20-N: La falacia del PSOE y el voto útil (y la inutilidad de la abstención, el voto nulo o el voto en blanco) PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Juanjo Picó / UCR   
Lunes, 17 de Octubre de 2011 04:25

Voto Util   Una de las letanías que más veces hemos de escuchar cuando se acercan unas elecciones es la machacona insistencia que se hace desde el PSOE y sus sectores mediáticos, incluso a veces desde entornos de gente que se postula de izquierdas, llamando al "voto útil" de la izquierda en el sentido de votar al PSOE puesto que "nos jugamos mucho" o que "no existe otra alternativa" para poder vencer a la derecha que viene.

 

Este ritual que ya conocemos de sobra pertenece al tipo de falacias que podríamos llamar de profecía autocumplida, es decir aquella que se aplica a situaciones sobre las que se inducen argumentos interesados que a base de repetirlos una y otra vez acaban resultando convincentes para un amplio número de personas que los aceptan acríticamente como si fueran una verdad incuestionable, consiguiendo que el resultado de esa situación se oriente en el sentido deseado aunque inicialmente no tuviera porqué hacerlo así.

EL VOTO INUTIL ES EL QUE RENUNCIA A QUE LAS COSAS CAMBIEN

 La trampa de esta falacia está en dar por hecho que el único partido con posibilidades de confrontar con el PP es el PSOE. Porque, ¿quién establece que eso es así? ¿Por qué siempre tiene que ser así? Las posibilidades de una opción política ni son inamovibles ni están fijadas de antemano de una vez por todas sino que dependen justamente de la voluntad de los electores. Habrá quien alegue que, hoy por hoy, el PSOE es el partido que tiene más opciones de disputar el gobierno al PP. Puede que realmente sea así, pero no tiene porqué ser siempre así. 

Porque tampoco tenemos porqué desde la izquierda pensar sólo en términos de gobierno, sino también de los valores y el modelo de sociedad que defendemos, pudiendo concebir un escenario distinto y mejor que el que tenemos y, por tanto, luchar por conseguirlo sin resignarnos ante lo supuestamente inexorable, saliendo también de ese falaz engaño de que "más vale malo conocido que bueno por conocer".

Este fatalismo no puede ser admisible desde una óptica de izquierdas ya que supone la renuncia a la crítica, a la resistencia. Es el inmovilismo de aceptar la lógica del sistema capitalista y las carencias de esta democracia liberal como la única opción posible. Es la desesperanza de que no podemos transformar este mundo porque todo está ya muy escrito antes de que nosotros nos decidamos a hacer algo. Es asumir que no existe otra alternativa sino la del actual bipartidismo excluyente que polariza la vida política impidiendo que otras opciones puedan tener su visibilidad en la configuración de la voluntad popular. Es conformarse con lo que se nos ofrece que no es sino ir poniendo parches para hacer la situación más llevadera, lo que conduce inexorablemente a una situación de dependencia y de inutilidad política. Por eso, siempre será necesario sacudirse estas falacias y optar para que pueda existir un contrapoder desde la izquierda real que represente en las instituciones esa otra forma de hacer política para construir otro modelo social más justo y solidario.

EL VOTO INUTIL ES EL QUE APOYA LAS POLITICAS DE DERECHAS 

La otra gran trampa de la argumentación del voto útil es sobrentender que es útil en la medida en que va a servir para evitar que gobierne la derecha, a la que se identifica con el PP. Esto sería cierto, si acaso, en el supuesto de que el PSOE fuera un partido de izquierdas, tal como se califica a sí mismo para poder presentarse como la gran alternativa al PP y solicitar, por tanto, el voto útil de los sectores de la izquierda real.

Pero a estas alturas hay que tener claro que el PSOE no representa ninguna alternativa de fondo respecto al PP. Es más de lo mismo, disfrazado, en todo caso, con bellas palabras, bonitos gestos y algún que otro destello para hacerlo presentable. Para construir una perspectiva solvente para la transformación social anticapitalista es esencial romper el perverso esquema según el cual el PP es la derecha y el PSOE es "la izquierda". El PP es la derecha y el PSOE está en la derecha, con lo que ambos están en la misma orilla.

Porque, ¿es de izquierdas un partido político que ha llevado a cabo las reformas legislativas más regresivas de la historia de la democracia española, que hace caso omiso de la voluntad popular y de los compromisos adquiridos, y que secuestra la participación democrática de los ciudadanos? Hace ya mucho que el PSOE ha aceptado de lleno el juego de un neoliberalismo de todo punto incompatible con cualquier idea de izquierda. La situación es evidente a la luz de las decisiones que ha venido tomando de forma acrítica, y hasta argumentada, en esta legislatura: reforma laboral con el abaratamiento del despido, la desarticulación de la negociación colectiva y las facilidades de contratación precaria temporal, la reforma del sistema de pensiones, la reducción del sueldo de los funcionarios y la congelación de las pensiones, la privatización de las cajas de ahorro y de sectores públicos, la integración en la estructura militar de la OTAN y la colaboración con su belicismo, y para remate la reforma de la Constitución para introducir en ella el neoliberalismo por decreto ...... decisiones, todas ellas, que han contado con el beneplácito del PP por ser totalmente propias de una política de derechas en las que el PSOE pone la alfombra para que se instale la derecha con el trabajo sucio bien hecho a costa de una política de izquierdas.

¿Entonces, qué sentido tiene hablar de voto útil? ¿Para quién es útil ese voto dado al PSOE si lo único que permite es mantener el neoliberalismo galopante? La respuesta obvia es que esa utilidad es sólo para que cualquiera de esos dos partidos lo utilicen al servicio de los intereses de los grandes poderes políticos y económicos a los que sirven.

EL VERDADERO VOTO UTIL 

La llamada desde el PSOE al voto útil, en resumen, no es tal sino el gran fraude que ha venido agitando durante todo este tiempo para seguir desarticulando los valores de izquierda, perpetuarse en el poder y conservar intacto este sistema esperpéntico y fraudulento de política y de reparto de escaños al que quieren reducir la expresión de la democracia. Es un voto completamente inútil para la izquierda porque no proviene sino de renunciar a la posibilidad de cambio o de la ignorancia. Lo mismo de inútil en términos prácticos que el de "pasar de la política" o el de aquellas otras opciones que, aun siendo respetables en cuanto a sus distintas motivaciones, propugnan la abstención, el voto nulo o incluso el voto en blanco puesto que con ninguna de ellas se contribuye desde la izquierda a configurar ese contrapoder alternativo que es necesario tener en lo institucional. 

El verdadero voto útil de la izquierda es el voto crítico, el que se ejerce como resultado de una reflexión racional, apostando por otras opciones políticas que sean más acordes y coherentes con lo que luchamos, con lo que deseamos y estamos dispuestos a conseguir, con la profunda convicción de que la acción de introducir una papeleta en una urna es la materialización de una voluntad de cambio que no se resigna ante lo que hay, que exige su derecho a participar en lo público y que, en consecuencia, apuesta por una alternativa de transformación. Un voto que lleve al terreno de lo institucional lo que día a día se complementa en la movilización social y en los foros y colectivos donde se lucha por otro mundo posible y necesario. 

La cuestión crucial, por tanto, no es decidir entre voto útil o no -o tan inútil, según se mire-, sino decidir entre ser una persona adocenada o una persona libre y protagonista del destino personal y colectivo al que aspiramos, además de comprometida y coherente con las ideas por las que nos rebelamos y luchamos. El 20-N estamos convocados a ello.