A pesar de los abusos de la policía estadounidense, se ve con asombro desde América "la brutalidad" con la que la policía española está actuando

Este video ha sido mostrado en uno de los canales de habla inglesa más conocidos de YouTube. A pesar de los continuos abusos de la policia estadounidense, se ve con asombro desde el otro lado del charco la brutalidad con la que la policía del regimen español esta actuando, unas imágenes cada vez más habituales y lo que es peor, cada vez más normales ante nuestra vista. Sera que nos estamos acostumbrado a vivir en dictadura.

La masacre de Newtown se gestó en una familia “preparacionista”, una secta difusa y milenarista que encuadra a millones de ciudadanos de los Estados Unidos. La madre del asesino, que fue también su primera víctima, militaba en las marciales filas de estos adeptos a las armas y al acaparamiento de víveres que se atrincheran en sus fortalezas domésticas en vísperas del armagedón. La matanza comenzó con un tiro que salió por la culata, las armas las carga el diablo aunque los “prepas” norteamericanos propaguen que son cosa de Dios que milita en su bando.

Sabemos muy bien que Mariano Rajoy es un inútil mentiroso, que tiene en contra a los médicos, profesores, funcionarios en general, sindicatos, jueces, magistrados, policías, periodistas, transportistas, agricultores, pescadores y demás españoles que todavía trabajan, así como a los estafados por los bancos, a los desahuciados de sus hogares, a los pensionistas arruinados, y no digamos a los seis millones de desempleados. Todos los días se organizan manifestaciones o concentraciones en contra de la política de este Gobierno que se atreve a llamarse Popular, aparte las dos huelgas generales mantenidas el 29 de marzo y el 14 de noviembre de este primer año de su maléfica presidencia.

Qué tiene que pasar para que la Comunidad de Madrid se dé por enterada del rechazo masivo a su plan de privatización de la sanidad? Cuatro semanas de huelga indefinida, miles de consultas canceladas (y 5.000 operaciones aplazadas, según la propia Comunidad), encierros, manifestaciones, huelga de hambre, recogida de firmas, amenazas de dimisión en bloque de directores de centros de salud, y una unidad de toda la comunidad médica como no se había visto nunca.

La experiencia individual de la posguerra en Almería fue semejante a la dada en cualquier provincia de España con escasas variaciones. Los aparatos de propaganda del Nacional Catolicismo y del Movimiento Nacional se ocupaban de extender sin excepciones un discurso triunfalista por todo el territorio nacional. Lo hicieron a costa de mantener desinformados a sus ciudadanos de los avances de los ejércitos aliados frente al alemán en la Segunda Guerra Mundial; de ocultarles las reivindicaciones de Don Juan desde Estoril, como sucesor legítimo a la corona, de una Constitución refrendada por el pueblo español; de hacerles ignorar las resistencias del maquis; o de escamotear cualquier reunión clave de la oposición antifranquista para superar la dictadura como el III Congreso del PSOE en Toulouse.