La violencia policial y el descrédito de los políticos PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Arturo del Villar / UCR   
Viernes, 10 de Junio de 2011 05:17

Violencia policial    Noticias complementarias de este jueves negro: la Policía monárquica ha cargado violentísimamente contra manifestantes pacifistas en Valencia y en Santiago de Compostela, causando heridos y llevándose detenidos, al tiempo que el barómetro de abril del Centro de Investigaciones Sociológicas constata el menosprecio de los vasallos de su majestad el rey católico por la clase política dirigente.

 

   Los extremistas de derechas han conseguido su propósito. Emisoras de radio, cadenas de televisión y diarios de extrema derecha llevan desde el 15 mayo aullando que se emplee mano dura contra los pacifistas acampados en las plazas públicas. Don miles: empezaron los jóvenes sin trabajo y sin perspectivas de obtenerlo, y después nos unimos a ellos los cansados de resignarnos a soportar este estado del reino.

   A los extremistas de derechas les horroriza que haya quienes protesten contra la corrupción política de la monarquía del 18 de julio. Se sienten aludidos con esa protesta que ha llevado a miles de vasallos de su majestad a las plazas públicas, porque ya estamos hartos de soportar esta corrupción política que conlleva una corrupción económica y una degradación social.

   Durante la dictadura los llamábamos grises, por el color de su uniforme; ahora son azules, el color del uniforme de Falange Española, pero sus métodos son iguales: reprimir a la población cuando intenta manifestar pacíficamente su opinión. Nos quedábamos roncos gritando: "Policías, asesinos." Eran los enemigos del pueblo, las fuerzas del orden dictatorial. Han cambiado el color del uniforme. 

Son los mismos 

   Ninguno de los policías represores durante la dictadura ha sido juzgado por sus crímenes, ninguno de los torturadores de la Dirección General de Seguridad, ni de los fiscales que pedían penas de muerte para los detenidos, ni de los jueces que las dictaban, ni de los militares que las ejecutaban. No ha habido ningún cambio en este país, fuera del paso de la dictadura personal a la monarquía instaurada por el dictadorísimo para continuar su régimen genocida. El aparato es el mismo.

   La monarquía del 18 de julio instaurada por el dictadorísimo asumió a todos los genocidas de la dictadura. Algunos, como el ministro Manuel Fraga, todavía ocupan cargos políticos; otros son hijos de los sicarios de la dictadura menos longevos.

   No ha cambiado nada. El presidente de las Cortes Valencianas, Juan Cotino, miembro de la secta ultraconservadora del Opus Dei, en la que se apoyó la dictadura, ha plantado un crucifijo en la mesa presidencial porque le da la gana. La Constitución vigente señala que "ninguna confesión tendrá carácter estatal" (16:3), pero la Iglesia catolicorromana sigue imperando igual que lo hizo durante la dictadura. La única diferencia es que los cardenales y obispos ya no levantan el brazo derecho ante los militares. Lo ocupan en recoger el dinero que les da el Estado.

   Contra estas situaciones ilegales y otras corrupciones se manifestaban pacíficamente los disconformes ante las Cortes Valencianas, cuando la Policía monárquica cargó ferozmente contra ellos, según demuestran las fotografías colgadas en la red electrónica. Los azules con casco, porra y pistola apalean y arrastran a chicos y chicas que permanecían sentados en el suelo, exhibiendo pancartas con los motivos de sus quejas, que son las de todos los vasallos de su majestad sin escaño. 

Sólo hay dinero para la guerra 

   El déficit del reino está siendo censurado por las autoridades comunitarias y por los organismos internacionales: no podemos continuar así. El déficit acumulado por los gobiernos autonómicos asusta al Fondo Monetario Internacional lo mismo que al Banco de España. No disponemos de recursos para pagarlo. Las deudas de las comunidades autónomas a sus proveedores arruinan a los empresarios. La sanidad pública está en fase crítica por el mismo motivo. El sistema bancario ha sido sometido a una tremenda remodelación, que no evita su asfixia.

   No obstante, el reino se permite gastar cuatro millones y medio de euros diarios en mantener tropas españolas en misiones extranjeras al servicio del imperialismo gringo. Cuando la economía del reino asusta y preocupa a los organismos financieros de todo el mundo, la ministra Carme Chacón, alias la Niña de la OTAN, garantiza en Bruselas, durante una reunión de ministros de Defensa de la Organización Terrorista celebrada hoy, prorrogar indefinidamente la presencia militar española en Libia, para seguir matando a la población civil, niños incluidos.

   Y su compañera Trinidad Jiménez, alias Trini Vacunas, participa en otra reunión en Abu Dabi, asimismo organizada por la Organización Terrorista del Atlántico Norte, y promete colaborar con un dinero que no tenemos a la continuación del asedio a Libia. Cinco millones de parados piden limosna por las calles españolas.

   El Imperio lo exige. Igual que sucedía durante la dictadura. 

El desprestigio político 

   Se entienden muy bien los resultados del barómetro de abril elaborado por el Centro de Investigaciones Sociológicas. No se consultó a los acampados, porque todavía no ocupaban las plazas públicas, aunque las respuestas de los encuestados dicen lo mismo que ellos. Resumimos los datos más significativos.

   Cómo valoran la situación política del reino: el 38.9 por ciento mala, el 26.7 muy mala, y el 25.6 regular. El principal problema para los vasallos: en tercer lugar figuran los partidos políticos para el 21.5 por ciento, tras el paro y la situación económica, que es lo mismo, y que deriva de la actuación de los dirigentes políticos.

   Los vasallos dicen hablar muy poco de política con sus familiares y amigos, además de no participar en actividades políticas. Es lógico en el reino del fútbol.

   Sobre qué partido, el llamado Popular y el que se dice Socialista, está más implicado en casos de corrupción, el 37.1 por ciento cree que los dos igual.

La gestión del Gobierno es valorada como regular por el 32.4, y mala por el 32.3, mientras la labor de la oposición es mala para el 31.6 y regular para el 30.7. El presidente Rodríguez no inspira ninguna confianza al 47 por ciento, y poca al 33.9. El opositor Rajoy no le inspira ninguna al 46, y poca al 34 por ciento. La valoración de los ministros es pésima; encabeza el listado la inefable Leire Pajín, claro está.

   ¿Invadirá la Policía monárquica el CIS y detendrá a sus dirigentes por difundir estos datos tan negativos para los políticos? Sería lo lógico, tras las cargas de hoy contra quienes opinan de esa misma manera en las plazas públicas del reino.