La minoría en España es Madrid PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Raúl Solís.   
Martes, 14 de Julio de 2020 11:20

Los ciudadanos gallegos y vascos han hablado de forma contundente. En ambos territorios han subido dos formaciones que, siendo independentistas, han hecho campaña desde lo social con la intención de comerse al electorado de Unidas Podemos, que ha sufrido, hasta desaparecer del Parlamento gallego, la no construcción de estructuras territoriales y una estrategia, modos y formas políticas muy vinculadas a la M30.

Como mayor urgencia, a la formación morada le urge hablar todos los acentos y lenguas de España para lograr implantación territorial y obtener resultados electorales que también le permitan influir en la política autonómica y municipal. Del mismo modo que a Podemos, a España también le urge un impulso federalista y republicano que permita mirar de tú a la degradación de la monarquía y a la pulsión federalista que se da en las nacionalidades históricas, que todas juntas suman el 40% de la población española, aunque el centralismo convierta en noticia nacional un eructo del alcalde de Madrid.

En las nacionalidades históricas incluyo a Andalucía, Cataluña, Galicia y País Vasco, las que tienen ese rango constitucional, pero si extendemos la definición a comunidades autónomas con existencia de realidades nacionales y partidos territoriales en sus hemiciclos, la lista aumenta: Valencia, Canarias, Baleares, Aragón. Más de 30 millones de habitantes, dos terceras partes de la población española, vivimos en la periferia de Madrid. Sin embargo, las estrategias políticas de la izquierda, no sólo Podemos, siguen siendo madrileñas. Lo realmente minoritario en España es Madrid.

No se trata de convertir a los madrileños en los enemigos de andaluces, canarios, valencianos o gallegos. Justamente se trata de evitar eso y sólo se puede evitar desde la existencia de una formación política progresista que defienda las identidades periféricas, no desde lo simbólico, que también, sino sobre todo desde lo material.

Que de los 10 barrios más pobres de España, todos menos uno sean andaluces no es casualidad y tiene una lectura social pero también territorial. Que las ciudades con más paro de España sean todas andaluzas, no es un símbolo, es algo material. Que la esperanza de vida en un pueblo de Cádiz sea ocho años menos que en Navarra, se llama pobreza, desigualdad y retraso relativo en el cuarto Estado con mayor PIB de la Eurozona.

Que la renta media anual en Jaén sea de 8.000 euros al año y en Madrid de 28.000 euros o que Madrid acumule la mayoría de ciudades con mayor renta per cápita, tampoco es casualidad, se debe a una forma de estructurar España desde lo fiscal, económico y también desde el modelo productivo. No es casualidad tampoco que las primeras industrias que se deslocalizaron en los 80 y 90 fueran andaluzas, de las pocas que había, y que la crisis de 2008 haya arrasado con el tejido productivo valenciano hasta ingresar la Comunidad Valenciana en la liga de la España pobre.

Tampoco es casualidad que Granada, Jaén o Córdoba soporten una fuerte desigualdad con respecto a Sevilla o Alicante con respecto a la provincia de Valencia. El centralismo es de ida y vuelta y sólo una España federal puede evitar que Madrid, por ser capital del país, se quede con el IVA de lo que se produce en Andalucía y se vende en Valencia. Se habla mucho de los paraísos fiscales dentro de la UE, pero Madrid funciona, con respecto a la periferia de España, como un paraíso fiscal y eso es fruto del modelo territorial. Por no hablar del sistema ferroviario en regiones periféricas como Extremadura.

Habrá quienes quieran interpretar que los resultados electorales en Galicia y Euskadi son fruto de un arranque de independentismo, pero la realidad, así lo dicen las encuestas, es que en ninguna de estas dos naciones históricas hay mayoría independentista. Lo que sí hay es una gran mayoría de ciudadanos disconformes con el Estado territorial, que es también la organización social, y han entendido que votar a BNG, Bildu o PNV es la mejor manera de introducir en la agenda estatal su descontento.

Las grandes hegemonías del PSOE andaluz fueron posible porque era considerado el partido de Andalucía, lo mismo que le ocurría al PP valenciano o le pasa al PP gallego, sin embargo, Podemos sigue siendo visto como un agente extraño y urbano que es útil votar para las elecciones generales pero no tanto en lo autonómico o municipal, donde sus candidatos y líderes son auténticos desconocidos.

Quizás uno de los grandes errores de Podemos fue no presentarse a las elecciones municipales de 2015, que hubiera permitido anclarse a los territorios con su propia marca y evitado el uso interesado que hicieron muchos arribistas que se arrimaron cuando ser de Podemos era cool, fácil, sexy y aseguraba cargo público, pero no se trata de mirar atrás, sino de hacer lo que no se ha hecho.

Descentralizar significa más democracia, no independencia ni reinos de taifas. Federalismo y republicanismo son dos vectores de una misma pulsión de cambio que se van a solidificar en poco tiempo, toda vez que los escándalos de la monarquía son insoportables e imposibles de esconder.

La crisis territorial y de modelo de Estado sólo está hibernada por la brutal emergencia social, pero sigue ahí, latente, y se ha expresado de forma indisimulada en cuanto se han abierto las urnas. En pocos meses habrá elecciones en Cataluña y se volverá a evidenciar que la minoría en España es Madrid. El PSOE ha hecho cosas muy bien. Una de ellas es la descentralización de sus estructuras territoriales, lo que le permite presentarse con solvencia a elecciones municipales y autonómicas. Igual la nueva política tiene que aprender un poquito de la vieja si quiere ser útil e influyente más allá de la M30.

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Fuente: La Última Hora