Cadena Global 18 de Agosto de 2008
Tradicionalmente lo que se conoce como "sexo" ha sido una actividad que, por definición, era heterosexual: "obviamente", como muchos han dicho, el sexo tenía que ser practicado entre dos personas del sexo opuesto para que la reproducción fuera posible.
Esta fue la premisa de nuestro
orden social al decir que el apetito sexual era
producido únicamente por una necesidad biológica de
reproducción. No obstante, la mayoría de la gente, la
Iglesia y la sociedad creían o sostenían que cualquier
otra forma de actividad sexual no podía ser considerada
como "natural". ¿Qué pasaría, por ejemplo, si tanto
hombres como mujeres fuésemos concebidos con orgasmos y
no por medio del coito? Hoy sabemos que el sexo no
necesariamente está conectado con la reproducción.
Muchos de nosotros prevenimos embarazos de una forma u
otra. También vale preguntarse si el sexo existe
solamente con el objetivo de reproducir.
Por ejemplo, ¿por qué no es necesario el orgasmo
femenino para que se produzca la reproducción o
concepción? En otras palabras, podemos decir que existen
personas que se sienten atraídas por personas del mismo
sexo -y por supuesto, la reproducción no está dentro de
sus planes. Mientras muchos de nosotros experimentamos
la sensación de "hacer el amor" como un deseo para el
coito heterosexual, otros tienen deseos diferentes. En
fin, algunas veces algunas personas prefieren tener sexo
con otras del mismo sexo porque entienden el cuerpo de
esa persona y de esta manera pueden gozar mucho más.
También porque su biología así se los indica.
La palabra "homosexual" tan sólo fue creada a finales
del siglo XIX con el fin de separar este tipo de
actividad de la "heterosexual". Fue aproximadamente en
1870 cuando dos "sexólogos" alemanes la inventaron con
el objetivo de designar a las personas que les gustaba
tener sexo con personas del mismo género.
"Lesbianismo" también es una reciente designación que
históricamente hace referencia a la isla de Lesbos de la
antigua Grecia, donde la poeta Sapho (supuestamente una
lesbiana por el contenido de sus poemas) vivía en
tiempos remotos. Luego, aproximadamente 2.050 años más
tarde, Alfred Kinsey y sus coautores escribieron que los
términos "homosexual" y "lesbianismo" sólo debían ser
utilizados como adjetivos para describir actividades y
no para designar personas. ¿Por qué? Debido a que todo
el mundo tiene la capacidad de cambiar su orientación
sexual a lo largo de su vida, a veces más de una vez.
Con base en este panorama histórico, cabría preguntarse:
¿Es este el momento para otro avance? ¿Podemos hacerlo?
Es posible que tengamos que expandir nuestros
pensamientos e incluir este tipo de sexo como parte de
un nuevo espectro "natural".
Nuestra sociedad presume que el sexo es un
comportamiento "natural" que consiste en "un precoito",
seguido por "penetración", y desencadenando en el
orgasmo o eyaculación (entendiéndose esto en un contexto
reproductivo). Esta vieja hipótesis señala que el sexo
"naturalmente" debe culminar con el acto como la máxima
y natural expresión del deseo sexual.
Mientras que cualquiera de nosotros siente que algunas
veces este comportamiento es totalmente natural, hay
quienes tienen un deseo diferente.
Hace aproximadamente 2.000 años la heterosexualidad pasó
a ser la forma más aceptable de sexualidad, a pesar de
que muchos pensaban que el sexo "siempre había sido el
mismo" o que "siempre había sido así". Pero el hecho es
que no siempre ha tenido fines reproductivos. Anterior a
eso, el erotismo era visto y expresado bastante
diferente. Estereotipos con alusión a las "profesiones
más antiguas del mundo" -mujeres como prostitutas- son
utilizados actualmente para justificar la ideología
sexual en la que a las mujeres "hay que cogérselas" y
luego preñarlas. Existen unos cuantos que aplauden esta
idea. La verdad es que muchas mujeres tienen el cerebro
envenenado y "deben darle a sus parejas o acompañantes
lo que les pidan".
En otras palabras, existen dos razones por las cuales se
ha dicho que debemos considerar la sexualidad como
"mala" si no es heterosexual: la primera, se supone que
el sexo se realiza para reproducir (a pesar de que
usualmente hacemos uso de métodos anticonceptivos), y la
segunda, supuestamente que esta actividad es bastante
natural, ya que las personas del mismo sexo saben cómo
hacer que la otra persona tenga orgasmos con más placer,
tal como Jerry Steinberg estupendamente dijo en su serie
televisiva Seinfeld (ahora vendida en todas partes del
mundo en CD), cuando hablaba con su mejor amiga Elaine y
le dijo "ellos pierden muy pocos jugadores porque ellos
entienden a los de su propio equipo mucho mejor".
Por ejemplo, muchas mujeres lesbianas reportan que
tienen orgasmos sin problema en este contexto, aunque no
hay un "patrón" (ni por supuesto) ninguna idea
reproductiva; el coito, obviamente, no es el punto
principal.
La penetración entre mujeres existe, pero no está
empapada con la carga simbólica que resulta la
penetración de una mujer por un hombre aunque contenga
símbolos emocionales. Dato importante: dos mujeres
juntas tienen más orgasmos que las mujeres que tienen
relaciones heterosexuales.
En fin, el hecho es que mucho de nuestro erotismo
"natural" (cualquier cosa que sintamos) ha estado
dirigido por un orden social centrado en rituales
reproductivos, los cuales estamos urgidos a repetir
frecuentemente.
A pesar de que las actividades tradicionales
heterosexuales pueden ser hermosas, ¿por qué deberían
ser las únicas formas en que la gente se debe
relacionar? Después de todo, millones de personas han
vivido y se han reproducido en diversas sociedades.
Recordemos la antigua Grecia, o las civilizaciones de
Polinesia, África, o Suramérica, que existieron sin
insistir que sólo la definición de sexo reproductiva
("insertar A en B") era correcta, buena o moralmente
correcta. Hoy día, según nuestro punto de vista, existe
una sola forma de expresar "correctamente" la sexualidad
física. La única forma de tener sexo es de manera
"correcta" o siguiendo "las costumbres". A finales del
siglo XX, para algunas personas, tener sexo regularmente
era algo obligatorio para estar "saludables".
Muchas teorías y creencias que justifican la
"naturaleza" de los impulsos reproductivos
heterosexuales han crecido o se han desarrollado durante
los últimos 2.000 años porque existía una enorme presión
por dirigir los sentimientos eróticos a un escenario
reproductivo. Sin embargo podríamos preguntarnos: ¿es
nuestra idea del sexo con fines reproductivo un hecho
"natural"? Uno de los cambios más importantes a
direccionar en este proceso de transformación es hablar
contra la opresión de las mujeres en la institución
tradicional del sexo, y mostrar cómo la identidad sexual
de hombres y mujeres puede ser conceptualizada en nuevas
y mejores formas.
Por último, varias concepciones de "sexo" pueden ser
consideradas como buenas, tal como lo he mencionado
anteriormente en esta columna y continuaré explicando en
el futuro. Nuestra idea de lo sexual o erótico no debe
enfocarse solamente en "el acto" reproductivo; pudiera
expandirse como un bouquet de hermosas flores en muchas
direcciones.
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Shere Hite
hite3000@hotmail.com
Traducción Charlie Cecilia García