Veo, veo, ¿qué no ves? Imprimir
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Víctor J. Sanz / Impresiones mías   
Viernes, 21 de Octubre de 2011 00:00

A pesar de los increíbles avances de la tecnología y en contra de lo que pueda parecer, la llegada de la señal digital no ha eliminado el uso del término “ruido” en lo referente a las distintas señales de televisión. Antes al contrario, cada vez es más apropiado utilizar este término para referirse, sin ir más lejos, a la cantidad de ondas emitidas por los distintos medios, llamadas en ocasiones “información” e incluso más concretamente “telediarios” o “noticias”, y que nos impiden percibir la realidad tal y como ocurre realmente. En su lugar solo somos capaces de percibir el ruido que sepulta, en ocasiones para siempre, la realidad que nos rodea.

Para averiguar en qué medida le puede afectar este “ruido” en su vida cotidiana, siga este sencillo juego del “Veo veo”. Por ejemplo: Veo las noticias pero no veo la realidad.

Veo enconadas luchas por ver quien habla de paz con más fuerza, pero el país donde nací vende armas, financia injerencias en otros países y participa en bombardeos sobre población civil. Además de que no sanciona a países “amigos” que incumplen sistemáticamente los mandatos de la ONU.

Veo a los políticos de la derecha española reclamar con vehemencia la paz para el País Vasco, pero no veo que ellos mismos son herederos (y fieles defensores) del mayor sistema de opresión, asesinato y genocidio organizado que ha conocido la historia de España en la figura del dictador Francisco Franco.

Veo hablar de primavera árabe, pero la policía de mi país pisa las flores de su propia primavera

Veo alentar revoluciones de pueblos ajenos y reprimir las de los propios.

Veo cómo los llamados “disidentes” cubanos se manifiestan contra el sistema político de su país, pero no veo cómo lo hacen con financiación de los Estados Unidos.

Veo cómo a estos llamados “disidentes” cubanos se les da más espacio y mejor trato en los medios españoles que a los millones de “disidentes” españoles que disienten de las políticas neoliberales que les han sumido o que les van a sumir en la marginación y en la exclusión social más irreversibles.

Veo cómo se culpa al sistema cubano de la marcha económica del país, pero no veo explicar que el bloqueo es el principal responsable de todos los problemas económicos de la isla.

Veo que Israel libera a 471 “terroristas” palestinos, pero ningún medio me mostró que, hasta tan solo unos minutos antes, Israel los tenía apresados junto a otros miles de infelices.

Veo cómo a los palestinos se les llama “terroristas” mientras que a los israelíes se les llama “soldados”, incluso veo cómo los primeros siempre atacan y los segundos “no tienen más remedio que defenderse”. Pero no capto ninguna señal que muestre el gran campo de concentración en que Israel ha convertido el territorio palestino, en el que el papel de nazis lo representan (y muy bien) esos “soldados” y las víctimas son esos “terroristas”. Este ruido lleva al espectador a creer que todos los palestinos son terroristas y que todos los israelíes actúan en defensa propia.

Veo cómo se habla de austeridad de los pueblos en los postres de las comilonas de sus políticos.

Veo que hay dos candidatos a las elecciones generales en España, incluso veo que comparten asesor de imagen y hasta programa electoral, pero no veo cómo la mayoría de la población no quiere a ninguno de los dos. Ni tampoco veo en ningún medio hablar del resto de candidatos, solo veo alentar el bipartidismo, ese cáncer del que tarde o temprano perecerán las sociedades.

Veo un programa de televisión tras otro en el que se nos invita a visitar lujosas casas, pero apenas si veo programas en los que se invita a cientos de miles de ciudadanos a abandonar su casa para siempre, abandonarla con lo puesto, con lo puesto y la deuda hipotecaria pendiente. En su lugar es frecuente ver a Emilio Botín quejándose de lo mal que nuestra sociedad trata a su banco.

Veo cómo en Estados Unidos existen hospitales para tortugas, pero no veo decir que 50 millones de estadounidenses no tienen ni para comida, cuánto menos pagarse la factura de un hospital, quizás desearían cambiarse por cualquier tortuga mal herida.

Veo que Grecia (el 2% del PIB europeo) supone un factor de riesgo global y determinante para Europa, pero no veo cómo los bancos alemanes y franceses son quienes realmente sufrirían ese riesgo global y determinante, y que son a ellos y no al pueblo griego a quienes el sistema pretende “salvar” arruinando al resto de ciudadanos europeos.

Veo repetir y repetir que hay que recapitalizar a los bancos, pero no veo a nadie decir que solo se trata de negocios privados que se dedican a la estafa organizada y cuya última jugada les ha salido mal.

Veo a los directivos lucir sueldos fenomenales (cada vez más fenomenales), y veo cómo se producen cada vez más Expedientes de Regulación de Empleo que dejan en la calle a miles de trabajadores, pero no veo a ningún medio denunciar la indecencia de la coincidencia en el tiempo de ambos hechos.

Veo cómo se etiqueta de “gran hombre” a quien dona un ínfima parte de su fortuna personal para fines benéficos, pero no veo hablar en ningún informativo de los medios maléficos que utilizó para conseguir amasar dicha fortuna. Una buena acción no puede compensar años y años de falta de honradez.

Veo a los políticos de derechas pedir menos intervención estatal en las empresas privadas, pero no veo decir que las empresas privadas piden cada vez más y más intervención estatal, especialmente a la hora de pedir subvenciones o inyecciones de dinero público a fondo perdido.

Veo veo…

Continue usted mismo el juego, descubrirá que hay miles de fórmulas diferentes en que el ruido nos impide ver la realidad. Encuentre las suyas.

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Fuente: Impresiones mías