Fue en el balcón del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, los
símbolos del Estado, banderas española y asturiana, un paso por detrás
del emblema de Jesús Cautivo; la plaza de Porlier llena de símbolos, el
aire saturado de incienso y cera; la policía nacional escolta a la
virgen; oculta, bajo un capuchón blanco, una vecina de Oviedo a la que
los Tribunales condenaron a cinco años de cárcel por un delito de
drogas; se cumple el rito, unas mil personas hacen lo mismo que con
Barrabás, la escena se repite por décimo año consecutivo, le dan la
libertad, en contra de lo que dictaron en su día los jueces.
El hermano mayor de la Hermandad de Jesus Cautivo, se encargó de
recordar a la indultada, que “es Jesús
Cautivo quien te libera”. El preso –en este caso la presa- que la
Hermandad logra indultar, está comprometido a participar en la procesión
que realizará la sociedad, una vez que el Rey firma su indulto. Se
sumará a la procesión.
Es la tercera mujer indultada en Oviedo por el rito de la liberación,
desde que se retomó la tradición en 1999. El Consejo de Ministros
aprobó, a propuesta del ministro de Justicia, Mariano Bermejo, un real
decreto por el que se conceden quince indultos especiales con motivo de
la festividad de Semana Santa, uno de ellos el de Oviedo.
Y el arzobispo de Oviedo saca una enseñanza para los ovetenses
“la verdad no es cuestión de
conocimiento, es cuestión de dejarse amar por Jesús”. Mientras
que un emigrante bienintencionado –nos cuenta la prensa- se esfuerza en
decirle a sus niñas que “es una
actividad social que identifica la cultura en la que vivimos”.
Flavio Claudio
Juliano, emperador de la república Romana, suprimió la jurisdicción
episcopal en materia de delitos civiles y promulgó la “famosa” ley de
enseñanza en el año 362. Hoy le echamos en falta.