Salgamos antes de que sea demasiado tarde. La Eurozona asesina de la señora Merkel Imprimir
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Amadeo Martínez Inglés / UCR   
Lunes, 28 de Noviembre de 2011 05:22

hartos de especuladores Sí, sí, digámoslo una vez más sin ambages de ningún tipo. España se encuentra en una situación harto difícil (política, social pero, sobre todo, económica) y se la juega, no en cuestión de  meses o años, sino a lo largo de las próximas semanas. El IV Reich político/comercial (antes Eurozona) que desde hace ya algún tiempo gestiona la señora Merkel puede llevarnos en ese tiempo, al igual que hizo el loco y genocida dirigente del III con multitud de países europeos allá por los años cuarenta del pasado siglo, a la ruina más absoluta e, incluso, al sometimiento político puro y duro. No estoy exagerando, amigos, esperen un poco y verán. 


hartos de especuladoresSi algunos españolitos de a pie, por muy ingenuos, bienintencionados o de derechas que fueren, llegaron a creer días pasados que las elecciones legislativas del 20-N, que han llevado al "mesías Rajoy" al supremo altar de La Moncloa, iban a marcar el principio del fin de la pavorosa crisis que padece este "vago y derrochador país" (la nueva Führer europea dixit) supongo que a estas alturas de la película, escasas horas después del orgasmo electoral colectivo de la derecha española y del gatillazo (también colectivo) de la izquierda psoecialista, se habrán caído ya de su particular nirvana dándose cuenta, por activa y por pasiva, del monumental error existencial en el que estaban instalados. Aunque de todas formas desde estas modestas líneas yo me permitiría aconsejarle a este grupo de optimistas ciudadanos (si es que existió en la realidad) que a la mayor brevedad posible se hagan un escáner colectivo cerebral digitalizado y en 3-D porque existe el riesgo, y lejos de mí cualquier intención peyorativa, de que sus respectivos cerebros estén todavía fuera de cobertura o de que la batería de polímero de litio de los mismos continúen más agotadas que la del smartphone de una quinceañera a las cuatro de la madrugada de un sábado botellonero.  

 Y es que en la vida en general, en la política, y no digamos en la economía, la realidad suele ser tozuda, de dirección única, de piñón fijo, los enemigos irreconciliables y los especuladores y trincones sádicos hasta la extenuación. Que no dudan incluso en cebarse con su santa madre si esta da síntomas de agotamiento u ofuscación o, en un suicida arrebato maternal, se permite largar sobre la ubicación exacta de su alicaído calcetín dinerario.

Pues sí, amigos, la pertenencia de España a ese club egoísta, voluntarista, comercial, heterogéneo, mangoneado por los dos tres "grandes" europeos y, en especial, por la locomotora germana de la cancillera Merkel, bautizado como "la Europa del euro" o "Eurozona"... sin duda fue bonita mientras duró pero se acaba, se rompe por los cuatro costados. La apasionante aventura de una España uncida al carro de una Europa rica, unida, solidaria, democrática, sin guerras, de moneda única, emporio comercial, respetuosa a ultranza con los derechos fundamentales del ser humano y referente último de la llamada civilización occidental, debemos abandonarla cuanto antes si los ciudadanos de este país queremos seguir viviendo en libertad, como pueblo soberano, como europeos que han alcanzado con su esfuerzo y dedicación un aceptable nivel de vida y unos derechos que en estos momentos resultan totalmente inalienables: educación, sanidad, democracia, derecho a la vivienda, a la información... etc, etc. Y, por supuesto, el de comer todos los días.

Y esto, tal como va, lleva todas las trazas de acabar como el rosario de la aurora llevándonos sin vuelta atrás a todos los españoles a la ruina más absoluta, a la desolación, a la depresión colectiva e, incluso, a la muerte como nación soberana. Resulta meridianamente diáfano en estos momentos que más que con el bello sueño con el que hace muy pocos años nos encandilaban los cínicos políticos del cambio y la modélica transición, la realidad angustiosa de esta España empobrecida de hoy, enloquecida, desnortada y huérfana de verdaderos líderes tiene mucho más que ver con una de las peores pesadillas colectivas con las que ha tenido que lidiar a lo largo de su dilatada y bronca historia. Y es que, dejando de lado nuestros graves pecados de despilfarro, corrupción, nepotismo, amiguismo, falsa democracia, y otros muchos que  han contribuido a la desgracia que ahora nos corroe, la gran Europa que nos prometieron ha resultado ser una filfa, un camelo, una trampa comercial consumista donde nos hemos dejado nuestros dineros, nuestra autoestima y hasta nuestra dignidad como pueblo. Estando ya en estos momentos, de la mano de los mercados/especuladores globales y del egoísta nuevo imperio comercial germano, en el mismo camino sin retorno que hace escasas semanas recorrieron países/cadáveres como Grecia, Irlanda, Portugal y otros, en estos momentos en la UVI europea, como Italia.

