Foco y penumbra PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por José Juan Hdez /UCR   
Miércoles, 17 de Julio de 2019 16:57

El titular principal dice así:
“Detienen en España a un venezolano acusado de quemar vivo a otro en las protestas de 2017”.
Los dos subtítulos, se supone que con función aclarativa, completan la noticia de la siguiente manera:
“Enzo Franchini Oliveros está acusado en Venezuela de haber quemado vivo a un joven de 22 años”.
“Sucedió durante la oleada de protestas antigubernamentales que registró el país”.
Todos sabemos que la mayoría de los lectores de prensa generalista, ya sea en papel (cada vez más cercana a su óbito) o en Internet, salvo que la noticia les interese mucho, suelen leer título y subtítulos. Puede ser porque cada uno profundiza en lo que le interesa o porque el tiempo no alcanza ante el enorme flujo informativo, aunque paradójicamente en muchas ocasiones ese flujo tiene sobre todo un aliento desinformativo y, lo que es peor, deformativo.


La noticia que arriba reflejo la ofreció el 11 de julio el digital “20 minutos”.


Imagino, especulo, que los fundadores de ese diario con el nombre quisieron plasmar una estimación del tiempo aproximado que un lector medio, sumergido en la vorágine cotidiana, emplearía en informarse a través de su cabecera. Estarán ustedes conmigo si estimo que en veinte minutos es muy difícil ir más allá de las entradillas, incluso siendo bastante selectivo. Un par de artículos de opinión y un par de noticias completas pueden llevarte, minuto arriba o abajo, ese tiempo. Al resto una miradita por encima y va que chuta.


Todo lo anterior lo explico para destacar que ese resumen de la noticia que nos ofrece, titular y subtítulos mediante, el propio medio informativo, es básico y, lo más importante, casi nunca es inocente.


Venezuela, el leviatán, ese monstruo que devora o abrasa (perdóneseme un cierto juego macabro con el lenguaje) a sus hijos. El estado fallido del que hoy hablaba contrito, en una entrevista para El Mundo, Íñigo Errejón, pidiendo disculpas por un día, eones ideológicos atrás, en que tuvo la osadía de decir que en Venezuela se hacían tres comidas al día. Que importante es la comida en Venezuela y que guapas son las mulatas en las playas de Ipanema, aunque Brasil tenga un presidente fascista que hace una semana defendió el trabajo infantil en un país donde más de 5 millones de niños, que viven en la pobreza extrema, desconocemos cuantas comidas hacen al día para despreocupación del señor Errejón.


Si estamos avizores no nos engañarán, trabajen por minutos o por horas, estos animalillos informativos, supuestamente neutrales, que siempre derrotan hacia la derecha. Y ese titular, falsamente aséptico, es tramposo. No tengo ninguna duda de que si el asesinado hubiera sido opositor nos habrían colocado un titular diáfano, inequívoco: “Detienen en España a un chavista acusado de quemar vivo a un opositor en las protestas de 2017”. Pero no. El chavista, además negro, fue el quemado. Disimulemos, pues. Penumbra. Al menos para aquellos que se quedan en el titular, la mayoría, y murmuran para sí, asqueados: “¡puto Maduro!”.


Hay una anécdota, atribuida al periodista Eugenio d´Ors, contada por Eduardo Haro Tecglen, que dice que cuando le dictaba un artículo a su secretaria le preguntaba:


“¿Ha quedado esto claro?”
“Sí, maestro”.
“Pues oscurezcámoslo”.


En la prensa y en los medios informativos dominantes actuales hay una legión de oscurecedores y focalizadores. Especialistas en la penumbra y el foco que realizan una tarea u otra, con el mismo fin, según se tercien las necesidades del momento.


Penumbra y fugacidad informativa acompañaron a la detención en Sevilla de un miembro del séquito del ya citado presidente brasileño Bolsonaro al que le fueron incautados, a finales de junio, cuando iban en tránsito hacia la cumbre del G-20 en Japón, 39 kilos de cocaína. Un sargento, sin encomendarse a nadie se aventura a llevar una maleta cargadísima de cocaína en un viaje oficial. A mí, sin ser un lince, no me cuadra. Un tuit de Bolsonaro diciendo que se le aplique todo el peso de la ley, pelillos a la mar, y después silencio. Imagínense que ese séquito es el del presidente venezolano Maduro. Hoy, veinte días después, los grandes medios españoles seguirían perpetrando, con el foco a pleno rendimiento, su masacre mediática.


Cuando estaba terminando este texto, la noche del 15 de julio, el digital Público sacó una exclusiva que defiende que el imán de Ripoll, acusado de ser el cerebro del atentado de Las Ramblas el 17 de agosto de 2017, estuvo hasta ese mismo día “monitorizado” por el CNI. Público anuncia que hará nuevas revelaciones en los próximos días. Desde luego, quién esto escribe no está en disposición de juzgar la veracidad o falsedad de la información de Público. Hago referencia a esa noticia en este texto porque me reafirma en mi teoría del foco y la penumbra. El titular de Público es con letras enormes. Foco total. En el resto de la prensa estatal con sede en Madrid, mientras escribo estas letras 24 horas después de publicada la noticia, reina un silencio absoluto y extraño teniendo en cuenta la envergadura de la noticia. Penumbra total. Solo una excepción: en la aldea gala catalana sus medios si han difundido con sumo interés esta noticia. Pero no pensemos que hay empate, al menos por ahora: salvo para quiénes nos informamos de manera activa, o son muy activos en las redes, una inmensa minoría, esta noticia está en la penumbra.

 

Artículo también publicado en la página personal del autor: El Blog de José Juan Hdez

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Ver en Público: Detenido en España un venezolano acusado de quemar vivo a Orlando Figuera

El joven Orlando Figuera envuelto en llamas.- AFP