Muy lejos de un modelo educativo inclusivo, único y laico Imprimir
Servicios Públicos - Enseñanza Pública
Escrito por Francisco Delgado Ruiz   
Domingo, 10 de Junio de 2018 06:11

Cuando escribí este artículo, hace unas semanas, todavía gobernaba el PP y el tan cacareado “Pacto por la Educación” ya estaba en “vía muerta”.

Hoy a principios del mes de junio han cambiado las cosas, hay un nuevo Gobierno presidido por Pedro Sánchez, como consecuencia de un voto de censura, aunque en el Congreso las mayorías y minorías son las mismas.

Una nueva ministra, Isabel Celaá, ha accedido al Ministerio de la Educación (no universitaria). Una mujer con gran experiencia política e institucional, (ha llegado a ser Consejera de Educación en varias ocasiones), pero en un contexto diferente: Euskadi, que gracias a los “fueros” se dedica a la Enseñanza el doble de media (en euros alumnado/año) que en la mayoría de los territorios autónomos del Estado.

Ello da lugar a que varios factores, entre ellos el del rendimiento escolar… esté entre los primeros de los países europeos. Sin embargo la red privada concertada escolariza a más de la mitad del alumnado. Las políticas aplicadas por los gobiernos del PNV y del PSOE han hecho que los centros concertados (aunque haya cooperativas laicas, ikastolas, etc., la mayoría es de influencia católica) hayan ido ganando peso en la comunidad vasca, en detrimento de los centros de titularidad pública.

Aunque haya que esperar un tiempo, las primeras manifestaciones de la Ministra no son nada esperanzadoras en cuanto a lo público/privado y algo preocupante el que énfasis que pon en la excelencia y no tanto en la igualdad… Pero también, según se dice, es partidaria de sacar las religiones confesionales de la escuela y eso ya es un hecho en apariencia, positivo. Además del gesto laico de la toma de posesión.

Sin embargo, el 4 de mayo de 2009, siendo Consejera la actual Ministra, varios sindicatos firmaron un convenio colectivo con la Consejería de Educación para que el profesorado que impartía religión en secundaria y bachillerato y no tuviera suficiente alumnado para tener jornadas completas, pudiera impartir otras asignaturas, para las que estuviera preparado académicamente y así poder “rellenar” la jornada. Algo que denunciamos en su momento, incluso yo me desplacé a Vitoria para tratar este irregular Convenio y después de varias reuniones, el único compromiso que conseguimos fue que no se iba a extender a Primaria. Nos referimos, además, a un territorio que es de los que menos porcentaje de alumnado asiste a religión en la Enseñanza Pública de todo el Estado.

Bienvenida, Ministra, espero que los compromisos que el PSOE ha ido adquiriendo estos últimos tiempos en cuanto a la denuncia y derogación de los Acuerdos concordatarios y que la Enseñanza Pública vaya ganando peso, sean realidades y no sólo “humo”.

Ministra, supongo que lo sabe… en España se financia la enseñanza privada (existen los Conciertos) porque los gobiernos (todos) han querido, no porque lo diga ni el Concordato, ni la Constitución de 1978. Ya se lo recordó la Audiencia Nacional al Gobierno que presidía Felipe González, en modélicas y escrupulosas sentencias para el Estado de Derecho en 1983 y 1984: -“El Estado no tiene la obligación de financiar la Enseñanza Privada”

Daremos un plazo prudencial… mientras tanto, sigo pensando igual que lo que expongo en este artículo… De voluntades políticas depende que cambie el signo.


MUY LEJOS DE UN MODELO EDUCATIVO INCLUSIVO, ÚNICO Y LAICO

     *Artículo publicado en la revista republicana (POLÍTICA), de mayo de 2018                                                   

El más que previsible fracaso, en la actual legislatura, del anunciado (a bombo y platillo) “Pacto de Estado por la Educación”, junto a la reciente decisión del Tribunal Constitucional de avalar aspectos confesionales de la LOMCE, nos sitúan en un ámbito complejo para poder desarrollar un Sistema Educativo acorde con los tiempos de la Era Digital y, sobre todo, que promuevan un modelo público, inclusivo, único y laico, como en su día propuso la II República.

En estos 40 años de Constitución (monárquica) se han ido cumpliendo los peores presagios, década tras década, ley tras ley, transferencia tras transferencia a las entidades territoriales, gobierno tras gobierno…

De tal forma que hoy tenemos un Sistema educativo que -por un lado- es universal y obligatorio (quizá lo mejor que se ha hecho, tras la Constitución de 1978 y los Pactos de la Moncloa) y que se ha actualizado en parte, pero que -por otro lado- es muy desigual, ya que se ha venido instaurando una “triple red educativa” que ya muchos analistas presagiábamos en la última década del siglo XX, como plasmé en el libro “La escuela pública amenazada” (Ed Popular 1997) y en posteriores publicaciones, sobre esta cuestión.

Además, en lo que va de este siglo, el sistema de Enseñanza ha sufrido un renovado proceso confesional de forma acelerada, a pesar del crecimiento de secularización de la sociedad española y ello como consecuencia de políticas conservadoras y de pactos con los obispos y otras entidades religiosas.

