Neus Català: la presa que ganó a Hitler Imprimir
Nuestra Memoria - Cultura de la Memoria
Escrito por Domingo Marchena   
Martes, 16 de Abril de 2019 04:05

La memoria de Neus Català , que ha fallecido a los 103 años, es hoy desgraciadamente más necesaria que nunca. Superviviente del horror nazi, la llama de esta luchadora antifascista se apagó ayer para siempre en el geriátrico de Guiamets, el pueblo de la comarca tarraconense de El Priorat donde nació en 1915. Su adiós se produce cuando aún resuenan los ecos por la burla que unos descerebrados realizaron de la imagen de Ana Frank en un campo de fútbol.

Hay cosas con las que no se puede bromear, decía siempre Neus Català. Quienes quieran acercarse a su legado tienen a su alcance libros como Testimoni d’una supervivent, coeditado por la Generalitat, o Cenizas en el cielo: una historia de solidaridad, coraje y supervivencia (Roca editorial), de Carme Martín, que noveló los recuerdos de esta figura inquebrantable. Sin quitarle ni un ápice de mérito a la escritora, el lector coincidirá en que debe haber muy pocas vidas más novelescas y épicas que esta.

La prisionera 27.534 en Ravensbrück y 50.446 en Holleischen boicoteó la industria de guerra hitleriana

Hija de campesinos, vinculada desde muy joven a las Joventuts Socialistes Unificades de Catalunya, tuvo que huir a Francia como tantas otras republicanas en 1939. Ella no lo hizo sola, sino con 180 huérfanos que estaban a su cuidado en una casa de colonias, Las Acacias, de Premià de Dalt. Ese detalle refleja la generosidad que marcó toda su existencia. Al otro lado de la frontera, conoció a su futura pareja, Albert Roger, con quien pudo convivir muy poco. Ambos se unieron al maquis y fueron detenidos por la Gestapo.

Ella acabó, entre otros campos nazis, en el de Ravensbrück; él, en el de Bergen-Belsen. En 1945 los dos fueron liberados en estado crítico: Neus Català pudo recuperarse, él no: fue uno de los miles y miles de prisioneros que murieron días después de que los aliados descubrieran el horror de las fábricas de la muerte.

 Fotografía de Neus Català del año 2002 (Pedro Madueño)

En Ravensbrück, Neus coincidió con Mercè Núñez Targa (1911-1986), que también nos ha legado un testimonio conmovedor sobre Ravensbrück, El carretó dels gossos (Edicions 62). Quizá esta obra no tenga la fuerza literaria de Si esto es un hombre, del italiano Primo Levi (1919-1987). O de cualquiera de los títulos del húngaro Imre Kertész (1929-2016) o del español Jorge Semprún (1923-2011), entre otros supervivientes de la barbarie, pero gracias a mujeres como ella o como la propia Neus Català sabemos que hay seres humanos que jamás renuncian a sus ideales.

Tratada como mano de obra esclava, Neus fue la presa 27.534 en Ravensbrück y la 50.446 en Holleischen. Obligada a trabajar en la industria de guerra hitleriana, formó un comando clandestino que boicoteaba la fabricación de armas. Cada bomba que no explotaba, cada bala que se encasquillaba, era una victoria. Todas sabían que se jugaban la vida. Si las hubieran pillado, las hubieran matado en el acto o algo todavía peor. Pero pese a ello, nunca cejaron en su empeño y se convirtieron en una pesadilla para la Wehrmacht justo cuando más necesitada estaba de refuerzos.

Presidenta de la Amical de Ravensbrück, recibió numerosos premios y reconocimientos a lo largo de su vida. Creu de Sant Jordi, medalla de oro del Ayuntamiento de Barcelona y de la Generalitat, los homenajes que más le gustaban eran el silencio y la atención con que los escolares la escuchaban cuando acudía a explicar su historia en alguno de los muchos colegios que visitó. Una vez explicó que, cuando se marchaba de una de estas conferencias, una niña se refirió a ella como “la mujer que derrotó a Hitler”.

 

 

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Fuente: La Vanguardia