Anguita, en el país de los liberales Imprimir
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Juan Carlos Escudier / Cuarto Poder   
Jueves, 20 de Octubre de 2011 05:25

Julio Anguita, en un momento del debate./ J.C.E.A diferencia de Tintin, que hizo su primer viaje al país de los soviets, Julio Anguita se dio ayer un paseo por el país de los liberales. Participaba el ex líder de IU en un debate organizado por la Fundación Canal al que estaban llamados también el ex presidente de la CNMV, Manuel Conthe, el consejero de Economía de Esperanza Aguirre, Percival Manglano –cualquier parecido con el caballero de la Tabla Redonda, pura coincidencia- y el periodista Ángel Expósito. Moderados por ese profeta del libre mercado llamado Carlos Rodríguez Braun, se trataba de establecer si lo que vivimos es una crisis económica, una crisis de valores o una película de Hitchcock, por eso de que hay mucho pájaro suelto, fundamentalmente en la banca.

 

En el país de los liberales uno puede encontrarse de todo, como en botica. Hay gente modesta, como el citado Expósito, que empezó diciendo que esperaba no hacer el ridículo y que en su paseo por los habituales lugares comunes – "vivimos una profundísima transformación social que no se recuerda"; "hemos creado un monstruo político-administrativo insostenible"; "qué habremos hecho para que nuestros hijos piensen que van a vivir peor que nosotros"- dio muerte a una mosca de un solo manotazo.

Pero también hay tipos pagados de sí mismos como Conthe, que por si no lo saben es consejero de Acerinox, cuyos directivos son los crème de la créme aunque nadie les conozca por su proverbial circunspección; presidente del Consejo Editorial de Expansión, que es un diario económico excelso, no como otros que sobran y que además "se ganan la vida lanzando escándalos", y, por supuesto, funcionario, pero de los que prestaron servicios cuando la Administración era canela en rama, profesionalidad en estado puro y no como ahora, que dejan entrar a cualquiera.

Y por supuesto, existen otros incalificables, como el consejero Percival, algunas de cuyas tesis son realmente curiosas. La primera es que los mercados son como el ordenamiento jurídico, esencialmente benéficos porque constituyen un contrapeso a la discrecionalidad de los políticos; la segunda es que es muy negativo que la soberanía popular esté por encima de otros poderes porque eso conduce al populismo y al totalitarismo; y la tercera es que la economía de mercado es la tierra en la que germina el mayor recurso del planeta: el ingenio humano. ¿Lo sabría el inventor de la rueda?

No lo tenía pues fácil Anguita, al que pronto habrá que llamar doctor una vez que ha completado su tesis doctoral sobre los efectos de la desamortización de Mendizábal en Córdoba. Sostuvo que lo que vivimos es una crisis de civilización, toda vez que el primero de sus pilares –el mercado, la competitividad y el crecimiento permanente- está devorando al segundo, la democracia representativa. A su juicio, al capitalismo se le está acabando el planeta y el sistema, "en vez de expandirse está implosionando".

Tuvo para todos. A Expósito, que vino a decir que el que estuviera libre del pecado de la especulación lanzará la primera piedra, le arrojó una roca del quince. "Yo no he especulado en mi vida. Y no me he planteado tener un fondo privado de pensiones porque eso le corresponde a los poderes públicos". A Conthe, para quien todos nuestros males provienen de la pérdida de competitividad y ve en el superávit presupuestario la única manera de tener independencia, le contestó con mucha guasa: "Si todos los países tienen que ser competitivos, si todos tienen que exportar más que importar, ¿quién compra entonces? ¿Los marcianos?"

Y al caballero de la tabla de Aguirre le dio una lección de democracia: "Los mercados han de someterse a las directrices de los poderes públicos. Esto no significa ir en contra de la libre empresa (...) Los límites de los elegidos han de ser la Constitución y el Derecho. Cuando los mercados le dicen a un Gobierno lo que tiene que hacer están dañando el sistema democrático".

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Fuente: Cuarto Poder