rechazan la
creencia de Dios. A esta cifra podrían
añadirse otros 4,1 millones de agnósticos,
personas que se declaran no creyentes pero
que no descartan la existencia de Dios.
"Hemos detectado, con estadísticas oficiales
en mano, que existe miedo a declararse
ateo", afirma Marset. "El anonimato favorece
que la gente afirme sus convicciones reales.
En las entrevistas por Internet hay más del
doble de ateos que en las entrevistas
personales", explica. "Existe miedo social a
declararse ateo, no olvidemos que venimos de
una época en que ser ateo significaba ser un
proscrito", concluye Marset.
Rémora del franquismo
En 1994, el 22% de
jóvenes no creía en dios. Ahora se
acercan al 50%
"Existe una criminalización que viene de la
época del franquismo", declara Luis Vega,
presidente de la Asociación Madrileña de
Ateos y Librepensadores. "Por suerte, los
jóvenes no tienen este problema", añade. En
efecto, en 1994, el 22% de los jóvenes de
entre 15 y 24 años se declaraba agnóstico,
ateo o indiferente. El porcentaje ronda hoy
el 50%, según varias encuestas.
Paco Miñarro, de la Fundación Internacional
de Ateos, ofrece otra interpretación: "El
ateísmo es una cosa muy personal y la gente
no quiere hacerla pública", dice, y añade
que muchos sólo se manifiestan cuando se
sienten ofendidas. "Por eso estamos
encantados con Rouco Varela y Antonio
Cañizares", ironiza.
Tampoco ha ayudado la escasa coordinación
existente en el colectivo ateísta, al que
algunos de sus representantes definen "como
una manada de gatos". "Por nuestras
convicciones, no somos dogmáticos y a veces
no tenemos mucho en común al margen de no
creer en Dios", explica Marset.
«Existe miedo a
declararse ateo», afirma un no creyente
Las
distintas opiniones de los movimientos de
ateos se han hecho patentes al elegir el
lema que llevarán los autobuses,
"Probablemente Dios no existe. Deja de
preocuparte y disfruta de la vida". La
Fundación Internacional de Ateos defiende
que este eslogan es "blando" y que "se
podría haber ido mucho más lejos". Su
portavoz cree que la palabra
probablemente tiene unas connotaciones
irónicas y ácidas que se pierden en español.
La
sorda batalla de los ateos por conseguir ser
socialmente visibles ha contado con la
inestimable ayuda de los movimientos
laicistas, con quienes mantienen diferencias
pero también un objetivo compartido:
"Nosotros no queremos una sociedad atea, eso
sería una dictadura, sino un Estado laico",
aclara Luis Vega.
Y
si en algo están de acuerdo la Conferencia
Episcopal Española (CEE) y las asociaciones
de laicos es en que ambos se sienten
maltratados por el Gobierno. El portavoz de
la CEE, Juan Antonio Martínez Camino, lo
llama "cristofobia". Las asociaciones laicas
y ateas lo llaman marginación.
La apostasía, en el aire
Los
ateos confían en que la nueva ley garantice
un derecho que la Justicia ya ha rechazado.
Se refieren al derecho a apostatar. Una
sentencia del Tribunal Supremo invalidó en
octubre otra anterior de la Audiencia
Nacional que obligaba al arzobispado de
Valencia a borrar de un libro de bautismo a
Manel Blat, un apóstata. Hasta entonces 650
solicitudes se habían tramitado con éxito a
través de la Agencia de Protección de Datos.
Ahora los afectados se plantean recurrir al
Tribunal Constitucional.
De
momento, los ateos se conforman con que sus
autobuses circulen por distintas ciudades
españolas llevando el mensaje de que no
creer en Dios es un derecho.