Zaragoza. Laicismo
Jesús Lacasa Vidal *
Aragón Digital
6 de Noviembre de 2007La recién constituida Fundación Catorce de Abril dio comienzo a sus actividades con una conferencia impartida por Francisco Delgado, vicepresidente de Europa Laica, miembro del Consejo Escolar del Estado y ex diputado constituyente socialista.
La ocasión no pudo ser más pertinente: en pleno debate sobre la obligatoriedad de ofrecer la asignatura de religión en las escuelas, la implantación de la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía o la posible inconstitucionalidad de los vigentes Acuerdos con la Santa Sede. Y todo ello en el contexto de una sociedad cada vez más multicultural y plural en lo religioso.
En la España del siglo XXI la respuesta a tales cuestiones no puede ser abordada más que desde un respetuoso laicismo. Porque el laicismo responde al derecho que tiene toda persona a ejercer la libertad de pensamiento y de conciencia, a no ser marcada, ni discriminada en función de las ideas que sostenga. Supone la separación real entre el Estado –que representa a toda la población- y las confesiones religiosas u otras doctrinas ideológicas o filosóficas.
A partir de aquí el debate se centró, como no podía ser de otra manera, en la relación que debe existir (o no) entre enseñanza religiosa y centros educativos.
Hemos de partir de que la escuela no ha de ser un lugar de exclusión. Niños y niñas no deben ser segregados en función de las creencias o convicciones de sus familias. No ha de aceptarse que se obligue a quienes no quieren recibir enseñanzas de religión a estar separados de su clase.
Por tanto, la conclusión parece lógica: la religión debe salir del horario lectivo obligatorio, para respetar los derechos de toda la comunidad educativa y para que no se interrumpa el normal funcionamiento de la organización de los centros educativos. La transmisión de creencias tiene como espacio propio la familia y la comunidad religiosa, nunca un horario lectivo obligatorio.
Una apuesta decidida por la escuela pública, democrática y laica es una garantía para avanzar hacia un modelo educativo integral, preventivo, compensador de desigualdades y que eduque en la diversidad cultural y para la convivencia.
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*Licenciado en Derecho y ex parlamentario