La cuestión no es nueva, con el nacimiento de un “supuesto” Estado liberal en el siglo XIX la Constitución (católica) de 1812, aunque remarcaba (por vez primera) que la Educación debería ser una competencia del Estado y tender a que fuera obligatoria, como ocurriría en constituciones posteriores hasta la de 1931, la  Iglesia católica siempre conservó sus privilegios.

Por ello, tras el reinado absolutista y ultra-católico de Fernando VII… cuando un  liberalismo progresista había conseguido arrancar un cierto poder a la Iglesia, al menos en lo económico, llegaron a un acuerdo con Roma para establecer perdurables vínculos a través del “Concordato de 1851”, quedando (así) el control ideológico de la Enseñanza (pública) en manos de la Iglesia católica, además de los centros universitarios y no universitarios que eran de su propiedad.

Concordato que fue renovado un siglo después por la dictadura franquista (en 1953) y tras la Constitución de 1978, con los “Acuerdos concordatarios del Estado español con la Santa Sede” de 1979, todavía hoy vigentes a día de hoy, junto a acuerdos de colaboración con otras religiones

No puedo pasar por alto, los intentos de des-confesionalizar el sistema educativo a través de la Institución Libre de Enseñanza (entidad privada y de élite, por cierto), o de la Escuela Moderna de Ferrer i Guardia, o a través la proliferación de escuelas laicas (privadas) que surgían en diversos puntos del Estado… o, entre otros ilustres liberales de la época, de los intentos del Conde de Romanones, por poner un ejemplo cuando se planteó “la cuestión del catecismo” (en 1913)… y, por supuesto, con la instauración democrática de la Escuela pública, única y laica, en un Estado Laico que proclamó la II República, tras la dictadura de Primo de Rivera y la salida del Borbón Alfonso XIII.

Indicábamos al principio y como titular de esta breve reflexión que cuando finaliza esta segunda década del siglo XXI y a punto de cumplirse el 40 aniversario de la Constitución de 1978, estamos muy lejos de conseguir un modelo educativo inclusivo, único y laico.

Y no sólo como consecuencia de un artículo 27 de la Constitución que “abríaalgunas puertas” para que ocurriera lo que ha ocurrido…  sino porque ha habido políticas de los poderes legislativos y ejecutivos a nivel estatal y territorial muy diversos, que lo han propiciado…  y, lo que es más grave, porque ha habido y hay una parte importante de la sociedad y de la comunidad educativa que se encuentra “cómoda” con esta situación, con este modelo.

Los Sistemas Educativos (siempre) son ámbitos, donde la ideología y las políticas partidistas tratan de alienar a favor del poder de turno establecido, con la intención de “guiar” al alumnado hacia “intereses” concretos de los sistemas de creencias, de ciertos dogmas políticos y religiosos… etc. abandonando objetivos para desarrollar la capacidad crítica y creativa del alumnado.

Diversidad de Pactos por la Educación (más o menos encubiertos) al servicio de los Obispos y congregaciones religiosas, al servicio de los mercados y mercadeos, de espurios intereses corporativos y políticos, nacionalistas… se han venido haciendo desde la LOGSE, hasta la LOE-LOMCE… y, también, en la organización universitaria, antes y después del Tratado de Lisboa.

Se “rasgan las vestiduras” ciertos periodistas, sindicalistas, políticos y políticas, gentes de la cultura… etc. cuando, por ejemplo, se da a conocer que el gasto público en enseñanza concertada se dispara, mientras que el gasto para la enseñanza de titularidad pública se ralentiza en casi todas las CCAA…

¡¡Pues qué creían…!!… si (ya) desde los primeros gobiernos de la democracia, se apostó por financiar (100%) la enseñanza privada (dogmática o no dogmática). Cuando la LOE (2006) durante la presidencia de Zapatero avaló (artículo 108) que la Enseñanza privada concertada formara parte del servicio público de Enseñanza y ello fue respaldado por sindicatos (¿de clase?), organizaciones madres y padres… y diputadas y diputados… del centro y de la izquierda.

Entonces ¿Para que un nuevo Pacto?… ¿Para dar aun más ventajas a “los mercados”, a los obispos y a otras religiones?… El mal ya está hecho y tiene muy difícil solución a corto y medio plazo. La triple red educativa se ha instalado… 1-Para las clases acomodadas (una parte financiada por los impuestos), 2-para las familias de “clases sociales” que pueden pagarse “complementos y refuerzos educativos” fuera del sistema oficial… idiomas, viajes al extranjero, clases de artes… (escuela de titularidad pública y privada concertada) y 3-Educación para las clases sociales más desfavorecidos social y geográficamente (la inmensa mayoría de titularidad pública), que no cuentan con posibilidad de refuerzos complementarios, ni apenas compensatoria…  Y, además, es “tendencia europea”, desde hace algunos años, incluso en el ámbito de Sistemas Educativos muy potentes, estables e inclusivos, que empiezan a desmoronarse en lo que va de este siglo. Además de que la Era digital ha venido para cambiar todas las “reglas del juego” conocidas hasta ahora y, por supuesto, en el ámbito de los sistemas educativos y, ello, no ha hecho nada más que empezar.

                                              

Francisco Delgado. Ex-presidente de Europa Laica y durante 15 años fue miembro del Consejo Escolar del Estado.

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Fuente: Laicismo