Y es que España, a día de hoy, no está mejor que estos países europeos ya desahuciados e, incluso, si echamos la vista atrás, a las últimas de sus emisiones de Deuda Soberana (pagadas a precio de oro)  bastante peor que algunos de ellos. Su situación económica y financiera ya sabemos que resulta desesperada en estos momentos y totalmente insoportable a corto plazo pero la nueva política que debe sacarnos del atolladero está todavía peor, incluso tras la fulgurante victoria del Partido Popular que, atado de pies y manos por los plazos y los deberes constitucionales de un cambio político estándar, se ha encontrado tras el 20-N con el nudo gordiano de que todo el mundo (sobre todo los jerifaltes políticos y económicos de fuera) le piden que actúe con suma urgencia cuando la realidad es que hasta dentro de cinco o seis semanas no podrá hacerlo. Un tiempo que puede ser precioso para enmendar la desastrosa situación actual de este país, tal vez irrecuperable.
Y así estamos, amigos, caminado con orejeras de burro serrano hacia el nuevo IV Reich imperial de la señora Merkel. Que puede destruirnos en cuestión de muy pocos meses si no reaccionamos y la enviamos cuanto antes (a ella y a su novio político, el chuleta Sarkozy) a la "puñetera rue". España como nación soberana debe salir ya, antes de que sea demasiado tarde, de la llamada Eurozona, club pijo de los ricos europeos (que sí pueden sobrellevarlo) y de unos cuantos pobretones (asimismo europeos) del sur, que se metieron en el mismo con una mano delante y otra detrás y derrochando entusiasmo más que cerebro. Y consecuente con ello, debe volver a la peseta (aunque cueste), devaluarla de inmediato, monetizar su deuda, liquidar ésta a corto o medio plazo, abrazar con decisión una necesaria economía de guerra que regenere y encamine al país hacia una real reactivación económica y, en cuanto pueda, sentar las bases de un verdadero cambio político que dé sustento y motivación a las nuevas generaciones de españoles, hoy totalmente desorientados y deprimidos.

Si no hacemos todo esto y muchas cosas más que no soy yo la persona más idónea para poner negro sobre blanco (aunque de Estrategia Operativa, como dice la Cospedal, seguro que sé un poquito mas que ella, así como de Prospectiva y Economía de guerra) el porvenir de este país en general y el de Rajoy en particular, se presentan asaz sombríos. Es casi imposible que los españoles podamos levantar la cabeza en un próximo futuro sin una verdadera revolución político/económica y siguiendo con el euro pegado al culo. Las poderosas agencias de calificación quieren medidas sorprendentes por parte de España, pues adelante ¡démoslas! Primero económicas y luego políticas ¡Porque esa es otra! ¿Es que en este país podemos seguir con este "pupas" de La Zarzuela, que después de su último accidente doméstico parece más bien un boxeador sonado, en la Jefatura del Estado? Juan Carlos ojo moradoMáxime si hacemos caso a los rumores, bastante fundados según mis pesquisas, que apuntan a que no fue ninguna puerta (en el palacio de La Zarzuela no existen puertas batientes al estilo de los saloon del Oeste americano) la causante del estropicio facial de nuestro amado monarca sino que éste se produjo como corolario de un rifirrafe entre él y el único yerno que le queda, después de la defenestración del divino Marichalar. El suegro se permitió, a lo largo de una acalorada conversación que fue subiendo de decibelios, llamar a su yerno "presunto chorizo" (ya se sabe, por esos eurillos de marras que parece ser le regalaron por Baleares y Valencia) y éste reaccionó con presteza largándole un directo a la regia faz. Con el resultado que todos los españoles ya conocemos.

Última actualización el Lunes, 28 de Noviembre de 2011 05:38