La mesura o un supuesto modelo de
laicidad
a medida de la iglesia católica
Europa
Laica 29 de Julio de 2008
“Moderación,
prudencia…mesura”, esta es la opción que ha decidido el PSOE en
su 37 Congreso, en relación a las relaciones iglesia católica –
estado español, por abrumadora mayoría de los congresistas, a la
ya tibia propuesta del sector “izquierda socialista” que ha
quedado empequeñecida.
Nuestro más absoluto respeto por las decisiones del Congreso del
PSOE y que “cada cual aguante su vela”. Tenemos que pensar
que es la voz de la militancia del partido, que gobierna en el
estado español y que administra, con diferentes mayorías, infinidad
de municipios, nacionalidades y autonomías.
Conocidas las tesis del PP y ahora las del PSOE, estamos ante una
mayoría parlamentaria que mantendrá las cuestiones de relieve en eta
materia, como hasta hoy. ¡Que esté tranquila la Conferencia
Episcopal! y que se mantengan a la expectativa otras confesiones
y grupos religiosos existentes en España, ya que la anunciada
reforma de la Ley de Libertad religiosa de 1980, puede
otorgarles algunos privilegios, en detrimento de los derechos
cívicos atribuibles al conjunto de la ciudadanía.
Para
esta Ley, los ciudadanos y ciudadanas no adscritos a grupos
religiosos, siguen siendo considerados como personas con ausencia de
convicciones y moral. Nos referimos a los millones de agnósticos,
ateos, indiferentes, deístas, creyentes al margen de los dogmas de
las iglesias “oficiales”, que en el actual estado español son, sin
duda, una gran mayoría. Hecho que es descabellado y que vulnera
derechos fundamentales de la persona.
Este
es el estado de la cuestión, en el marco de un peculiar modelo de
laicidad que se nos propone, para los próximos años: Seguir
manteniendo unos disparatados Acuerdos con la Santa Sede.
Mantener una vergonzante y decimonónica financiación de la iglesia
católica, junto a la exención de algunos impuestos o la dádiva de
suelo público y patrimonio, además de la concesión y financiación de
medios de comunicación, que atentan principios democráticos.
Permitir, por parte de los poderes públicos, la opacidad y
planteamientos no democráticos y/o la vulneración de derechos
humanos por parte de ciertas asociaciones vinculadas a las
diferentes iglesias. Mantener la religión en los centros escolares
en horario lectivo obligatorio, así como potenciar y ampliar la
financiación de centros de ideario exclusivamente católico, en
detrimento de plazas públicas. Mantener los denominados “funerales
religiosos de Estado” mayoritariamente de ideología católica, ya
que según una afirmación, poco rigurosa, de algunos dirigentes del
PSOE: -no existen alternativas civiles. Se mantendrán
capillas católicas, capellanes en las plantillas de funcionarios y
órganos consultivos o de decisión, actos religiosos y culto en
cuarteles, hospitales, cárceles, etc. Seguirán siendo considerados
como delitos, en nuestra legislación, algunos dogmas religiosos y
ciertos pecados. Eso sí, “como hecho positivo”: Tendremos que
esperar para ver qué se legisla en la cuestión de los símbolos
religiosos en actos y espacios públicos (si es que se hace); a un “prudente”
retoque de la actual ley de Libertad Religiosa de 1980, ley actual,
alejada de la Constitución y de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos; también tendremos que seguir, muy de cerca,
ciertas reformas anunciadas relacionadas con derechos cívicos de las
mujeres, con la salud y con la muerte digna… Mucha retórica y… “vuelta
a empezar”.
Pertenecemos a una comunidad que ya no es mayoritariamente católica,
en donde ninguna religión ha de tener carácter estatal (según la
Constitución) y con una amplia mayoría ciudadana que exige
condiciones sociales y jurídicas en defensa de la libertad de
pensamiento y de conciencia, que no existan privilegios sociales y
políticos para grupos religiosos, sólo el respeto bajo las pautas de
un estado de derecho. En suma que se abandonen los vicios políticos
del nacionalcatolicismo. Está claro que la política profesional en
el Estado español y la sociedad caminan por sendas muy diferentes:
¡Nos esperan unos años apasionantes! para actuar desde la razón,
impulsando condiciones sociales y jurídicas para el establecimiento
de un verdadero estado laico, para sensibilizar y tratar de
desmantelar la retórica, en defensa de la igualdad de trato y
consideración, en cuanto a los derechos cívicos universales para
todos y para todas.
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