Desde hace varios días me levanto con noticias a través de las redes sociales que hablan de estudiantes de un instituto de Valencia, el IES Lluís Vives (a los que ca

da vez se unen más personas) que llevan desde el miércoles pasado reuniéndose a la salida del instituto, protestando por los recortes en educación y en solidaridad con tod@s l@s compañer@s que han sido identificados y detenidos por la policía en los últimos días.

Es justo que antes de iniciar debate, se conozca que esos estudiantes han estado meses sin calefaccion en su instituto, ignorados por las autoridades competentes en la materia, y creo que desde ese punto de partida, es completamente lícito que jóvenes de entre 14 a 17 años decidan manifestarse de forma espontánea al lado de su instituto.

No conozco si estas convocatorias están autorizadas, si se ha solicitado permiso para las concentraciones, ni siquiera ni cuál es el proceso para realizarlas, simplemente leo en la constitución española el artículo 21 que en el punto 1 dice: "Se reconoce el derecho de reunión pacifica y sin armas. El ejercicio de este derecho no necesitará autorización previa". Y en el punto 2: "En los casos de reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones se dará comunicación previa a la autoridad, que sólo podrá prohibirlas cuando existan razones fundadas de alteración del orden público, con peligro para personas o bienes".

Como he leido en alguno de los artículos publicados: "Que sea "legal" o no su manifestacion no debería dar luz verde a abusos fisicos a menores de edad. Y ampararse en "es que no avisaron" para intentar justificar lo que ha sucedido es una excusa pobre, muy pobre".

Las imágenes que circulan por la red son escalofriantes, las miro y pienso: "¿Eso está pasando a sólo una hora de donde vivo?, ¿en una ciudad en la que he pasado cinco años de mi vida?". El lenguaje empleado por los medios de comunicación, que debe ser y confío que es reflejo de la realidad, parece más propio de una guerra o de un estado de violencia muy importante: cargas policiales, antidisturbios, escaramuzas, pistolas de bolas, quema de contenedores... Además, las cifras que se han proporcionado no se quedan atrás: 42 detenidos, 25 furgonetas de antidisturbios...

Y lo que más me inquieta, es como todo esto, lo único que me transmite es una autoridad vertical impuesta que me recuerda mucho a la crianza, a la obediencia, a la sumisión. Lo que me transmite es que personas que legalmente están autorizadas para proteger (la policía, no?) y mantener el orden, emplean la fuerza con las porras contra unos jóvenes que huyen atemorizados, pero no toman ninguna medida ante una educación y unos servicios mínimos que el gobierno no está proporcionando a los ciudadanos. Lo que me transmite es represión pura y dura, basada en el establecimiento de un orden jerárquico y riguroso en el que la libertad amparada constitucionalmente se anula por una decisión unidireccional.

Lo que me transmite es una imagen opuesta de policías con porras, botas, cascos, chalecos, sin mostrar sus identificaciones... frente a una mayoría de jóvenes con mochilas y pantalones vaqueros que se desmarcan totalmente de la violencia. El jefe superior de Policía de la Comunitat Valenciana, Antonio Moreno, hablaba ayer de agresividad, de enemigos, de emplear la fuerza... al referirse a esos chic@s ¿no nos damos cuenta de la violencia intrínseca que tienen ya esas palabras?...

Con esos datos, y desvinculando totalmente las acciones violentas por cualquiera de las personas involucradas, las quemas de contenedores y las medidas que atentan contra la dignidad personal, siento que las actuaciones policiales han sido totalmente desmedidas y para nada acordes con la realidad. Me recuerda al artículo/libro de Indignaos y pienso: "¿Hasta dónde vamos a llegar?, ¿cuándo vamos a protestar?, ¿qué más tiene que pasar para que reaccionemos?, ¿cuándo tomaremos las riendas (si es que es posible)?...

Y me uno al lema de los estudiantes que cortan el tráfico al grito de 'Els lladres a presó i els diners a educació'.

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Fuente: Criando Amando