Correo  

Alameda, 5. 2º Izda. Madrid   28014 Teléfono:  91 420 13 88 Fax: 91 420 20 04     

No consiento que se hable mal de Franco en mi

 presencia. Juan  Carlos «El Rey»   

 

 

La hipocresía embaucadora del gran inquisidor Ratzinger 

Antonio García Ninet *

UCR 2 de Diciembre de 2007

A pesar de que nada que provenga de esta secta asesina puede escandalizar a estas horas, me parece repugnante y debo, por ello, seguir denunciando que el inquisidor Ratzinger quiera seguir luchando por desanimar a quienes ponen su esperanza en un mundo mejor, en el que se elimine la miseria, la pobreza, la discriminación y todo tipo de injusticias, diciendo que no, que hay que poner la esperanza en la otra vida y que ésta no tiene remedio. Sus palabras son especialmente repugnantes si se tiene en cuenta lo mucho que él y sus cardenales se preocupan por vivir como reyes "en esta vida" y, al parecer, también en la otra, despreocupándose por completo de quienes viven miserablemente y preocupándose constantemente por llenar las arcas sin fondo del Vaticano con el dinero que roban en cualquier rincón del planeta al que consiguen llegar.

Critica el ateísmo de Marx y de cualquiera por haber pretendido liberar al pueblo y al proletariado de las injusticias a las que les tiene sometido el capitalismo y su socio colaborador, las diversas religiones y la católica en especial, en una simbiosis perfecta: El inquisidor Ratzinger considera que cualquier empeño por mejorar la situación de la humanidad está condenado al fracaso, pues la “fragilidad humana” impide que pueda superarse esa situación y por ello no hay que poner la esperanza de un mundo mejor en esta vida sino en “la otra”, y tiene la desvergüenza de enviar ese mensaje mientras en “esta vida” él y sus cardenales y obispos viven rodeados del lujo faraónico más sofisticado.

Por lo que se refiere al tema de la “justicia” y el “infierno”, el inquisidor Ratzinger confunde, al igual que Tomás de Aquino, justicia con venganza, como si a los oprimidos y a quienes viven en la miseria pudiera o debiera consolarles la idea de que los explotadores irán al Infierno para toda la eternidad. Ya en el siglo XIII, Tomás de Aquino, Doctor de la Iglesia, defendía esta misma idea en el Suplemento de su Suma Teológicas cuando escribía: "Ut beatitudo sanctorum magis eis complaceat et de ea uberiores gratias deo agant, datur eis ut poenas damnatorum perfecte intueantur", lo que, traducido al castellano, significa: "para que la felicidad de los santos más les complazca y de ella den más amplias gracias a Dios, se les concede que contemplen perfectamente los castigos de los condenados". ¡Vaya ejemplo de "caridad cristiana", tanto por parte de esos santos, tan felices por poder contemplar disfrutando el sufrimiento de los condenados, como por parte del propio Dios cuyo amor infinito no le impide condenar a sus propios hijos al fuego eterno! ¿Todavía hay quien acepta esas bárbaras estupideces sin sentido? ¿Todavía hay quien no se ha detenido a pensar lo contradictorio que es afirmar la misericordia infinita de Dios y a la vez defender que sea capaz de castigar con el fuego eterno? Hace falta un poco más de cultura para que la gente no se dejase embaucar y creer las idioteces que dice ese fantoche tan hipócrita que pretende que se le crea por el hecho de que se disfrace con unos atuendos muy llamativos y porque viva en un asombroso palacio, que, por cierto, no dice nada en favor de la misión de su grupo en favor de los pobres.

¡Hay que seguir denunciando a este grupo de ladrones, formado por la jerarquyís de la Secta Católica, a pesar de que podamos repetir nuestras denuncias, ya que ellos insisten en sus mentiras tan llenas de hipocresía! 

-------------

 *Antonio García Ninet es filósofo

 

 

 

 

 

  Página de inicio 

 

 

Webstats4U - Web site estadísticas gratuito El contador para sitios web particulares