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Laicismo y fundamentalismo

 José Cobos Ruiz *

Diario de Córdoba 28 de abril de 2007

No hace falta nada más que echar una ojeada a los medios de comunicación para ver el desafío que la Iglesia Católica viene planteando desde tiempo atrás ante el tema del laicismo y del relativismo moral e ideológico, ya que según ella nos "quiere arrancar la visión de Dios". Al menos, es lo que nos recuerda de vez en cuando el cardenal arzobispo de Toledo, monseñor Antonio Cañizares , cuando arremete contra la asignatura de Educación para la Ciudadanía, prevista por la LOE para el próximo curso escolar.

Al laicismo se le sospecha, por parte de la institución romana, unas prácticas de carácter histórico, que poco o nada tienen que ver con su realidad. Se le acusa de ser el responsable del hueco moral por el que se condujo la posmodernidad. El laicismo como tal nos remite a otros temas de carácter filosófico o de tipo político y así lo cree mi buen amigo Antonio García Santesmases , profesor titular de Filosofía Política de la UNED, quien ayer mismo nos dejó su magisterio en la librería Anaquel, en un acto organizado conjuntamente con el Instituto Olof Palme-Centro J.M.Bjorkman, dándonos cuenta de una nueva entrega de Biblioteca Nueva con el sugerente título de Laicismo, Agnosticismo y Fundamentalismo ( Madrid, 2007). Presentación en la que participaron el miembro del Instituto y profesor de Filosofía del Derecho de la UCO Antonio Jesús Serrano , así como el jesuita José María Margenat , profesor titular de Historia Económica y Filosofía Social de ETEA. La obra recoge un sólido conjunto de trabajos con los que su autor intenta afrontar algunos de los problemas más sobresalientes del mundo actual y proporcionarnos una respuesta a los tres grandes dilemas del título del libro. Con él trata de ahondar en la controversia mostrándonos que no es posible una defensa de la herencia ilustrada sin efectuar una lectura de cuanto aconteciera en nuestra pasada centuria. Los materiales elaborados se nos presentan ahora que tanto conviene aclarar conceptos nucleares.

Que el laicismo tiene mala prensa nadie lo duda, ya que de forma injusta se le viene asociando intencionadamente al totalitarismo y al relativismo. Para Santesmases, el laicismo republicano ciertamente que defiende el papel del Estado, si bien, como él mismo afirma, no se le debería confundir ni con la dictadura ni tampoco con el ateísmo. Entre otras razones, porque cuando germina en democracia es sumamente respetuoso con la libertad de creencias, de culto y con el pluralismo moral de nuestra sociedad. De ahí que en esta monografía se nos remita a las dos visiones extremas de ver la religión. Para sobrevivir entre ellas, el laicismo tuvo que demostrar que es factible coexistir juntos, y que es más que viable eludir la colisión de civilizaciones, es decir, entre los dos fundamentalismos que se perciben actualmente en el panorama mundial. De una parte, el islámico y, de otra, el encarnado por la política de la Administración Bush.

Frente a esa peligrosa mezcolanza entre religión y política, en el Viejo Continente se tiene la sensación de que asistimos como simples convidados de piedra. Eso sí, resignándonos a las conclusiones que se dimanan de ambos fanatismos violentos. Por ello, Santesmases nos plantea con acierto en el libro su formulación para evitar el encontronazo. En la proposición se percibe una visión filosófica de la situación, la que mejor ensambla con el tema del laicismo. Pero su opción es muy personal, ya que otros muchos optarían por el ateísmo o bien por el ámbito de la fe. Lo importante para él es que el agnóstico, el ateo o el creyente sepan descubrir el nexo de unión con las demás proposiciones, con la finalidad de que se les permita una mejor protección del legado ilustrado en el mundo actual, tan complejo y enrevesado por otra parte.

El problema se presenta cuando, más allá de la alternativa individual de cada cual, es constatable que el desquite de Dios es un hecho y que la religión vuelve, si es que realmente se ausentó alguna vez, y que la razón laica, más que perpleja, va quedando cercada. Unos niegan la capacidad para fundar una moral autónoma y otros la potencian para entender lo real. ¿Hasta dónde llega -se pregunta él mismo- la capacidad de la razón para hacerse cargo de la realidad? o ¿Cuáles son los motivos del angostísimo? Se acusa al laicismo de venir reivindicando un pensamiento débil y de partir de un agnosticismo insustancial, propiciando la dictadura del relativismo. Nada más lejos de la realidad, como se ha encargado sobradamente de demostrar Santesmases en una extensa producción filosófica, entre la que se encuentra Marxismo y Estado (1986), Repensar la Izquierda (1993), Reflexiones sobre el agnosticismo (1994), o Etica, política y utopía (2001), así como en otra serie de ensayos y artículos más, que nos acercan a las señas de identidad de una izquierda emancipatoria, tal y como podría ser la corriente de opinión de Izquierda Socialista, de la que fue su portavoz federal durante años y a la que representó en el Congreso en su época de diputado del PSOE por Madrid. Sin duda, la última entrega de ayer bien merece ahora ser conocida por cuantos nos adentramos en este tipo de debates y temáticas, rigurosas y amenas para leer, que él mismo cierra con un sugerente epílogo en el que nos plantea el conflicto con los sectores más duros del episcopado español, disputa a la que en modo alguno le rehuye.

* Catedrático

 

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