Alfonso Armada y la Transición PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Hugo Martínez Abarca   
Martes, 03 de Diciembre de 2013 00:00

Estaba enfermo y había acatado la Constitución. Así que en 1988 Alfonso Armada salió de prisión, indultado por Narcís Serra, el ministro del PSOE que luego sería vicepresidente de Felipe González y más tarde se forraría mientras hundía Caixa Catalunya. Estaba tan enfermo que tardó 25 años, los que le quedaban de condena, en morir, a los 93 años: la salud no perdona. No sabemos si el acatamiento de la Constitución fue tan sincero como su mala salud. Probablemente sí acatara la Constitución o lo que le echaran, qué más daba.

 

Alfonso Armada reunía en su currículo infinitos de los peores elementos estructurales de la Transición. Se recuerda su participación en un golpe de Estado y se olvida que participó en dos golpes: se alistó a los 16 tiernos años en el ejército sublevado contra la República nada más producirse el golpe de 1936 y cuando el fascismo ganó la guerra española quiso ayudarle también a ganar la guerra mundial, alistándose en la División Azul. No fue un golpe de Estado sino dos: el 18 de julio y el 23 de febrero. Los silencios de la Transición ponen como única mancha en el currículo de Armada el chapucero golpe de 1981, probablemente fracasado sólo por estrambótico, porque no se puede entrar a tiros con tricornio en el Congreso de los Diputados y salir con un general como presidente del gobierno consensuado como otra lección democrática que España daba al mundo. Si el golpe hubiera alcanzado sus objetivos formales ayer habría muerto un demócrata con sentido de Estado. Y el rey también habría sido el héroe del 23F, pues Alfonso Armada era un hombre del rey: su profesor militar, su consejero y amigo, el secretario de su Casa durante 17 años hasta que Suárez (el hombre cuya nefasta gestión habría conducido al 23F como la inestabilidad de la República condujo al 18 de julio) lo quitó del puesto.

Alfonso Armada personifica muy bien los silencios, las hipocresías, las complicidades y los olvidos voluntarios de la Transición. Y la inmunidad.

Si Alfonso Armada se hubiera vuelto demócrata en los cinco eternos añitos que pasó en prisión lo primero que habría hecho al salir habría sido contar quiénes y cómo organizaron el 23F, con qué complicidades. Ni una palabra. Sólo un libro, Al servicio de la Corona, publicado en 1983, hacía balance de su vida, siempre leal a Su Majestad parecía decir.

Armada fue indultado en 1988, Milans del Bosch en 1990 (también por motivos de salud). Tejero obtuvo el tercer grado en 1993 y la libertad condicional en 1996. Porque España es muy de mirar adelante y que cicatricen las heridas cuando las causan fascistas. Y de no mirar qué responsabilidades hubo. Los ultras, los militares golpistas, los asesinos en serie si tienen uniforme… son personas de bien descarriadas, que de tan buenos que son son tontos. De Armada a Galindo, también indultado por motivos de salud tras cuatro años en prisión.

El general Armada fue un hombre de la Transición: el secretario de la Casa del Rey, nada menos. No era del Bunker franquista, sino un hombre de Zarzuela. La salida prevista al golpe de Estado era un gobierno de consenso con un militar, el elefante blanco, Armada, al frente. Ell golpe se fue formalmente  al carajo porque cuando un hombre con tricornio se pone a pegar tiros en el Congreso se vuelve muy difícil vestir el golpe de lagarterana. Son dos carcaterísticas muy propias del espíritu de la Transición: lo importante no es la calidad de la democracia sino su apariencia y todos juntos debemos mirar hacia otro lado. Que en vez de intentar saber cómo se fraguó el golpe el régimen político hiciera de éste un hito mitológico forma parte de la forma en que se quiso equiparar el régimen concreto que tenía España con La Democracia: o esto o los tricornios, pese a que los tricornios fueran sólo el lado malhumorado de esto.

Cinco años tardó en ser indultado: uno era aún niño y no lo recuerda, pero seguro que los veteranos recuerdan la ira de los tertulianos porque no hubo cumplimiento íntegro de la condena. ¿Verdad que sí?

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Fuente: La Marea