La buena muerte
Francisco Romacho
La Opinión de Málaga
La primavera en Andalucía no
es buena época para esto del laicismo. A poco que te equivocas de
carretera o de canal de televisión, te arrean una romería con su
santo, su cura y su muchachada más o menos ebria (por supuesto de
devoción con hielo y cocacola) jaleando vivas a los santos
patronos mientras la cohetería deja un aroma, snif, de pólvora en
el cielo y la banda perpetra un pasodoble que mece la peana.
La
consejera de Salud, que tiene esa buena pinta ella de andaluza
hermosica y parece que lista, anunciaba el sábado la inminente
regulación por parte de la Junta de Andalucía del derecho a una
muerte digna. Un jodido asunto que pone de los nervios a la patronal
católica, que sigue teniendo en exclusiva el negocio de repartir
pasaportes a la eternidad, viáticos al limbo y condenaciones al puto
infierno. No tengo claro si en el paquete de la extremaunción entra
un descuento para una esquela en la COPE, un obituario a dos voces
entre Rouco y Losantos.
Entre por la cosa de caerle bien a la consejera (nunca se sabe), y
atizarle al clero, iba yo a regodearme con la vistosa modernidad de
la milenaria Andalucía. Mientras otros bárbaros del norte están con
la boina ilegal de los referéndum nosotros andamos en los cielos de
Bergman o de Arthur Koestler poniéndole un suelo de ley a la
exigencia ética de la muerte si dolor, antiguamente eutanasia.
Apenas ayer estábamos corriendo terratenientes y ocupando fincas y
ahora lo que nos preocupa es que la gente quiera morir agustito al
compás de una copla de Lennon. O de Silvio. Esta sí que debe ser la
tercera modernización.
Me pongo al tajo de recabar más datos y lo que me encuentro en los
periódicos de ayer es una bandada (andan días iguales
persiguiéndose) de exaltaciones lúdico religiosas. En La Luisiana
han sacado al patrón en procesión para que España gane la Eurocopa.
El alcalde, naturalmente de Izquierda Unida, se ha apresurado a
declarar que "falta nos hace" y que si la cosa va bien puede
convertirse en una tradición. Un periodista sevillano, con dos o
tres litros de gomina a cuestas, tuvo el honor de pronunciar el
trigésimo séptimo pregón de la exaltación mariana de la "Pura y
Limpia" (sic). En Morón de la Frontera, también conocido por la base
de los yanquis, el ayuntamiento ha decidido nombrar a María
Auxiliadora alcaldesa de honor, lo que ha provocado una febril
discusión entre historiadores y antropólogos, unos a favor y otros
no del todo en contra. Aquí debo decir que si se hubiera tratado de
otra virgen me habría mostrado obcecadamente hostil, pero después de
once años en los salesianos ("dulce faro de la mar") debo mostrarme
muy enfadado. En vez de alcaldesa honoraria, alcaldesa y punto.
En Andalucía lo del laicismo es mear contra el viento. Tengo la
forme convicción de que los arcenes de la A-92 se hicieron para
favorecer el despliegue de las hermandades hacia las marismas.
También creo que los grandes emprendedores son aquellos que crean
nuevas cofradías. Así que me encanta que Andalucía sea pionera en la
regulación del derecho a morir, siempre y cuando al moribundo se le
cante la reglamentaria salve rociera.