En recuerdo de Francisco García Salve, el cura que creía en la clase obrera Imprimir
Nuestra Memoria - Semblanzas / Biografías
Escrito por Willy Meyer   
Viernes, 10 de Marzo de 2017 03:36

En marzo de 2016 nos dejaba Francisco García Salve, el cura Paco. Fue y es, un símbolo de la larga y trágica lucha por las libertades, contra la dictadura sanguinaria del franquismo desde su doble compromiso como cristiano y comunista. Como otros muchos sacerdotes comprometidos, quiso compartir con la clase trabajadora los rigores del trabajo en el tajo, la explotación y la persecución de los que pretendían, en condiciones de clandestinidad, mejorar sus condiciones de vida contribuyendo a la organización de las Comisiones Obreras.


Se hizo jesuita y desde su residencia en el País Vasco, pudo comprobar la represión brutal que padecían los y las trabajadoras cuando reclamaban mejorar sus condiciones de trabajo. En 1967 se trasladó a Madrid y decidió trabajar como peón en la construcción desarrollando una labor frenética, intentando colaborar en la creación de las Comisiones Obreras de la construcción. Militante activo del Partido Comunista de España, corpulento, de voz firme, los que tuvimos el privilegio de conocerle en aquellas fechas, recordamos su extraordinaria bondad a la vez que una firmeza de hierro a la hora de defender a las personas trabajadoras.

En los años setenta, el movimiento obrero de la construcción en Madrid comenzó a plantar cara a la patronal organizando manifestaciones y huelgas siempre salvajemente reprimidas.En 1971 caía asesinado Pedro Patiño cuando pegaba carteles llamando a la huelga de la construcción y los líderes que se formaban en la lucha como Arcadio, Tranquilino, Macario o el cura Paco eran detenidos de forma sistemática por la Brigada Político Social. La organización de las huelgas en la construcción en aquellas condiciones era extraordinariamente difícil por la dispersión de los tajos y por la presencia de la guardia civil en la mayoría de las obras. Pero a pesar de la enorme represión, las huelgas salían adelante.

El movimiento obrero de Madrid y el movimiento estudiantil, concretamente la Organización Universitaria del PCE, coordinaban entones acciones conjuntas y participaban activamente en los piquetes y en la organización de las huelgas. Fue en aquella época cuando conocí, siendo estudiante de Económicas, a todos aquellos camaradas incombustibles de la construcción, entre ellos al camarada Paco. En 1972, a la camarada Julia Hidalgo, entonces estudiante de Políticas y a mí, se nos encomendó participar en la reunión preparatoria de la huelga de la construcción de 1972 que tendría lugar en el piso de la actriz Julia Peña junto al comité de huelga de las Comisiones Obreras de la construcción para contribuir dese la Universidad al éxito de la huelga. La policía detectó la reunión y detuvo a todo el comité de huelga procesando y encarcelándonos.

El cura Paco, miembro del Comité Central, fue detenido en innumerables ocasiones, la más conocida, la célebre “caída” del proceso 1001, cuando fue preso junto a Marcelino y el resto de compañeros de la dirección de las Comisiones Obreras clandestinas.

Su profunda convicción de que la clase obrera es el motor de los cambios profundos que necesita la sociedad para acabar con la explotación del Capitalismo y construir el Socialismo fue su guía a lo largo de sus 85 años de lucha, de persecución y encarcelamientos. Los y las jóvenes de entonces, aprendimos de personas como Paco García Salve, de su ejemplo, de su honestidad, de sus firmes convicciones y de su enorme humanidad en el afán de construir una sociedad sin explotación, libre, democrática y justa.


Entonces, como hoy, la contradicción principal, la que debe mover la centralidad de la acción política es la que se produce entre el capital y el trabajo. Por eso Paco creía en la clase obrera.

Descansa en paz, camarada Paco.

___________
Fuente: Mundo Obrero