Las cloacas y fusilamiento de la prensa critica PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Patxi Ibarrondo   
Miércoles, 10 de Abril de 2019 04:35

En estos días se habla de la corrupción suficientemente generalizada del periodismo en nuestro país. La podredumbre de la ética periodística es regla más que excepción y además rentable: regalos diversos del Poder a cambio de silencio de “affaires” evidentes, o bien miedo a decir las verdades por si acaso llovían despidos; sobornos y concomitancias con el poder, etcétera. Todo este escándalo ha estallado a raíz de unas ilegales investigaciones, de una policía secreta al político de Podemos Pablo Iglesias…. Lo que se dado en llamar “las cloacas del Estado”.

El asunto concierne sobre todo al Partido Popular. En el momento en que se dio la orden de hacer el juego sucio. el ministerio del Interior estaba dirigido por Jorge Fernández un insólito ministro del Opus Dei que prendía medallas a la Virgen María. El presidente era Mariano Rajoy. Los esbirros de la trama pretendían sacar a relucir cosas que llevarían al ojo del huracán al movimiento político Podemos.

La lenidad del periodismo patrio o cínico no es nada nuevo, en este país es la manera de ejercer la profesión. Los círculos del poder siempre procuran estar al quite y compensar la laxitud informativa. Eso, añadido al inaudito fenómeno la compra literal de los medios más conocidos e influyentes en materia de opinión pública. Luego, personajes espías de la catadura del comisario Villlarejo, con su visera y portafolios huyendo de los reporteros de a pie, no son propios de un país coherente con la democracia. Son más bien inefables viñetas de sobrepasado cómic.
En este menesteroso país la pésima memoria es una manera normal de estar en el mundo. El silencio siempre es rentable. Así pues, el escándalo de los servicios de “inteligencia”, y utilización mendaz de las cloacas, no es algo nuevo en la sopa hedionda del país. En su momento, por las mismas cloacas pululó un GAL, Hubo el presidente Felipe González (PSOE), y un aventado Barrionuevo, un siniestro cuartel de Intxaurrondo y un esperpéntico inspector Amedo; Y a sus órdenes, los consiguientes fontaneros mercenarios a sueldo del torturado secuestro y el inefable pistolón disuasorio en la frontera.

Y para la Prensa con memoria y que no se dejaba “alquilar”, llegaba puntual el interminable pedrisco y el suicidio mortuorio. Ese fue el caso de LA REALIDAD (1):

Fue un lunes cuando me enteré de que ya no podríamos seguir, publicando el periódico. Una de las interminables querellas del PP había dado en la diana. Una jueza ávida de sentencias llamativas, Laura Cuevas, encontró que habíamos menoscabado gravemente el honor de un jerifalte de la derecha, con varios cargos públicos y provinciales. En 24 horas me encontré sin cabecera y sin el mobiliario de redacción. Embargo preventivo. Como director de la publicación, solo pude despedirme de los lectores y del personal de la redacción.

Los periodistas que trabajamos en el semanal “LA REALIDAD”, único periódico semanal cántabro crítico que salía a los quioscos cada lunes, fuimos objeto de una auténtica cacería por parte del PP de esta región, cuyo presidente era el senador Gonzalo Piñeiro, no olvidemos que en Cantabria el amo absoluto era entonces Emilio Botín.

Nuestra desgracia y cierre por sentencia judicial de 120.000 euros, fue publicar que un alto cargo de ese partido hizo un viaje a Suiza para recabar fondos, cara la elecciones que ganó Aznar. El acoso fue constante asfixiante, nos expulsaban de las ruedas de prensa, hubo amenazas y querellas constantes pero, efectivamente, antes ya se quiso “alquilar” la independencia del periódico, mediante emisarios de la mafias del urbanismo salvaje especulativo. Efectivamente, uno de los capos de las contratas públicas se jactaba de que públicamente de que “a los periodistas se les compraba o se les destruía”.

Así que tiene razón David Jiménez (2) cuando cuenta estas corrupciones del sistema en su libro. Eso ocurría en las altas esferas de Madrid y también en provincias. LA REALIDAD la hundieron por no querer quebrar yo el secreto profesional, desvelando mis fuentes de información respecto al viaje a Suiza de marras. Luego ya estalló el escándalo a nivel estatal: Bárcenas había sido senador por Cantabria en ese tiempo. Lo fue hasta que estalló el caso Gürtel. Lo incluyeron en las listas electorales Francisco Álvarez Cascos y Gonzalo Piñeiro; en sus famosos “Papeles”, donde se refleja el manejo de fondos cuyo destinatario era el PP cántabro. Entre otros muchos, naturalmente..

David Jiménez y Pascual Serrano desvelan ahora lo que era un secreto a voces dentro de la profesión. El ataque desaforado a Pablo Iglesias y Podemos ha puesto el dedo en la llaga, urge depurar las aguas malolientes del oficio periodístico en España. Recuperar la ética “distraída” por las malas costumbres y poner la verdad por delante de los intereses bancarios y demás “lobbies” económicos que manejan el Poder sin freno alguno.

Notas:
1.- Diálogos con… Patxi Ibarrondo
2.- El Director
3.- Pablo Iglesias, los bancos y los medios

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Fuente: Loquesomos