Ser de la ETA PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Hugo Martínez Abarca   
Jueves, 28 de Marzo de 2013 00:00

-El único límite a la lucha política y social legítima es el mismo que a la acción política: los derechos humanos. Quienes hacen escrache pueden ser muy molestos (de eso se trata) pero no violan ningún derecho humano. Los diputados que mantengan el derecho a la vivienda (consagrado en el artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos) como una quimera sí están violando los derechos humanos. Quienes superan los límites de lo legítimo son sólo éstos.

 

-A Cristina Cifuentes le suele molestar mucho la historia falsa de su marido en búsqueda y captura. Es lógico. Las acusaciones falsas son injustas y una forma ilegítima de atacar a alguien, además de una tontería dada la inmensa cantidad de razones verdaderas que hay para pedir que esta señora deje de tener un cargo público. Pero Cristina Cifuentes no puede quejarse de ninguna acusación falsa porque es sobre lo que ha montado su extravagante personaje público: el 25-S era golpista, la PAH es “filoetarra o proetarra” (peculiar matiz que algún día nos explicará) y cada semana tenemos manifestantes acusados de ejercicios violentos muy por encima de su capacidad física. Cristina Cifuentes debería entender lo feo que es hacer acusaciones falsas, mucho más si eres un cargo público que tiene a su mando a la policía, con capacidad para ejercer la violencia y convertir, en tanto que autoridad pública, las acusaciones falsas prácticamente en pruebas del delito.

-La burda historia sobre el vínculo de la PAH con ETA es patética. Una organización vizcaína de lucha contra los desahucios (Stop Desahucios Bizkaia) que no forma parte de la PAH decide sumarse a una manifestación por la normalización de la situación de los presos vascos. Algo, por otra parte, plenamente legítimo por mucho que en este país se pretenda que es proetarra querer que a un asesino de ETA se le aplique la misma normativa penitenciaria que a un asesino que no sea de ETA. Probablemente sea un error mezclar churras con merinas, pero en todo caso es un error legítimo y que no tiene nada que ver con una supuesta defensa de ETA. Y un error que tampoco tiene nada que ver con la PAH que sólo compartiría con Stop Desahucios Bizkaia lo mismo que comparte con el TEDH o con todos los partidos del Congreso si nos creyéramos sus discursos: la oposición a una legislación sobre desahucios “abusiva e ilegal”. A partir de ahí montan el circo: la PAH es ETA. Seguramente si Stop Desahucios Bizkaia no hubiera ido a esa manifestación habrían montado el mismo número: ya lo empezó el diputado más dicharachero de twitter, Carlos Martínez Gorriarán, denunciando como a nazis a los invitados en el Congreso de la PAH (curiosamente Gorriarán, diputado que reconoce que el programa económico de UPyD se inspira en las propuestas del lobby neoliberal FEDEA, ya ha explicado que si hay dación en pago se hunde el sistema bancario: por eso se anticipó a llamar a la PAH fascistas, etarras, o lo que haga falta para estigmatizar a la disidencia).

-Es extraño que sólo las víctimas catalanas de ETA hayan decidido plantar cara a quienes frivolizan así con una organización extinta pero que ha dejado muchos asesinatos a su camino. En los últimos meses la caverna y su pesebre mediático han decidido que son ETA desde las asociaciones de padres de alumnos a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Si su propaganda fuera cierta ETA no sólo habría sido una organización bastante inocente sino incluso digna de aprecio por los derechos defendidos. Es grotesco. Si un dirigente de la izquierda abertzale saliera diciendo que al fin y al cabo lo que hace la PAH o lo que hace una asociación de padres de alumnos es continuar la obra de ETA le caerían varios años de cárcel por apología del terrorismo. Si lo dice Cifuentes, Rosa Díez o un periodista de la TDT casi todo es silencio por parte de los machacados por ETA.

-No se inaugura en esta legislatura la universalización de lo etarra. La cosa empezó en 1998 cuando Garzón cerró Egin y se generalizó en Euskadi a partir de la caída de las Torres Gemelas y del “todo vale” contra el terrorismo: en junio de 2002 se aprobó la ley de partidos políticos que declaraba obra de ETA incluso a partidos creados 30 años antes del nacimiento de ETA. Hubo vanguardias, como aquella viñeta de Mingote en la que Rosa Díez también era ETA por su campaña como consejera de turismo (“Ven y cuéntalo”). Hoy hay gente en la cárcel por ser ETA cuyo delito es haberse reunido pacíficamente en la sede de un sindicato legal para conseguir que dejara de haber bombas y en todo caso acabar constituyendo un partido legal como según los tribunales españoles es Sortu. Otegi es tan ETA como los señalados grotescamente por Cifuentes y Rosa Díez porque el problema de ETA no eran sus ideas sino sus armas, que Otegi no empuñó sino silenció.

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Fuente: Quien mucho abarca  es el blog personal de Hugo Martínez Abarca