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La Masonería y el laicismo
Moisés Agreda Fuchs Laicismo. org
El laicismo es, en la
definición clásica, la doctrina que defiende la independencia de
la sociedad y del Estado de toda influencia eclesiástica o
religiosa, o la escuela o enseñanza donde no se introduce ningún
dogma religioso.
El laicismo es la
expresión más moderna del proceso histórico de secularización que
permitió los derechos y libertades fundamentales del hombre y que
permitió, también, la consolidación de las instituciones
democráticas en un plano de igualdad y tolerancia.
El laicismo ha sido la
respuesta a todos los totalitarismo religiosos y políticos, a los
dogmas inamovibles y a los poderes políticos y económicos
definitivos e inapelables. El laicismo ha liberado progresivamente
al hombre de toda suerte de servidumbres.
El laicismo ha sido,
sin duda, el soporte fundamental de la soberanía popular y de la
libre determinación de los individuos. El laicismo ha permitido la
emancipación de todos los poderes que afianzan la libertad, no
sólo en materia educacional y religiosa, sino en todos los
proyectos éticos contemporáneos.
estado se disputaron la escuela y la universidad, con más o menos discrecionalidad, el laicismo moderno enfrenta hoy cuestiones de singular gravedad como: el racismo, el empobrecimiento de continentes enteros, los fundamentalismos religiosos, el restauracionismo romano que pretende revitalizar a la iglesia como poder político y, desde luego, los nacionalismos excluyentes y las bárbaras limpiezas étnicas. En los 40 años que precedieron a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), se registraron 88 guerras mientras que desde 1945 han estallado 127 guerras, la mayor parte a consecuencia de conflictos étnicos (Yugoslavia, Ruanda, Somalia, Sudán, Burundi, Georgia, Chechenia), que constituyen un mayor peligro que el originado por la Guerra Fría (1949-1990).
Frente a ello, la
Masonería aspira a que la fraternidad reine entre todos los
hombres y los pueblos. Cree que ninguna diferencia por razones de
raza, religión o concepciones políticas, sociales o filosóficas,
debe ser suficiente para que los seres humanos no posean y
practiquen, en toda su amplitud, los sentimientos fraternales. El
amor y respeto a la Patria , dentro de un marco de solidaridad, es
idea sagrada para todo masón.
Lograr que el hombre
sea cada vez más perfecto, es la meta ideal de la Orden ,
particularmente en momentos en que la paz y la seguridad se
encuentran en peligro y que la inquietud crece en los 184 países
del mundo.
La globalización
cultural, las difusas ideas de nación, las prédicas neoliberales
conservadoras en contra de las fronteras y las aduanas, el
exitismo económico dominante, las confesionalidades encubiertas,
los totalitarismos colectivistas o indivualistas salvajes son,
también, los nuevos enemigos del laicismo y la moral laica como
expresión de la universalidad de los derechos humanos, la
tolerancia, la solidaridad y la convivencia participativa.
El laicismo tiene hoy
nuevos retos y la Masonería debiera dedicarle, en todos sus
estamentos, como una política global, la atención que la propia
sociedad reclama, tácita o explícitamente, como la única garantía
del pluralismo y la convivencia, la armonía y el entendimiento
nacionales.
El buen masón –dice la
Masonería a lo largo de toda su doctrina- no es simplemente quien
está ausente de errores en su vida, sino quien es capaz de hacer
obras positivas y trabajar por el engrandecimiento de la Orden
mediante la verdad y el conocimiento.
La desintegración de
la Unión Soviética y la incapacidad de los sistemas capitalistas
para atender las necesidades de la población y la defensa
ecológica, ante el exterminio diario de especies de plantas y
animales, han creado una situación de angustia e incertidumbre del
cual la sociedad quiere desprenderse. El retroceso de las
ideologías de contenido social y el estímulo a una ética personal
en desmedro de los intereses colectivos, ha generado un
empobrecimiento que amenaza las bases mismas de los regímenes
democráticos.
Cualesquiera que sean
las nuevas fórmulas que encuentre el mundo venidero para
introducir cambios sustanciales que modifiquen, en beneficio del
hombre, las viejas estructuras políticas y jurídicas, el laicismo
será la doctrina básica para el entendimiento y el respeto de
todos los movimientos que luchen por una sociedad solidaria.
La Masonería, con
idealismo crítico kantiano, ha luchado siempre por el advenimiento
de una sociedad más justa y más humana, más fraterna e
igualitaria. Y ningún instrumento mejor y más vital que el
laicismo para que el valor inapreciable de la tolerancia se
desarrolle a favor de todos los hombres y su destino, cualesquiera
que sean sus creencias, su raza y su nacionalidad.
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