Demagogias, mentiras y simplezas Imprimir
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Agustín Moreno   
Viernes, 10 de Agosto de 2018 04:12

Más intensa y preocupante que la ola de calor es la ola de xenofobia y racismo contra la inmigración. Si analizamos los mensajes de estos días, vemos que la derecha se mueve entre el oportunismo y la irresponsabilidad. Con el cinismo de decir en treinta segundos el discurso alarmista de “no hay papeles para todos” y “el monopolio de los buenos sentimientos no lo tiene la izquierda” o sacarse fotos dando la mano a personas migrantes. Por ello conviene intentar desmontar los peligrosos discursos que se construyen desde la estrategia de sembrar miedo para recoger votos.

  1. Demagogia: Rivera y Casado han insistido  en Ceuta y Algeciras del “efecto llamada”. Según ellos se ha producido por la decisión de Pedro Sánchez de permitir la entrada en puerto español del buque Aquarius. Al hecho de que  cientos de inmigrantes africanos intenten entrar en España se le puede llamar cualquier cosa menos eso, a no ser que se busque el desgate electoral del Gobierno y valga todo para ello. Por ejemplo, se podría calificar “efecto desvío”, por la política xenófoba del Gobierno italiano y su ministro Salvini; pero entonces la responsabilidad no se situaría en Pedro Sánchez.

También se le puede llamar “efecto aquí mando yo”. Se observa cómo se produce un repunte de pateras en el Estrecho y saltos de valla en Ceuta y Melilla cada vez que hay un nuevo Gobierno en España o algún incidente con Marruecos como el de la lancha de Mohamed VI en 2014. Es como si se abriera y cerrara el grifo de la inmigración hasta que el Gobierno español haga los debidos gestos de sumisión en relación al tema del Sáhara Occidental, perpetuando el vergonzoso abandono. Y para obtener contrapartidas económicas y políticas de España y la Unión Europea en el acuerdo pesquero, como la jurisdicción sobre aguas por debajo de cabo Noun, o recibir financiación, igual que Turquía, por contener la inmigración en el Norte de África.

Pero, sobre todo,  es un “efecto huída” que se produce de las zonas más míseras y con mayor desprecio a los derechos humanos hacia los países europeos. La causa principal es histórica y viene dada por la herencia colonial y el expolio de las riquezas naturales de dichos países. El flujo de las migraciones es, como en los vasos comunicantes, siempre el mismo: de las zonas pobres y en conflicto a las más ricas y en paz, nunca al contrario.

  1. Mentiras. Una de las más burdas es la que vocea Casado: la “avalancha de millones de inmigrantes prestos a invadirnos”. El Director de la Guardia Civil le ha tenido que desmentir diciendo que “no hay millones de inmigrantes esperando a entrar (…), sí algunos cientos”.  Además demuestra su ignorancia puesto que no sabe que la mayoría no llega por el Mediterráneo sino por El Prat y Barajas y son latinos y no africanos. Del medio millón de personas que entraron en 2017, 40.000 son por el Mediterráneo. Si hay 367.000 salidas, el saldo migratorio es de unas 150.000 personas al año ¿de qué invasión hablan?.

Tampoco es verdad que reciban un trato privilegiado y ocupen el empleo de los españoles. Los datos de la EPA del primer trimestre de 2018 indican que la tasa de paro de los inmigrantes es de un 24,3%, frente al 16,7% de tasa media. Es decir, el paro les trata peor aunque cojan los peores y menos cualificados trabajos, aquellos que no quieren el resto.

Ni se “comen” el Estado de Bienestar de los españoles. Los estudios concluyen que su aportación en términos de generación de riqueza y de pago de impuestos es superior al gasto social que consumen, teniendo en cuenta que suelen ser jóvenes y necesitan menos servicios públicos como la sanidad o las pensiones. El balance, incluso durante la crisis, es contundente según el estudio Inmigración y Estado de bienestar en España, de la Obra Social de La Caixa. Otra cosa es que sea necesario salir de los recortes e invertir más en el fortalecimiento de la protección social, la sostenibilidad del sistema de pensiones y los servicios públicos para toda la población. También se podría hablar de los positivos efectos demográficos y en la natalidad.

Por último, no es cierto que las personas migrantes aumenten la inseguridad y la delincuencia. Así lo demuestran estudios internacionales y nacionales. En el caso de España, coincide una caída de los delitos en el mayor periodo de entrada de inmigrantes (2000-2014). Como dice la profesora de Derecho Penal y Criminología, Elisa García España, “tal vez deberíamos preguntarnos de dónde surge la percepción de que los inmigrantes aumentan la delincuencia en nuestras calles y con qué intereses” .

  1. Simplezas. Aunque lo llamen “Hablar claro”, son pensamientos primarios y elementales para crear un clima de rechazo y odio que produzca una tensión social aprovechable políticamente. Es el recurso de siempre, el de los otros son el enemigo, el de la xenofobia, que en algunas zonas de Europa y América va en aumento.  Por ejemplo lo que está sucediendo en Italia, donde el incremento de las agresiones a inmigrantes va en paralelo al discurso xenófobo que realiza el poder.

Mentes simples con ideas simples que actúan sobre sectores de la población de bajo nivel cultural o mal informados. Por eso, si no se contrarrestan, pueden tener eficacia los mensajes del tipo “Los españoles los primeros” o los italianos, los húngaros, los franceses…, que dicen los Salvini, Orbán, Le Pen… y los neonazis de Europa. Olvidan los derechos humanos, el derecho internacional, las normas de la Unión Europea y la más mínima empatía y humanidad con las personas migrantes. La competencia política y electoral entre las diferentes formaciones que aspiran al voto de la ultraderecha está siendo muy dura, desde Vox que plantea el disparate de construir un muro a lo Trump en Ceuta y Melilla, a las declaraciones ya comentadas de PP y C’s.

Estas campañas no se pueden despreciar desde una supuesta superioridad moral o política: la opinión han que ganarla cada día. El último CIS dice que ha aumentado la preocupación por la inmigración, pasando al quinto lugar y con una percepción social de que hay el triple de inmigrantes que existen en la realidad.

Es muy significativo lo que pasa en Italia, que se empieza sembrando xenofobia y se sigue planteando por el ministro de Familia abolir la ley Mancino que condena la apología nazi-fascista y castiga la incitación a la violencia y a la discriminación por motivos raciales, étnicos, religiosos o nacionales. Hoy no lo lograrán porque no tienen fuerza suficiente, pero las fuerzas democráticas y progresistas no pueden bajar la guardia ni olvidar nunca al “pintor de brocha gorda” que decía Bertolt Brecht.

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Fuente: Cuarto Poder