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Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Germán Ojeda Méndez Casariego /UCR   
Sábado, 07 de Octubre de 2017 05:24

Me parece increíble que el gobierno español, la derecha española tradicionalista, siga sin reconocer el “hecho diferencial catalán”. Por mucho que hayamos estado juntos los últimos cinco siglos, por mucha historia y mucha opresión burguesa (y mucha resistencia proletaria) que hayamos compartido, por mucho intercambio que hayamos tenido, hay que reconocer que son diferentes. Son gente con otra lengua, otra cultura ancestral, otro carácter, y quieren que esa diferencia se vea plasmada en lo institucional.

La respuesta de nuestra derecha es arrasadora: Negación absoluta al diálogo, amenazas, desprecio, boicot. Cuando Cataluña aprueba un nuevo estatuto, y el propio parlamento español lo ratifica, ellos apelan al Constitucional, convertido en poder legislativo superior, y lo recortan. Ellos, que cuando necesitaron su apoyo, dijeron sin rubor que “hablaban catalán en la intimidad”. Aquellos polvos trajeron estos lodos.

Pero también sigo sin comprender qué ilusión absurda lleva a mis amigos catalanes a responder a aquellas burdas agresiones buscando separarse del resto de pueblos ibéricos, que sin ellos ya no serían España, sino Castilla, Andalucía y poco más. Dentro de la diferencia, tenemos mucho en común, y juntos seremos siempre más fuertes, más ricos, más plenos. Hemos compartido desgracias, hemos combatido juntos a la dictadura, y compartimos también en su día la ilusión de la libertad. No se deben confundir: Madrid nunca fue la opresora de Cataluña. Madrid fue el último bastión de resistencia al fascismo, mientras la burguesía catalana hoy victimista adhería con fervor al nuevo orden, una vez derrotada la República. Por eso no puedo entender a una presunta izquierda que hoy es capaz de aliarse con la derecha catalana primando la utopía arcádica del aislamiento antes que la unión con sus hermanos de clase en pos de la redención social.