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Escuela
y religión
Jesús Sainz de Murieta *
Gara
Vaya
por delante nuestra aceptación respetuosa de las creencias religiosas de cada
persona. La sociedad actual es muy diversa y el reconocimiento y admisión
consecuentes y voluntarios de esa diversidad dan fe de un talante democrático.
Dejemos claro también que
en el debate sobre escuela y religión es preciso diferenciar el componente
ideológico del laboral. La religión confesional es impartida por personas
sujetas a un contrato laboral. ¿Quiere esto decir que quienes propugnamos que
la religión confesional debe salir de las aulas estamos mandando al paro a
quien la imparte? Para nada. ¿Quien se manifiesta contrario a la fabricación
de armas apuesta por que el personal se quede en la calle? Evidentemente, no.
Debe contemplarse la diversificación productiva o la recolocación.
Estas líneas pretenden
hablar de religión confesional como asignatura impartida en los centros
educativos. El posicionamiento es aplicable a todos los credos, pero
especialmente al católico, por ser el más extendido en nuestro entorno.
Sufrimos la enorme contradicción de vivir en un estado aconfesional que firmó
con el Vaticano unos acuerdos sobre asuntos jurídicos, económicos, educativos
y culturales con carácter de tratado internacional que posibilitan la situación
actual. La LOE, en esta cuestión, es un quiero y no puedo. A modo de ejemplo,
en la Educación Secundaria Obligatoria se ha pasado de dos a una hora semanal
excepto en uno de los cursos que se continuarán impartiendo dos. El poder de la
Iglesia Católica es demoledor. Nadie, hasta ahora, ha osado contradecirle en lo
fundamental. Temor al desgaste político.
Viene a cuento traer a
colación unas recientes declaraciones del Consejero de Educación, Sr. Campoy:
«Aquí se dará más religión». Otra vez, y son ya muchas, Navarra se colocará
a la cabeza de la contrarreforma. El PP/UPN siempre nos ha utilizado como
laboratorio de experimentación. También, y especialmente, en el campo de la
enseñanza. Se vanagloriaron de ello ante las propuestas contenidas en la LOGSE
y reinciden frente a una descafeinada LOE. Caben pocas dudas de que en ese
publicitado proyecto conjunto de actuación de las autonomías controladas por
el PP, y en lo relativo a medidas educativas, Navarra es un modelo a imitar.
La exclusión de la enseñanza
religiosa confesional en la escuela no vulnera el derecho de libertad religiosa,
pues nadie prohíbe que ésta sea enseñada en el ámbito familiar o en
catequesis. Con frecuencia se intenta asociar, indisolublemente, enseñanza
religiosa con adquisición de valores, y a veces con ánimo perverso. Pero
existe una ética universalmente consensuada, reflejada en la Declaración de
los Derechos Humanos, que no precisa de un fundamento religioso. La ética no es
patrimonio de la religión.
Por otro lado, conviene
resaltar que algunas ideas de la religión confesional chocan con el estudio
objetivo de la historia y de la ciencia, y que tiende más a dividir que a
integrar culturas de diferentes credos. La existencia de la religión
confesional en las aulas se debe, en nuestro ámbito, a una herencia del pasado
y a las motivaciones de una institución que pretende inculcar,
prioritariamente, una serie de dogmas propios de la fe. Esto no quiere decir que
no exista profesorado de religión que es lo suficientemente profesional como
para intentar la formación integral del alumnado. Pero hablamos de religión y
escuela, y no de comportamientos individualizados.
En STEE-EILAS abogamos por
un modelo de escuela laica, que eduque sin dogmas, en valores humanistas y
universales, en la pluralidad y en el respeto de los derechos humanos, en la
asunción de la diversidad. Una escuela donde se sientan cómodos tanto
creyentes como no creyentes. Las niñas y niños en la escuela no pueden sufrir
segregación en función de las creencias familiares. El alumnado que no desee
dar religión no debe tener una obligación alternativa, ya que ello va en
contra de derechos fundamentales. Por eso la única posibilidad para respetar
los derechos de todas y todos es que la enseñanza de la religión confesional
salga del horario lectivo.
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* Jesús Sainz de Murieta es miembro de STEE-EILAS