El domingo día 10 de Febrero a las 11 de la mañana la sala alquilada por el Frente Cívico en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, estaba abarrotada, la gente llenaba asientos, pasillos, el amplio espacio del vestíbulo, … el interés despertado por saber las propuestas de trabajo de la organización ante la situación política actual no dejaba ninguna duda. También el rechazo; ccoo (sí, en minúscula) en su máximo órgano se había reunido días antes para negar su salón de actos al Frente Cívico. Es la última señal lanzada desde aquél congreso en que echaron a Marcelino Camacho. Se vanaglorian de ello. La dirección es tan fiel al orden establecido que no tienen duda sobre lo que deben permitir y lo que no. La corriente crítica debía pronunciarse ante los afiliados al sindicato, porque la decisión de prohibir el acto del Frente Cívico es contra la izquierda.

Querían que no nos diéramos cuenta. Querían que ignoráramos su cruenta bacanal. Querían poner sordina a sus crímenes diarios.

Habitan en el paroxismo. Habían robado y echado de sus casas, de sus hogares, de sus intimidades sagradas a 400.000 personas. En esta orgía de la usura, la sangre, la vida, el ser humano, caía cada minuto, sin abstractos. Pero ellos, y sus testaferros, y sus leyes medievales, los disfrazaban de “suicidios”.