Banderas, banderolas y bandidos Imprimir
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Ramón Hdez. de Ávila   
Viernes, 10 de Noviembre de 2017 05:50

No sigan gobernando un país enfangados en la ilegalidad. No nos vendan las tres B: banderas, banderolas y bandidos. No corrompan más las administraciones. Un partido podrido en cualquier otra democracia, no existiría

Recuerdo que hace tiempo, cuando aún no habían surgido como setas los grandes supermercados, recorrían los pueblos perdidos de la España de Frascuelo y de María, camiones y furgonetas, desde donde, aparcados en la plaza, un vendedor ambulante, conocido como buhonero o charlatán, ofrecía lotes de artículos variados: una manta a la que iba añadiendo por el mismo precio, desde un peine a una freidora, o una camisa, cuya venta completaba con una chaqueta, más un juego de sábanas, más una palangana, y otra manta, etc., sin subir el precio.

Su lema, escrito a veces en el furgón, era las tres “B”, como una trinidad de toda confianza: “Bueno, bonito y barato”. Los lugareños, sobre todo vecinas curiosas, rodeaban y escuchaban al sujeto, mirando cada lote y echando sus cuentas, con ánimo de picar y adquirir el lote, cuanto más barato y más abundante en artículos, mejor compra, pensaban. Al final se hacían la pregunta: Bueno, hay que verlo. Bonito, parece que es... Y pinta de bandido... En esos tiempos -y en los actuales con mayor motivo en que el lucro y el engaño están a la orden del día- casi siempre solían dar gato por liebre. La experiencia dice que bajo un envoltorio muy bonito no es oro todo lo que reluce, y menos actualmente donde el mercado no atiende a calidad cuanto a cantidad y apariencia. Y qué decir de lo barato... Lo barato al final sale caro, decía mi abuela. Intención y deseo de quien vende pensando en el “tente mientras cobro”. Hoy se llama “obsolescencia programada”. Nuevo  timo, sofisticado y admitido.

Algo semejante, sin comparación en cuanto a gravedad y consecuencias sociológicas, ha sucedido con la declaración y suspensión de la independencia catalana. Parecía buena, bonita y barata. Con dos o tres reuniones del Parlament y unas firmitas solemnes, estaba todo hecho... Y he ahí el resultado. Y también con la réplica del gobierno central, el causante del aumento del independentismo desde hace cinco o seis años, con sus maneras dictatoriales y el uso abusivo de la Constitución, junto el desprecio por quienes no piensan igual. Un gobierno de ideas fijas, únicas, uniformes y mafiosas. Dignos herederos de la dictadura. Consecuencia de esta ideología dictatorial, es retirar a quien discrepe, o invadir y anular las instituciones que no se ajusten a sus parámetros, sean comunidades autónomas o ayuntamientos como el de Madrid, si no están gobernados por ellos. Otra manera de adquirir el poder sin pasar por las urnas, en las que no creen salvo el día de las votaciones, y eso si les favorecen. ¿Qué es sino un gobierno que usurpa las administraciones y las pone a su servicio con la disculpa de un mandato constitucional interpretado a su manera y de modo cicatero, frente a unos hechos que no son como ellos los pintan? ¿O echar mano de la Ley de Presupuestos Generales que todavía, para más inri, no están aprobados para controlar un Ayuntamiento? Ocurre con el de Madrid, que, precisamente, ahora está arreglando el desaguisado que dejaron sus anteriores mandatarios (de su partido) durante 30 años, con una deuda de más de 8000 millones de Euros, permitiendo que aumentara la desigualdad entre barrios, y degradando, cuando no eliminando, servicios sociales a costa del faraonismo y la megalomanía de sus secuaces. Arguyen la fuerza de las leyes, cuando hay que aplicarlas a los demás, siguiendo la máxima decimonónica de “al enemigo la ley, al amigo el favor”. Bien sabido es que, como dijo Martín Fierro, “la ley es un puñal que nunca aflige a quien lo maneja”. Con  mayor razón si quien lo maneja es un delincuente o pertenece a una trama mafiosa constituida para delinquir, o sea, robar los fondos de las administraciones, no ya únicamente dinerarias, sino sociales y personales. No lo afirma este pobre periodista, ciudadano indignado como tantos, ante tales comportamientos que repercuten en el entorno vecinal, nacional y ambiental. Lo dicen los jueces, la menos los que se atreven a decirlo.

Con la disculpa de la independencia catalana, como manto que tape otros problemas más graves (sí señor, más graves, repito), se ha escondido, como en una mala limpieza, la mierda debajo de la alfombra: la corrupción de un partido y sus principales dirigentes; la imputación de casi un millar de políticos dedicados al bandidaje; la usurpación y manejo en su favor de las administraciones, desde la Justicia a la Hacienda, pasando por la Seguridad Social, o la dejadez y desidia por el interés común, la educación  y la sanidad, hasta ocultar su mala gestión en problemas cotidianos y familiares, como el desempleo, que hace estragos entre personas de mediana edad y jóvenes; la precariedad extendida por los cuatro puntos cardinales; la anulación del porvenir juvenil; la desatención a las familias y mujeres maltratadas o monoparentales, divorciadas y trabajadoras, hasta anular subvenciones vitales, en el desempleo, la maternidad, las enfermedades mentales, raras, y comunes, o la atención a discapacitados y dependientes... Nada han hecho. Sólo poner leyes mordaza, o favorecer a los bancos (véase, la última reforma hipotecaria). Todo lo han corrompido... Y piden legalidad, y buscan apoyo entre banderas y banderolas... Todo con B, como su financiación, sus paraísos fiscales, sus sobresueldos, haciendo bueno y barato unas manifestaciones patriotas que les favorecen exaltando quimeras propias de una derecha obsoleta y casposa, mientras siguen practicando el bandidaje social. Banderas, banderitas, banderolas, y.. bandidaje. Buhoneros de poca monta que dan gato por liebre. Déjennos de engañar. Váyanse a su casa. Perdón, a la cárcel. ¡Que esa es otra! Mientras la gente agita trapitos coloreados en la calle, y se exalta con un patrioterismo encajado con falacias para dar a entender que colabora a la unión nacional, algunos de esos bandidos, o no entran o abandonan la cárcel... Porque han pagado una fianza millonaria... ¿Por qué? ¿Qué fianza? Si ese dinero no es suyo. Es nuestro, del pueblo. Es parte de lo que han robado. Si no, de qué. Ni fianza, ni hostias, que diría un castizo cabreado. Eso es un privilegio más, una manera de manejar la ley en su provecho. Echando cuentas sale rentable robar en las arcas públicas. En cuatro o cinco años me llevo cuatro o cinco milloncejos, y si no me pillan, eso que me encuentro, y si me pillan... ¡Bah! Me compensa: unos meses, pago la multa, una migaja comparado con la fortuna acumulada, y a vivir como un pachá.

No sigan gobernando un país enfangados en la ilegalidad. No nos vendan las tres B: banderas, banderolas y bandidos. No corrompan más las administraciones. Un partido podrido en cualquier otra democracia, no existiría. El PP es un partido de raíces y comportamientos dictatoriales, y trayectoria sistémica corrupta. No es adecuado para gobernar, y después de lo visto, con sentencia y sin sentencia, debería haber desaparecido del mapa político. ¡Pobre país! 

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Fuente: Nueva Tribuna