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El Ayuntamiento de Toledo y la Constitución Española

Antonio García Ninet *

UCR 15 de Octubre de 2007 

Las autoridades políticas de la ciudad de Toledo, con su alcalde a la cabeza, acaban de vulnerar la Constitución impunemente –al menos por el momento- en cuanto han infringido el artículo 20.1, según el cual “Se reconocen y protegen los derechos: a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción”, y 20.2, según el cual “el ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa”, artículo que defiende la libertad de expresión y el derecho a la libre difusión de las ideas, sin aceptar que nadie pueda arrogarse el derecho de juzgar a priori y de prohibir las actividades relacionadas con el ejercicio de dichas libertades mediante una censura previa a su realización, al estilo de los mejores tiempos del franquismo

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Esta vulneración de la Constitución se ha producido con ocasión de la programada celebración del I Concilio Ateo en dicha ciudad. Para este fin se había solicitado el Centro Social Polivalente de la ciudad, pero en los últimos días se ha denegado el permiso correspondiente con el argumento de que en el concilio programado “hay algunas expresiones y contenidos artísticos y gráficos que insultan y agreden y que son indignas en una sociedad donde debemos elevar puentes de diálogo, creamos o sintamos lo que sintamos”, según indicó el portavoz del Gobierno municipal, Rafael Perezagua. Este mismo señor sugirió igualmente que “si quieren debatir sobre el ateísmo, que lo hagan, pero hacerlo de forma grosera en un edificio público no lo vamos a permitir. Si quieren ganarse respeto primero deben respetar a los demás y no agredirlos”.

Las palabras del señor Perezagua son simplemente insultantes contra quienes apoyamos la Constitución, pues, si las autoridades, a la hora de aceptar o no la cesión de un local público para realizar un tipo de actividades como la del I Concilio Ateo, se basan en el argumento de si determinada actividad “hiere la sensibilidad”[1] de alguien, en tal caso, como español que soy, debería exigir con muchísimo mayor motivo el cese de las actividades de la Secta del Vaticano en cuanto hieren mi sensibilidad –y mi bolsillo-, por lo que debería reclamar igualmente la expulsión de la totalidad de los purpurados de la secta a la que pertenecen y su traslado inmediato al Vaticano, sede de la multinacional a la que están vinculados y desde la que se programan sus actividades repulsivas y contrarias a nuestro ordenamiento jurídico. En definitiva, con argumentos como el utilizado por el señor Perezagua,  cualquier autoridad podría prohibir lo que le diese la gana diciendo simplemente que tal actividad hería la sensibilidad de su abuela.

Hacer referencia a las “heridas a la sensibilidad” de alguien serviría sólo para convertir los citados artículos de la Constitución en papel mojado: De hecho “mi sensibilidad” se sintió casi mortalmente herida con la visita del señor Ratzinger a Valencia y con todo el gasto absurdo que dicha visita supuso, teniendo en cuenta, además, que con todo ese dinero hubieran podido salvarse muchas de las vidas humanas que cada día mueren de hambre en África y en tantos lugares del mundo mientras el señor Ratzinger y sus compinches viven mejor que los antiguos faraones.

¿Era mejor la visita de ese señor, jefe de la Secta Católica que salvar la vida de cientos o miles de niños africanos? Personalmente estoy convencido de que era mejor lo segundo, pero, si quienes habían sido elegidos democráticamente pensaron otra cosa y las leyes no decían nada en contra, yo sólo pude manifestar mi rechazo a tal visita, pero no pude hacer ninguna reclamación jurídica contra la decisión municipal que la autorizó. 

¿No representa un atentado flagrante contra la Constitución Española y una discriminación hipócrita y descarada alegar para la prohibición del I Concilio Ateo que “hiere la sensibilidad” de determinadas personas? Argumentos como ése, esgrimidos por personas que en teoría pertenecen a un partido de izquierdas, resultan realmente alarmantes y penosos y, por ello, sólo me sugieren solicitar a tales autoridades socialistas y de IU su dimisión y su expulsión del partido correspondiente.

El colmo de los colmos del cinismo lo constituye el hecho de que el señor Perezagua manifieste que este Concilio Ateo lo que está haciendo es actuar en contra de la libertad de expresión, cuando es él y su grupo quienes están impidiendo el ejercicio de dicha libertad desde la postura de “censura previa”, propia del franquismo, descalificando y poniendo trabas a  la realización de un acto tan normal como lo sería una reunión de astrónomos. El señor Perzagua ha negado la cesión del Centro Social Polivalente para la realización del Concilio Ateo, alegando con absoluta desvergüenza y despotismo que "no podemos permitir agresiones a la fe de los toledanos que se puedan sentir mal si este Congreso se hace en un lugar público del Ayuntamiento". 

Por lo que se refiere a esas “agresiones a la fe” se trata de un argumento fascista, propio de una dictadura, pues las creencias no pueden imponerse a los demás de ningún modo y mucho menos tratando de tapar la boca quienes tienen creencias distintas. Como ya se ha dicho antes, el derecho a la libertad de expresión consiste precisamente en que todo el mundo pueda “expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción”, lo cual, desde luego, no es respetado en absoluto por ese gobierno municipal.

Y por lo que se refiere al derecho a la utilización de un “lugar público del Ayuntamiento” para expresar tales opiniones, a estas alturas resulta inconcebible que el señor García-Page, el señor Perezagua y quienes les apoyan no se hayan enterado de que, precisamente por ser un “lugar público del Ayuntamiento”, se trata de un lugar “de todos” y no exclusivamente del partido de turno que en esos momentos gobierne o de quienes puedan tener determinadas creencias religiosas, de manera que por ello mismo no se trata de un lugar al que sólo se pueda asistir para rezar el rosario.

Otra cosa sería haber solicitado realizar el Concilio Ateo en la catedral de Burgos, lo cual por el momento parece inviable, al menos hasta que se produzca la expropiación de los actuales expropiadores, de forma que toda esa serie de bienes públicos, producidos con la sangre, el sudor, el sufrimiento y la muerte de tantos españoles que trabajaron en su construcción a lo largo de los siglos revierta de nuevo al patrimonio de todos, siendo recuperado para el beneficio de todos y neutralizando la usurpación realizada por la jerarquía insaciable de esa Secta.   



[1] El portavoz del Ayuntamiento de Toledo ha afirmado alguna de las actividades programadas para ese I Concilio 'hiere la sensibilidad de muchos toledanos. 

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*Antonio García Ninet es Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación


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