El papel de
la Escuela
Juan Francisco González Barón
Laicismo Hoy 27 de Mayo de 2008
Al parecer, el debate sobre el papel de la escuela (me refiero
con este término a todos los niveles de la enseñanza
preuniversitaria), más allá de la salida de la religión de la
misma, es, para algunos, un problema ajeno al laicismo.
Personalmente, creo que es el núcleo esencial de nuestra
lucha.
Si el laicismo se ha fraguado en alguna parte, es precisamente
en el afán de hacer ciudadanos y ciudadanas autónomos y
libres, en posesión de los saberes y las capacidades
necesarias para tomar las riendas de sus vidas adultas,
liberarse de cualquier tipo de tutela, ejercer sus derechos y
conocer sus deberes. Este fue el sueño de Condorcet, en parte
cumplido pero siempre traicionado.
Hay un debate que ha jalonado toda la historia del pensamiento
libre: “instrucción pública” o “educación nacional”. Es
curioso que hoy, desde las filas de un supuesto “laicismo”, se
pretenda censurar este debate. Ya no se trata de que quienes
defienden el concepto de “educación” frente a la “transmisión
del saber” escriban y argumenten sus opiniones. Se llega a la
exigencia de que en las páginas de las organizaciones
laicistas desaparezcan los enlaces a artículos que defienden
el concepto de “instrucción”, con el pretexto de que el mismo
no ha sido consensuado. No parecen darse cuenta quienes así
actúan de que, siendo coherentes, deberían también solicitar
la eliminación de los artículos que defienden la “educación”
(o la “educación para la ciudadanía”), porque esto tampoco es
algo que haya alcanzado un consenso en el seno de las
mencionadas organizaciones.
Si realmente “la religión fuera de la escuela” o, más
ampliamente, “el adoctrinamiento fuera de la escuela” fuera el
único objetivo de movimiento laicista, yo hoy mismo me
quitaría la camiseta de ese equipo. Esto es sólo una condicón
previa para la creación del lugar idóneo donde se den recursos
a futuros ciudadanos y ciudadanas libres e iguales,
capacitados para asumir esa ciudadanía.
Desde esta lista y desde mi bloc, sin pretender hablar en
nombre de nadie, empeñaré mis energías en trazar esa historia
que comenzó con el sueño de Condorcet y que termina hoy con el
desánimo y el desencanto de cuantos profesores se interesan
por enseñar matemáticas, historia, filosofía, idiomas…, por
proporcionar recursos y no moralina a los futuros adultos,
viéndose constantemente zancadilleados por el sistema.