Tres mensajes claros PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Julio Anguita   
Domingo, 31 de Diciembre de 2017 05:39

Más allá de los análisis sobre avances, retrocesos o descalabros electorales del 21 D, hay una evidencia que las fuerzas políticas catalanas o españolas no deberían obviar: el triple mensaje que las urnas han lanzado tanto a tirios como a troyanos.

El primero es para el PP y sus acompañantes en la torticera interpretación y aplicación del artículo 155 de la Constitución. No ha servido para nada. NI tampoco el ardor patrio mesetario del ¡a por ellos oé¡. El independentismo resiste, demostrando con ello que el problema no se resuelve con jueces ni tampoco con policías. El Gobierno y las demás fuerzas políticas están obligados a dialogar y a ofertar un proyecto constitucional en el que Cataluña y los demás entes territoriales se encuentren cómodos como integrantes de un marco común de convivencia y colaboración solidaria. La práctica del dontancredismo político y del espléndido autismo de Rajoy se ha venido abajo. Los autodenominados constitucionales, más allá de las lógicas alegrías por los buenos resultados puntuales, deben asumir que al final no cabe la resistencia sin proyecto alternativo.

El independentismo, cara al futuro más inmediato, debe ser consciente de que la vía unilateral a la independencia no cuenta con el apoyo suficiente, ni antes ni tampoco ahora. Sus legítimas aspiraciones no pueden manifestarse con un discurso y unas propuestas descabelladas, irrealizables en el actual marco español y de la UE. El humo vendido anteriormente debe ser sustituido por un proyecto que asumiendo la realidad política y electoral pueda conducir a una negociación con el Estado español y las fuerzas políticas y sociales acerca del modelo de integración, o de separación en su caso. No se puede emocionar a las masas con proyectos sin el respaldo suficiente y también sin modelo alternativo perfectamente concebido.

Siempre es difícil articular una tercera vía; sobre todo cuando el conflicto se polariza radicalmente. Pero la dificultad inicialmente existente se torna en incomprensión cuando el discurso, la propuesta que se pretende superadora de los dos antagonismos, carece de unidad de mensaje, voces y actitudes. Una tercera vía no es, en absoluto, la exhibición de un eclecticismo titubeante. Precisamente necesita, además de suplir las carencias antes apuntadas, de un perfil inequívocamente alternativo y claramente diferenciado de ambos antagonistas. En común Podem debe instalarse, a mi juicio, en la alternativa clara, inequívoca y muy a ras de tierra.

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Fuente:El Economista