Couso, el enemigo está en casa PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Ramón Lobo / Tlaxcala   
Miércoles, 01 de Diciembre de 2010 07:00

Couso6

Un país serio, como Estados Unidos, defiende a sus nacionales. Un país menos serio, no. Los papeles de Wikileaks sobre España revelados por este periódico dejan mal parados al fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, al fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, y al Gobierno del PSOE. Un adjunto al director general de Política de Defensa (no identificado en el telegrama) comunicó en mayo de 2009 a la Embajada de EEUU en Madrid: "El Ministerio apoya totalmente la posición norteamericana". Se refería al caso Couso. La (hoy ex) vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega aseguró al embajador de EEUU en abril de 2007 que ella "estaba muy implicada en el seguimiento del caso, al que prestaban atención los más altos cargos del Gobierno español". Hay más, habrá más.

Ya no podemos culpar al Gobierno del PP, el de José María Aznar, de todos los males en Irak. El del PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero siguió la misma línea en el caso Couso (y otros, como los vuelos secretos de la CIA). Donde hay patrón nunca manda marinero. Donde hay patrón la defensa del valores es siempre con sordina.
 
Cuando hablamos del caso Couso nos referimos al proceso judicial abierto tras la muerte del camarógrafo español José Couso. Le mató el disparo de un carro de combate Abrams del Ejército estadounidense en la mañana del 8 de abril de 2003. Couso se encontraba en la planta 14 del Hotel Palestina grabando la entrada de las tropas de EEUU en Bagdad. Un tanquista le encontró sospechoso. Murió horas después a causa de las heridas recibidas. También murió el camarógrafo de la agencia ReutersTaras Protsyuk, quien se encontraba en la planta superior.

Ese mismo día, las tropas norteamericanas dispararon contra la casa de Abu Dhabi TV y bombardearon la de Al Yazeera en la capital iraquí. Murió Tareq Ayyoub. La cadena catarí había informado de las coordenadas de su sede. No sirvió de nada. La muerte de Ayyoub fue un asesinato.  

En los casos de Couso y Protsyuk hay más dudas sobre la calificación de los hechos. Para la familia del camarógrafo español y numerosas organizaciones periodísticas, el Ejército actuó deliberadamente contra el hotel donde se concentraba la mayoría de la prensa. Su objetivo era lograr su salida de Bagdad.

Otros piensan que se trató de un fallo de apreciación producto del miedo, el estrés de combate (no pasaba nada en ese momento) y de la falta de información. Estoy más con los segundos aunque disparar contra un hotel lleno de civiles es un crimen de guerra que exige una investigación y un castigo. Es inconcebible que el Ejercito de EEUU no supiera dónde estaban sus periodistas. En democracia, los errores se pagan. 

Miembros de la judicatura y del Gobierno del PSOE han trabajado para impedir esa investigación y para descarrilar el proceso judicial emprendido en España por el juez Santiago Pedraz, quien ha dictado una orden de detención contra tres militares estadounidenses.

"Lo terrible es que un Gobierno que hizo bandera de caso Couso, el del PSOE, haya conspirado con una potencia extranjera para impedir que se haga justicia", dijo Javier Couso a Aguas Internacionales. "No es una sorpresa lo revelado, pero sí el grado. Sabíamos de la existencia de reuniones secretas con la embajada. El asunto ya está en manos de nuestro abogado. Seguimos confiando en la justicia, en el Tribunal Supremo y en los jueces de instrucción", añadió. El abogado de la familia Couso estudia si los colaboradores españoles en el boicoteo del caso pueden ser procesados por encubrimiento. En Estados Unidos se consideraría traición.
 

Couso1Couso3Couso2

Los procesados: teniente coronel Philip de Camp; capitán Philip Wolford y sargento Thomas Gibson. 


La muerte de periodistas es por lo general un accidente de trabajo. En algunos casos, como el de Julio Fuentes, un asesinato. Una guerra debe cumplir unas normas, las convenciones de Ginebra, y respetar la vida de los civiles. Los periodistas lo somos. Que el sargento Gibson, jefe del carro que mató a dos camarógrafos confundiera dos cámaras con lanzadores Milano, de los que carecía el Ejército de Sadam Husein, es grave. Couso no es el único muerto por disparos estadounidenses. Este periódico perdió en Panamá al fotógrafo Juantxu Rodríguez.
 

Couso4

Puente desde el que disparó el carro de combate Abrams contra el Hotel Palestina.


Olga Rodríguez, periodista de la cadena SER en 2003, se encontraba en Bagdad el día de la muerte de José Couso. Es un testigo esencial para el juez Santiago Pedraz, que se halla a la espera de viajar a Bagdad para investigar sobre el terreno. "Lo revelado a través de Wikileaks confirma lo que sabíamos. Estados Unidos no está dispuesto a que salga adelante este proceso porque produciría un efecto dominó. Sería abrir la caja de Pandora, el Ejército de EEUU dejaría de ser inmune. Hay muchos muertos en la lista de espera."

Ricardo Ortega es uno de ellos.