La reforma constitucional, que apoyan PSOE y PP, constituye una auténtica tenaza que limitará, de forma muy severa, la capacidad de gobernar a nuestros ayuntamientos y a nuestra Comunidad Autónoma. Ahora, son los mercados los que mandan y nuestro gobierno y el PP sus sumisos lacayos.

No hay reforma para que paguen más los ricos, no hay reforma para regular los mercados financieros, no hay reforma para perseguir el fraude fiscal, no hay reforma para frenar la especulación. ¡No!, no hay reformas para corregir las causas reales de la crisis, ni para apartar de la cosa económica a los responsables de tantos desmanes.

El coste de la crisis se pretende hacer recaer, únicamente, sobre las clases populares y las clases medias. Salvamos con miles de millones de euros a la banca y a los especuladores inmobiliarios de nuestro país, por sus meteduras de pata y de mano. Y el incremento del déficit y la deuda pública, sin embargo, debemos pagarlo entre todos. «Yo, rico, me forro con avaricia a costa de todos vosotros y, si se me rompe el saco de billetes por exceso de peso os pongo a trabajar, pueblo, como esclavos para remendarlo y volver a llenarlo».

La reforma constitucional representa un acto de cobardía antidemocrática. La modificación del artículo 135 es sustancial. Aunque formalmente no afecte a derechos fundamentales, materialmente sí lo hace, ya que tal modificación repercute en los aspectos esenciales recogidos a lo largo y ancho del texto constitucional. Por ello, está más que justificada una consulta popular precedida de un debate social sobre la conveniencia o no de tal modificación.

Afectará de forma irreversible a la financiación de nuestros ayuntamientos y a la de nuestra comunidad autónoma. Y, en consecuencia, las inversiones en educación, en sanidad y en políticas sociales se verán irremisiblemente recortadas. Precisamente, cuando más necesario es la extensión del manto protector del Estado de Bienestar para afrontar las situaciones de quiebra social, más fustigan con el látigo y la tijera a los más desfavorecidos. En nuestra región hay más parados, más pobres y excluidos sociales, más desahuciados, más fracaso escolar, más listas de espera en la sanidad y, como colofón, las consecuencias socioeconómicas de un terremoto en Lorca. La respuesta de PP y PSOE: más tijera y más latigazos. El polo neoliberal que nos ha conducido a este desastre pretende aplicar las mismas recetas para incrementar el beneficio de las rentas del capital en detrimento de las rentas del trabajo.

Hay, por el contrario, una alternativa que pasa por resolver lo que en el fondo no es más que una crisis de ingresos. Reforma fiscal y lucha contra el fraude fiscal para que con más ingresos incrementemos la inversión pública y creemos más y mejor empleo.

En Japón, tras el terremoto de Fukushima, la respuesta del Estado fue una fuerte dotación de recursos económicos para la reconstrucción que ha traído como consecuencia un importante crecimiento del PIB. El pueblo debe hacerse cargo de su propio futuro con democracia participativa.

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José Antonio Pujante es Coordinador de IU-Verdes de la la Región de Murcia