Violencia, televisión y populismo Imprimir
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Javier Pérez de Albéniz   
Viernes, 28 de Diciembre de 2018 05:47

LLEGA A EL CAMPILLO EL ASESINO CONFESO DE LAURA PARA RECONSTRUIR LOS HECHOS"La telebasura sigue siendo el modelo de televisión favorito de las cadenas. Sencillo, barato, irresistible… y por supuesto tremendamente rentable"

Utilizar una muerte violenta, un crimen atroz, un suceso descarnado, es tan viejo como la televisión comercial. Es decir, como la televisión privada. Recuerde el día que comenzó, de manera simbólica, la telebasura, con Nieves Herrero entrevistando a los padres de las niñas de Alcásser en Antena 3. Quizá fue la primera, pero desde luego no ha sido la única. Desde entonces, finales de 1992, la televisión no ha aprendido nada y ha seguido sacrificando su dignidad, el periodismo cabal, por un puñado de audiencia. Es decir, de dinero. Y sigue siendo así en nuestro días.

 

Han pasado 26 años desde Alcásser y seguimos igual. Seguimos aprovechando cualquier suceso sangriento para llenar la pantalla de basura, para escupir en la cara al periodismo, para embrutecer a unos telespectadores debilitados por programaciones habitualmente infectas. La muerte de Laura Luelmo es el último ejemplo.

En las televisiones se han preguntado dónde estaban las bragas de la chica asesinada. Han especulado con el día de la muerte, con el numero de violaciones, con los “gustos” del asesino. Periódicos supuestamente serios han jugado con detalles escabrosos, la posición del cuerpo indica forcejeo, que no aportan información relevante y sin duda pueden aumentar el dolor de las familias. Y así hasta la náusea, exactamente como en 1992. La diferencia es que todo esto ya no nos pilla por sorpresa: tenemos callo en el corazón televisivo, sentimos amojamada la sensibilidad periodística, nada nos conmueve. Se ha normalizado utilizar el dolor ajeno.

La novedad quizá sea que podemos encontrar carroñeros más allá de la televisión: en este último suceso, el asesinato de la profesora, no solo se está utilizando el dolor para ganar audiencia, sino para ganar votos. Los políticos de ultraderecha, esos que juguetean con las ideas y propuestas de Vox desde una posición supuestamente centrista, han aprovechado la muerte de Luelmo para hacer política. ¿Hacer política? Perdón, hacer sangre. Arremeter contra el Gobierno, exigir endurecimiento de las condenas y soñar, por qué no, con la pena de muerte. Populismo.

 

En la imagen superior, vecinos de Eel Campillo (Huelva) saltan el cordón policial para increpar a Bernardo Montoya, el autor confeso de la muerte de la joven zamorana de 26 años Laura Luelmo. EFE/Raúl Caro